Una historia de amor marcada por el dolor.
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Capítulo 20
...Kimberly Miller...
Después de pasar horas en una reunión, corrí a la escuelita donde Jade se quedaba y la recogí. Ella, como siempre, me contó cómo fue su día y dijo haber hecho un nuevo amiguito.
- Mamá, ¿podemos ir a la heladería? ¡Por favor! - pidió con las manitas juntas - ¡Fui una niña buena!
Reí y ella me dio una sonrisa linda.
- ¡Ok! Pero solo una bolita, ¿está bien? Si no, ¡no cenamos! ¡Ahí la señora Vera no se pone feliz! ¿Quieres dejarla triste?
- ¡No! ¡No quelo! - habló desde su sillita en el asiento de atrás.
Vera era la señora que me ayudaba en casa. Ella es un ángel en mi vida. Me ayudaba en todo en mi casa y aún cuidaba de Jade cuando yo necesitaba.
- ¡MAMÁ CUIDADO! - Jade gritó y yo pisé el freno bruscamente antes de casi alcanzar a un hombre que corría en la calle.
No llegué a alcanzarlo pero, vi que se asustó. Él estaba con una sudadera gris y pantalones del mismo color. Él usaba un tipo de pasamontañas y la capucha de la sudadera.
- ¡Quédate en el coche querida! - pedí temblorosa y quité el cinturón.
Bajé del coche y fui hasta el hombre que me miraba.
- ¿Estás bien? Mira, ¡perdóname! ¡No te vi antes! No quería atropellarte, ¡te juro! ¿Llegaste a lastimarte? - hablaba yendo en su dirección.
Cuando vi sus ojos me congelé. ¿Tendría otra persona con los ojos tan intensos? ¿Sería posible alguien tener los mismos ojos que el progenitor de mi hija?
Como si estuviese en cámara lenta, él quitó la parte de abajo del pasamontañas y yo aún pensaba ser alguna coincidencia o que él tuviese un doble. Pero entonces, él habló mi nombre.
- ¿Kim? - él murmuró pareciendo no creer. Él estaba diferente. Estaba con la barba grande, pero bien cuidada.
Miré para el coche con miedo de que él viese a mi hija.
- ¿Te lastimaste? - pregunté mirando y él balanceó la cabeza negativamente. - ¡Ok! ¡Me voy entonces! ¡Me disculpa! - caminé hasta mi coche y cuando fui a entrar sentí que él sujetó mi brazo levemente.
Me giré espantada. Él iba a ver a Jade. Y cualquier uno que nos conozca y vea los ojos de Jade sabrá que ella es hija de él. Y eso sería una molestia.
- ¡Espera! ¡Déjame hablar contigo! - me giré bruscamente.
- ¿Hablar qué? - pregunté y él quitó la capucha.
- ¡No te veo hace años! ¡Desapareciste!
- Era lo que querías, ¿no es? - pregunté irritada y él dio un paso para atrás, retrocediendo con mi tono.
- Yo... - intentó hablar pero yo no dejé.
- ¡Adiós Lance! Si te lastimaste, entra en contacto con el tío Robert, él correrá con cualquier infortunio.
- Nunca pierdes la chance de tirar tu dinero en mi...
- ¡Suenas como tu amiguito! ¿Ustedes están casados? ¡Espero que sí, ya que ustedes se merecen! - estábamos hablando alto y vi algunas personas acercarse.
- En verdad, me lastimé, ¡llévame al hospital! - él soltó con rabia y yo entré en pánico. Él sujetó mi brazo y yo me congelé de nuevo.
- ¡No me toques! - hablé con brutalidad.
- ¿Mamá? - Jade llamó desde dentro del coche y nosotros dos congelamos.
Johnny demoró algunos segundos para actuar. Él fue en dirección a la puerta de atrás del coche y yo intenté impedir, pero él me apartó y abrió la puerta.
Cerré los ojos y suspiré. Él descubrió.
¡Él sabe, porra!
Él viró sus ojos para mí y yo vi dolor en ellos. Él miró para dentro del coche otra vez y después cerró la puerta.
- ¡Tienes algo para decirme Kimberly! ¡Porra! ¡Eres la misma mentirosa de siempre! - gruñó.
- ¡No oses insultarme, su idiota! ¡Yo no soy más aquella mujer indefensa que tú humillabas siempre que querías! - hablé con rabia.
Él se aproximó casi encostando el cuerpo en el mío.
- ¡Entonces dime que no es lo que estoy pensando! ¡Dime que tú no me escondiste a esa niñita! ¡Dime que mis ojos me están jugando una pieza y aquella criatura no tiene los mismos ojos que los míos! ¡Dime que ella no es mi hija! - exigió.
Suspiré y vi a unas personas sujetando celulares para comenzar a grabar, entonces yo hablé lo que impediría de salir en un periódico en las próximas horas.
- Entra en el coche, por favor.