Todo mundo habla de un asesino y sus terribles ejecuciones.
Es un asesino despiadado, el cual vive oculto bajo las sombras y ninguna persona conoce su rostro.
Ese asesino despiadado se verá obligado a unir su vida en matrimonio con una hermosa mujer desconocida, la cual cambiará su mundo para siempre; lo llevará por un camino de desesperación, dolor y sufrimiento, pero a su vez esos caminos le enseñarán sobre la verdadera pasión y el amor.
Vivirá al filo de la navaja llevando dos vidas:
Una, cuidando con amor y pasión a su esposa para hacer el marido perfecto ante los ojos de la sociedad.
En la otra, ejecutando a los que asechan a su mujer, ocultando su rostro tras las sombras.
¿Cómo podrá protegerla sin que ella lo descubra? ¿Cómo soportará vivir dos vidas?
Al final de esta increíble historia de acción, muerte y amor, ¿Qué vencerá, el amor o su vida como asesino?
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CAPÍTULO 08
Mauricio estaba pagando las argollas de matrimonio y platicando con la mujer que le cobraba; eso le agradaba a Nain, porque pudo ver detenidamente el anillo.
Estaba encantado, imaginándoselo en la mano de ella, sin querer sonríe y aprovechando la distracción de su amigo, le pide a otra de las trabajadoras que se lo mostrara; al tenerlo en su mano, supo que era el indicado para ellos.
Se lo entregó a la joven, no dijo nada, solo pensaba que iba a regresar por ese anillo y buscaría la manera de entregárselo, aunque fuera un matrimonio falso; él pensaba que tal vez sería bueno darle un poco de alegría a esa jovencita que le había destrozado la vida, dejándola deforme.
A los 30 minutos le entregaron las argollas en una pequeña caja, muy sencilla, de color negro, en forma de un cuadro; los dos salieron de la joyería y regresaron al registro civil, donde estaba María Eugenia esperándolo.
Nain al bajar del taxi, empezó a sentirse nervioso; era algo ridículo para él, pero sus manos no dejaban de temblar, a pesar de que mentalmente se regañaba y trataba de controlarse.
María Eugenia y Lulú estaban sentadas en una de las bancas cerca de la puerta del juzgado. Las dos estaban platicando, ella estaba sonriendo, se miraba feliz, realmente era para no creer que se acababa de casar con un completo desconocido.
En el momento en que los dos llegaron con ella, Mauricio rápido le hizo una seña, para que le entregara las argollas.
Nain tenía la idea de lo que se hacía, porque lo había visto en películas, en algunos restaurantes donde le habían tocado trabajos, ese hombre que lo cuidó de niño también se lo había explicado; terminó suspirando profundamente, pensó en cómo sería la mejor forma y en ese momento se pone de rodillas, frente a ella.
Sacó la pequeña caja de su pantalón, la abre y ella se sorprende al ver las argollas. Nunca se esperó algo así, se iba a poner de pie de lo sorprendida que estaba, pero Nain tomó su mano izquierda, no dejó que se levantara.
Nain se puso tan nervioso, que no supo qué decirle, solo se le quedó mirando a los ojos, como esperando una respuesta a una pregunta que solo se hizo en su pensamiento "¿Me aceptas como tu esposo?" Era lo que pensaba decirle, pero de lo nervioso que estaba, ni cuenta se dio que no dijo nada, que solo se le quedó mirando, esperando su respuesta.
María Eugenia sonrió con una felicidad, que no necesitó que le preguntara nada, era como si hubiera leído su pensamiento, con una emoción le contestó.
• ¡Sí! Nain, acepto ser tu esposa y me encantan las argollas de matrimonio, ya ponla en mi dedo, no esperemos más.
Nain estaba temblando, todos lo podían ver, era divertido verlo así. A cómo pudo le pone la argolla en la mano izquierda, en el dedo anular, le quedó a la medida, algo que a ella le sorprendió, pero no le preguntó, ¿cómo sabía su medida?
Tomó la otra argolla y se la puso a él, le sonrió de una manera dulce, en ese momento le dice.
• Nain, gracias.
Yo creo que vamos a estar bien y no quiero que tengas miedo, pienso cuidarte, protegerte, no pienso dejar que nadie te lastime.
Nain no se esperaba esas palabras, fue extraño escuchar que alguien dijera que lo iba a cuidar y proteger, se le hizo divertido, pero a la vez sintió un golpe fuerte en su pecho, porque su corazón se alteró.
No comentó nada, solo se paró y se alejó de ella, ese golpe en su pecho le desagradó, no le gustaba nada lo que esa hermosa mujer le hacía sentir cuando estaba cerca de ella, pero lo peor era cuando la tocaba.
María Eugenia se pone de pie y se despide de Mauricio. Le dió las gracias por acompañarlos en ese momento tan especial para ellos, después toma el brazo de Nain, lo hace ir hasta un taxi, suben los dos en la parte de atrás, en el asiento del copiloto sube Lulú.
Una vez que estaban arriba, María Eugenia le dijo la dirección al taxista.
Nain al escuchar la dirección, se sorprendió y en ese momento recordó lo que dijo Mauricio, sobre que ella era la única hija de la familia Romero; él sabía muy bien quién era esa familia y la dirección que acababa de dar era de la colonia más rica de la ciudad.
No entendía a dónde quería ir; moverse a ciegas lo desesperaba y deseaba preguntarle, ¿qué pasaba?, porque su rostro se había puesto serio, hasta parecía que algo la estaba atormentando.
Pero ahí estaban Lulú y el taxista, no quería que nadie supiera nada sobre su boda, al menos que ella lo dijera, eso lo entendió cuando estuvo a punto de decirle a Mauricio lo que había pasado, en el momento que ella lo interrumpió se dio cuenta de que no quería que nadie supiera lo que había pasado entre los dos.
Nain era un hombre inteligente, muy astuto, observador y tenía una muy buena técnica de deducción, algo que le ayudaba en su trabajo de mercenario, de asesino; tenía que esperar a estar solos para poder hablar con ella, entenderla un poco, porque realmente no sabía cómo deducir su forma de proceder, estaba intrigado con esa joven que se acababa de convertir en su esposa y que no conocía.
Se quedó en silencio, aunque no dejó de observarla; podía ver cómo iba frotando sus manos, cómo más de una vez contrajo su quijada, hasta la pudo ver susurrar algo y aunque era un buen lector de labios, no pudo leer los de ella.
Nain no le despegó la vista en todo el camino, solo esperaba el momento de estar a solas, para poder pedirle una explicación, porque a cómo estaban pasando las cosas, ya más parecía que había caído en una trampa de María Eugenia y eso sí le molestaba.
El camino duró casi 40 minutos. Nain estaba desesperado por saber a dónde quería ir María Eugenia, hasta que mira cómo el taxi entra a una mansión.
Era de las últimas casas de la mejor colonia de la ciudad, se podía ver que tenía un enorme terreno.
Era medio kilómetro de la puerta de entrada a donde estaba la enorme mansión y aunque estaba retirado, se podía ver.
Algo dentro de él lo hacía sentir incómodo, como si algo no estuviera bien y ese sentimiento lo tenía porque ella parecía nerviosa, hasta sus manos estaban temblando, por lo que miraba.
Cuando bajaron del taxi, Nain le pagó y justo en el momento en que se da la media vuelta, mira cómo un hombre mayor sale de la puerta de la casa, caminaba hacia ellos.
Parecía de una edad de 45 años o más, se podía ver molesto, pero lo que más le incomoda es la forma en que miraba a María Eugenia.
Nain sentía una atención desagradable, parecía que estaba frente a una bomba que estaba a punto de explotar y no se equivocaba. En el momento en que el hombre quedó frente a María Eugenia, enfurecido, le grita.
• Eres la peor hija del mundo, me has hecho pasar la peor vergüenza de mi vida.
María Eugenia, dejaste a tu futuro esposo en el altar, dejándolo destrozado; esas cosas no se hacen, no te eduqué de esta manera, realmente te desconozco como mi hija.
Dime, ¿en qué pensabas? Eres tan egoísta, tan insensible, que no te das cuenta del gran daño que me has hecho.
María Eugenia se paró firmemente frente a su padre y molesta le dice.
• Padre, te he amado demasiado y realmente quería darte gusto, pero al estar frente a él, yo no pude con su hipocresía; realmente casarme con Andrés era una muy mala decisión.
Papá, ¿por qué no lo puedes ver? Esa familia es mala y solo quiere nuestra posición, nuestra riqueza y yo no pensaba permitir que nos vieran la cara, mucho menos los voy a dejar que se aprovechen de ti.
El padre de María Eugenia se enojó tanto con su hija, que por primera vez en su vida levantó su mano; estaba a punto de darle un golpe, la ira lo controló tanto que lo hizo sin pensarlo.
Nain no le gustó nada lo que ese hombre estaba a punto de hacer y tenía tan buenos instintos, que rápidamente se metió en medio de los dos, tomando su mano, para evitar que la golpeara.
No entendía por qué se había metido, nunca había protegido a alguien o se había metido en el pleito de un desconocido, pero algo ahí era diferente y algo en su interior le gritaba que eso no podía permitirlo.
Él no lo pensó, solo se metió para protegerla, realmente deseaba sacar su navaja de su bolsa de pantalón y cortarle la garganta; pero en el momento que sujetó la mano, se dio cuenta de lo que estaba haciendo y eso lo molestó.
Porque sentía que no debía meterse, que no era su problema, pero ahí estaba defendiendo a una mujer que tenía apenas un día de conocerla, algo realmente ridículo.
Nain trataba de concentrarse en no hacer más tonterías y sin darse cuenta sujetaba su mano con fuerza, mientras que el padre de María Eugenia forcejeaba para que lo soltara.
Sin darse cuenta empezaron a forcejear, el hombre le gritaba que lo soltara, entre muchas amenazas y ofensas, que solo hicieron que él se molestara.
María Eugenia, al ver lo que pasaba, se acerca a ellos y trata de hacer entrar en razón a Nain, le suplicaba que lo soltara; pero parecía que él no la escuchaba.
Entre los movimientos feroces, tratando de hacer que lo soltara, se empezaron a jalonar y en ese momento, sin querer, el parche se atora en el botón de la manga de la camisa de su padre, justo cuando Nain soltó la mano de su padre y él la bajó con fuerza, quitándole la gasa de la cara, dejándolo descubierto.
Nain al ver el hermoso rostro de María Eugenia, se dio cuenta de que realmente la herida en su rostro era una simple raspada, que estaba pegada a su oído y otra pequeña cicatriz que estaba al lado de la ceja.
Ella no tenía nada en el rostro, lo había engañado y se acababa de dar cuenta de que había sido utilizado, manipulado, por una hermosa joven, que fue mucho más astuta que él.
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Muchas gracias a todas espero que el capítulo les haya gustado ☺️
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Niñas saber su opinin es importante para mí, déjenme su comentario y de corazón mil gracias por el apoyo que me dan.
ella no es de fiar y este pendejo esta cayendo en una trampa
me parece demasiado exagerado todo...no me termina se convencer que él sea un tipo tan habilidoso, precavido y corredor de 7 plazas se deje manipular y engañar así tan fácil...se ve hasta ridiculo
y la loca no tiene familia? ni casa?
él tiene qué averiguar eso
el no tiene que responder sabilizarse por la desdicha y desplantes que le hicieron a la loca