Mi Hermano Me Odia

Me levanté más temprano de lo normal, ya que le preparó el desayuno a Stephen.Después de eso le envió un mensaje a Luther.

Así que esta todo listo, en dos minutos más Stephen recién despertará y mi amigo vendrá por mí, así no llegará a Stephen, y el puede estar tranquilo.

no puedo evitar estar algo nervioso, pensar de que alguien se ha hecho mi amigo, se me hace tan raro que quizás llegue a pensar que podría ser una broma de mi hermano contra mi, oh de la misma Susi.

Dejo todo listo y salgo de casa, justo a lo lejos veo el auto de Luther, sonrío inconscientemente, realmente no pensé que pasaría por mi.

—Hola, pequeña —saluda apenas llega a mi lado.

—Hola, Luther —digo tímida, aún no me acomodo al hecho de que tengo un amigo.

—Que tímida —dice mientras abre la puerta del carro —Ven aquí pequeña, sube —sonreí y así lo hice.

El camino al instituto fue entre risas, unos cantos desafinados de su parte, yo solo me mantenía en silencio riendo de sus ocurrencias, les juro que nunca me había sentido tan ... bien con alguien, realmente es como el hermano que solía tener, oh eso es lo que hasta el momento me esta demostrando.

—Ya llegamos pequeña. — dijo estacionando el auto, en estos momentos estoy nerviosa.¿Y si se arrepiente y ya no quiere ser mas mi amigo?¿Y si lo molestan y se aleja de mi? - ¿qué pasa Sam?Estás temblando.

—N-nada. — dije, intente esconder mi cara.

—Pequeña, soy tu mejor amigo, confía en mi ... por favor. —Pidió mis manos entre las suyas.

—Tengo miedo. — no lo miré.

¿A qué o qué? —Se preocupado.

—De que te molesten por mi culpa y ya no quieras ser mi amigo, que sé de ti como lo que he hecho todo este tiempo de mi.

Narra Luther.

No puedo creer lo que piensa, aunque por las cosas que ayer le dijeron no debe ser fácil para ella incluso creer que yo realmente quiero ser su amigo.

No me importa lo que ellos digan, si me molestan, no importa —dije sincero, Es verdad, Yo quiero protegerla, algo dentro de mí lo dice, verla así, temblando, solo por el hecho de que me aleje por lo que digan , hizo que algo dentro de mí se encendiera, no sé si era rabia o tristeza, pero no es lindo que hallan destruido el autoestima de una chica tan noble como ella, vamos, se esta preocupando incluso del que dirán de mi, sin importar lo sola que ella quedaría.

Ella no dijo nada así que bajé y yo acerqué a su puerta, la abrí, el tomé de la mano y la saqué del auto, Ella no reaccionó hasta que tuvo mis brazos en su cintura dándole un abrazo, en el que intente de transmitirle toda la seguridad que pude.

No te dejaré sola pequeña, no sé qué me ha pasado, pero algo dentro de mí me dijo que tenía que estar para ti, para cuidarte —ella me abrazó.

—Gracias —murmuró tan bajito, pero la logré escuchar.

—Ven, vamos adentro, pequeña —me separé despacio de ella y nos encaminamos dentro del instituto, ella mirando siempre el piso con miedo, y yo a su lado, viendo como la gente se asombraba de la pequeña escena de hace unos segundos.

Cuando estaba ya dentro, sentí una mirada en mí, se que muchas personas lo han cambiado, pero esta era diferente, incluso la mayoría de la carga que las demás.

Giré mi rostro y pude ver el grupo de los populares donde vi esos ojos celestes fuerte mirándome muy extraño. 

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Escritora: Natalia Manriquez.