Fiorella estaba feliz por casarse con el hombre de su vida, su amado Camilo. Pero no todo era como ella pensaba. La noche misma de su boda ella comprendió el gran error que había cometido. Aún así piensa que su amor puede hacer que todo cambie y se dispone a ser todo para complacerlo.
Decidida a ganarse el amor y la confianza de ese cruel hombre ha soportado todos sus desplantes y desprecios. Pero todo resulta inútil, ya que otra mujer ocupa el mayor lugar en el corazón del hombre, y es la merecedora de todo su amor, comprensión y cuidados. Ella solo será por siempre el ser despreciable que se metió en medio para separarlos y que constantemente lastima e intimida a su dulce primer amor. Él nunca la verá de otra manera y ya es tiempo de que lo entienda y se de por vencida, antes de que sea demasiado tarde para ella.
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Mi pequeño colibrí
Cuando llegué a la case de mi ahora padre, parecía que era un castillo. Nunca había visto un lugar así. Él estaba muy feliz por volver a ver a Fiorella, y yo me encontraba muy inquieto y tenía mucha curiosidad por conocerla. Tenía miedo de que no le agradara.
Ven Emmett, quiero que conozcas a mi princesa dijo mi padre con una gran sonrisa en los labios. Entonces la vi. Era una hermosa niña, que aún usaba pañales. Ella corría de un lado al otro, tenía unas lindas alitas en su espalda de colores maravillosos. En lo primero que pensé en cuanto la vi es en que parecía un hermoso colibrí. Fiorella era mi colibrí. Sus pañales se movían de un lado al otro mientras ella corría con sus preciosos cabellos rojos sueltos al viento. Miré feliz a papá. Mientras tomaba en sus brazos a la niña pequeña.
Ella es Fiorella, ahora no solo eres mi hijo, sino que también te acabas de convertir en hermano mayor. Tienes que procurar cuidar siempre de tu pequeña hermanita ¿Bueno? me dijo siguiendo con esa gran sonrisa. Era un padre amoroso, y orgulloso de su pequeña hija y yo me sentí tan afortunado de poder ser parte de esta familia. Desde ese momento me propuse cuidar siempre de mi pequeño colibrí. No iba a defraudar a papá.
A medida que íbamos creciendo yo me aferraba más a ella. Mi misión en la vida era cuidarla y hacerla feliz. Nada debía molestarla, nadie debía hacerla sufrir. Ella estaba siempre a mi lado, muchas veces dormía conmigo cuando papá no estaba. Yo soy 8 años mayor que ella, cuando tenía 18 ella recién cumplía los diez. Tenía algunas novias, varias a decir verdad, pero nunca dejaba a mi colibrí de lado. Ella seguía ocupando el primer lugar en mi corazón.
Los años siguieron pasando y ella comenzó a convertirse en una hermosa mujercita. Yo tuve que viajar unos meses. Papá quería que hiciera una especialización en el extranjero. Hablaba todos los días a mi colibrí, aunque no eran video llamadas me hacían sentir más cerca. No podía estar mucho tiempo lejos de ella. Mis amigos se burlaban, pero yo solo quería cuidar y proteger a mi hermanita. Para ellos era un exagerado, ellos no se comportaban de esa manera con sus hermanas menores.
Al volver a casa lo hice justo en el momento en que ella cumplía sus 15 años. Yo era la sorpresa de cumpleaños de papá. Estaba escondido para que ella no me viera y saldría en el momento justo de la fiesta. Cuando la volví a ver mi corazón dio un vuelco. Se había convertido en pocos meses en una hermosa mujer. Sabía que ella era imposible, era mi hermanita, pero me di cuenta en tan solo un segundo que la amaba con locura, y que mi amor no era de hermanos. Me sentí un enfermo. Me desprecié a mi mismo, eso era algo que no podía ser, estaba prohibido. Me obligué a reprimir este sentimiento y seguir cuidando de ella como mi hermoso colibrí, mi hermanita pequeña.
Ella no salía con muchachos, ni siquiera se fijaba en ellos. En cambio yo cambiaba todas las semanas de novia. Necesitaba borrar esto que sentía, sacar de mi corazón este amor que no debía ser. Nuestra relación siguió siendo la de siempre. Nunca le demostré nada más que mi amor de hermano, nunca crucé la línea prohibida en nuestra relación.
Poco tiempo después ella comenzó a cambiar. Notaba que estaba incómoda e insegura a mi lado. No evitaba mi presencia cuando estaba solo, pero si estaba alguna de mis novias ella ponía cara de disgusto y se marchaba. No podía descifrar lo que ocurría con ella. Sabía que era imposible que ella sintiera lo que yo, y aunque fuera así jamás podríamos estar juntos. De todos modos yo solo era su hermano mayor, ella nunca me miraría con otros ojos. Notaba que eran celos, pero sabía que eran celos de hermanos, por lo que siempre estábamos juntos cuando yo estaba en casa. La verdad es que eso había cambiado muy poco, yo necesitaba su presencia, anhelaba su compañía.
Un día, cerca de su graduación ella se acercó a mi para hablar de algo que según dijo la estaba inquietando.
Emmett ¿Puedo hacerte una pregunta? me dijo dudosa de si seguir hablando o no.
Mi colibrí, sabes que puedes decirme lo que quieras, yo siempre te escucho. Soy un hermano mayor que está siempre pendiente, y te ayudo en lo que necesites. Confía en mi dije, y noté como su semblante se entristeció ante mis palabras. Con mi corazón partido en dos comprendí que ella tenía un mal de amor.
Princesa ¿Se trata de una amor? ¿Quieres consultarme o pedirme permiso para tener novio? concluí, observando como con cada palabra parecía que se iba apagando. De un minuto al otro su luz dejó de brillar.
Tranquilo Emmett, solo es sobre la universidad, ya lo arreglo con papá, después de todo es él el que debe darme permiso. Me retiro después de que dijo eso se paró y salió de la habitación. Su expresión era fría y distante. Ya no parecía mi amado colibrí. Algo había ocurrido con ella, pero yo no pude adivinar qué era. Esa fue la última vez que realmente hablamos. Unos días después partió sin siquiera despedirse. Mi corazón, que ya estaba roto, dejó de latir en ese momento. Había perdido yo también mi luz. Mi vida sin ella carecía de sentido. Me convertí en un ser más frío y cruel de lo que usualmente era. Todos comenzaron a temerme, sabían que no debían despertar mi ira. Ya no había nada que me hiciera realmente feliz, y la amargura se adentró en mi de una manera inquebrantable.
Al año supe que se casó. Nunca llamó, es más nunca volvió a llamar siquiera. Parecía que ya no tenía hermana. Mi amor, la única mujer a la que yo podría llegar a amar alguna vez, y que tenía que resignarme a no tenerla, ya no quería saber de mi.
Lloré amargamente el día en que se casó. Lo seguí haciendo cada noche durante el último año, hasta que una noche ella por fin llamó.
Cuando fui a buscarla mi alma se hundió en lo profundo del abismo. Verla de esa manera fue algo terrible. No pude evitar amarla, ya no puedo esconder lo que siento. Ella es mi vida, mi luz. Se que mi padre me odiará cuando lo sepa pero ya no puedo ocultar lo que siento, ya no quiero ocultarlo. Yo amo a Fiorella Meyer, mi colibrí es el amor de mi vida, aunque nunca sea correspondido, yo he decidido pelear.
Cada caricia, cada mimo que le he hecho ha sido correspondido, no me ha vuelto a apartar, siento como se refugia entre mis brazos cuando dormimos juntos. Ni siquiera he querido dormir en el sofá que está en la sala. Solo quiero estar con ella, la quiero a ella, y tengo esperanzas de ser correspondido. Si nunca logro enamorarla, por lo menos la ayudaré a que sea feliz con quien decida. Y por supuesto que cobraré cada lágrima que derramó, devolveré cada rasguño de su cuerpo, cada golpe, cada humillación, todo será cobrado con creces.
Ojo por ojo, diente por diente.
que arda Troya 🤭🤭🤭🤭
pero es entendible tu reaccionar , tu autoestima es baja gracias a un menso
me enganche desde el primer capítulo