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Doce Años En La Sombra

Doce Años En La Sombra

Status: En proceso
Genre:Amor prohibido / Atracción entre enemigos / Traiciones y engaños / Venderse para pagar una deuda / Amor-odio
Popularitas:7.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Crisbella

Doce años pagué por un crimen que no cometí. Los verdaderos culpables: la familia más poderosa e influyente de todo el país.
Tras la muerte de mi madre, juré que no dejaría en pie ni un solo eslabón de esa cadena. Juré extinguir a la familia Montenegro.
Pero el destino me tenía reservada una traición aún más despiadada. Olviden a Mauricio Hernández. Ahora soy Alexander D'Angelo, y esta es mi historia.

NovelToon tiene autorización de Crisbella para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Invitación

La cena avanzaba, y ella seguía hablando con pasión sobre la fundación. Hablaba de las necesidades reales, de las donaciones que se quedaban cortas y de la burocracia. Yo la escuchaba, asintiendo, pero mi mente estaba en cómo romper esa capa de profesionalismo.

Necesitaba un golpe bajo, algo personal.

—Sofía, entiendo su frustración con los donantes que solo buscan cámaras —dije, apoyando los codos en la mesa, inclinándome hacia ella—. Pero, honestamente, me sorprende que una mujer como usted, con la vida que supongo que tiene, dedique tanto tiempo a esto.

Ella me miró, ofendida. —No entiendo la pregunta, Alexander. ¿Por qué el dinero que tengo hace que mi compasión sea menos legítima?

—No es el dinero. Es el sacrificio. Sé lo que es perderlo todo. Yo no crecí siendo Alexander D'Angelo. Dejé de ser el hijo de Francesco D'Angelo a los veinte años, cuando mi padre fue a prisión. Mi vida fue destruida por un escándalo que afectó a toda la familia.

La mentira, cuidadosamente construida por Mónica para el dominio público, salió con la dosis justa de dolor. Su expresión cambió de ofensa a genuina sorpresa.

—Yo no sabía... Lo siento mucho.

—No lo sienta. Solo le digo esto para que entienda que no soy el típico inversor. Sé lo que es la desesperación. Sé lo que es el vacío. Y por eso, su causa me toca de una manera que la gente que solo vive en la superficialidad no puede entender.

Ella no respondió de inmediato. Bajó la mirada, pensativa. Había tocado una fibra sensible.

—Mi madre siempre me enseñó que si tienes la oportunidad de ayudar, debes hacerlo. Ella decía que la verdadera riqueza no está en lo que guardas, sino en lo que das —dijo, y pude notar un matiz de tristeza que nunca había mostrado—. Tal vez por eso la fundación se siente como mi verdadera casa.

Bingo. La vulnerabilidad había aparecido. Había logrado que me viera como un alma dañada, como ella.

—Su madre era una mujer muy sabia —respondí, dándole una sonrisa cálida, que esta vez no sentí fría—. Me encantaría haberla conocido.

Pedí el postre. El resto de la cena fue más suave. Ella me contó anécdotas divertidas de los niños, y yo me permití reír de verdad. Era peligroso. Era real. Pero la realidad me acercaba a la venganza.

La llevé de vuelta a la mansión. Antes de que se bajara, me miró a los ojos.

—Gracias por la cena, Alexander. Y gracias por la confianza.

—Gracias a usted por ser honesta —dije, inclinándome un poco, manteniendo la mirada—. Nos vemos pronto.

El contacto visual fue el último anzuelo. Sabía que, después de esa noche, Sofía no solo vería a un donante, sino a un hombre que había sufrido y que ahora entendía su misión. La línea entre el plan y el peligro se había borrado por completo.

Los días después de la cena fueron de acercamiento constante. Ya no éramos solo "observador" y "directora de fundación". Ahora éramos dos personas con historias difíciles, o al menos eso era lo que Sofía creía. Me escribía mensajes que no eran solo de trabajo, y yo respondía con una calidez calculada.

Una tarde, me llamó. Su voz sonaba tensa.

—Alexander, lo siento mucho, pero tengo que cancelar nuestra reunión de mañana en la fundación.

—¿Ocurre algo? —pregunté, sintiendo un leve e inoportuno pinchazo de preocupación.

—Es mi padre. Está insoportable. Desde que esa firma de abogados apareció, está histérico. Necesita que lo acompañe a una cena de negocios forzosa.

La tensión era música para mis oídos. El ataque de "Mauricio Hernández" estaba funcionando a la perfección.

—Entiendo. Elías está bajo mucha presión —le dije, inyectando comprensión a mi voz—. Pero eso no significa que tú tengas que sacrificar tu tiempo libre. Necesitas un escape.

—Lo sé. Pero...

—No te preocupes por tu padre. Estoy aquí para escucharte si lo necesitas, Sofía. De hecho, tengo que ir a revisar unos documentos corporativos que me tienen agotado. ¿Qué te parecería si, en lugar de una cena formal, pedimos comida y vemos una película en mi penthouse? Sin presiones, solo para desconectar de toda esta locura.

Era el avance más grande y riesgoso hasta ahora. Elías sabría que ella estaba en mi territorio.

Hubo una pausa más larga, pero esta vez, sentí que dudaba no por cautela, sino por deseo.

—¿Tu penthouse?

—Sí. La vista de la ciudad es mejor desde mi sala que desde cualquier restaurante —le prometí—. Puedo ser un buen anfitrión. Te lo juro.

—De acuerdo, Alexander. Pero solo si me prometes que no hablaremos de negocios ni de mi padre.

—Trato hecho —respondí con una sonrisa triunfal que ella no podía ver—. Te enviaré la dirección.

Colgué. Me sentí invencible. Ya no solo iba a destruir el imperio de Elías; iba a arrebatarle su mayor tesoro mientras él se retorcía de pánico. El control que había ejercido sobre mi dolor durante quince años me había convertido en el depredador más efectivo. Y Sofía estaba a punto de caer en la trampa que su propio padre había ayudado a construir.

Envié la dirección y esperé pacientemente a que la tarde llegara. Esta era una oportunidad de oro que no pensaba desaprovechar. Luego de esta noche, Sofía sería mía y la mantendría a mi lado hasta que su familia quedara destruida.

Finalmente, Sofía llegó. Llevaba un vestido sencillo, nada glamuroso. En sus ojos se reflejaba el cansancio que toda la situación de su familia le estaba causando.

—Bienvenida a mi hogar —dije, besando su mejilla.

—Gracias, la verdad necesitaba escapar un poco de la realidad —. Su voz, apagada, hizo que me doliera el pecho.

—Estoy aquí para escucharte. Sabes que puedes contar conmigo —. Tenía que ser convincente y hacerle creer que mis intenciones eran sinceras.

Sofía se acomodó en el sillón de la sala mientras yo preparaba unas botanas. Quería ser el anfitrión perfecto y que ella se sintiera segura.

—Tu apartamento es muy bonito, aunque demasiado ostentoso para mi gusto —comentó mientras me sentaba a su lado.

—Es solo lo que un hombre con mi posición necesita, además aquí tengo mucha privacidad —respondí, acomodando un mechón de su cabello detrás de su oreja.

Fue un movimiento sutil que ella no rechazó, y es que lo hice sin mostrar intención alguna. La cercanía me dio una ventaja. Ella estaba vulnerable y yo estaba listo para la siguiente fase.

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Yanet Cristina Vilugron Salazar
Felicidades excelente novela , bendiciones
Yanet Cristina Vilugron Salazar
👏👏👏👏👏
Yanet Cristina Vilugron Salazar
falta ese cabron de Felipe
Yanet Cristina Vilugron Salazar
vamos vamos chico
Yanet Cristina Vilugron Salazar
ya está todo listo
Yanet Cristina Vilugron Salazar
Viejo maldito,que se pudra en la cárcel
Yanet Cristina Vilugron Salazar
malditos desgraciados, corruptos
Yanet Cristina Vilugron Salazar
ahora a esperar el desenlace
Yanet Cristina Vilugron Salazar
Muy buena historia, felicidades autora
Yanet Cristina Vilugron Salazar
malditos desgraciados y ese padre tan horrible
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Ese viejo y el Felipe son de lo peor el hijo lo que es un pelele ojalá abra los ojos
chica°mangaromantico
Jejejeje, tú tienes el poder.... por ahora
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Ignacio parece que quiere a su hermana pero es un pusilánime que se deja manejar por su padre, ojalá haga lo correcto
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Mónica se merece un bono por ser tan eficiente 🥰
Yanet Cristina Vilugron Salazar
que pase luego el tiempo
Yanet Cristina Vilugron Salazar
OMG 😱😱😱, ojalá ese viejo desgraciado pague por todo
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Ojalá todo se salga mal nacido
Yanet Cristina Vilugron Salazar
se enamoraron 🥰🥰🥰
Yanet Cristina Vilugron Salazar
maldito viejo, bastardo
Yanet Cristina Vilugron Salazar
Bien Sofía
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