Reencarne En El Cuerpo De Mi Alfa Destinado.

Abel iba a irse, pero terminó quedándose después de escuchar la persuasión de Joshua llorando. No quería tener alguna conversación con Hudson en ese momento, solo quería ir a casa llorar.

_ El tío Daniel ha decidido quedarse, así que tienes que comer adecuadamente _ le dijo Hudson a Joshua con lágrimas en los ojos y una cara solemne.

Joshua le extendió su brazo a Abel.

_ Aquí... siéntate aquí.

Abel miró el asiento vacío al lado de Hudson y miró su rostro inexpresivo.Tenía que hablar con Joshua.

_ Ven aquí, Saac, ¿por qué no te sientas al lado del tío?.

Estaba un poco triste, pero aun así arrastró su pequeño tazón para sentarse a al lado de Abel.

_ Papá, come verduras _ Este pequeño le sirvió felizmente una gran cucharada de apio.

_ Cómelo tú mismo _ Hudson habló, todavía muy paciente para corregir a su hijo pequeño _ Llama al tío, Daniel.

Cuando Joshua escuchó las palabras de su padre, se puso triste y pinchó su arroz con el tenedor. Abel sonríe y le da zanahorias ralladas.

_ Entonces el tío se comerá las verde y Saac se comerá las rojas, nos conformaremos con esto.

_ Los rojos saben peor que los verdes _ gritó Joshua y murmuró con cara triste _ Quiero que papá me cuente una historia.

_ Seguro _ Cuando Abel habló, se dió cuenta. Miró hacia arriba y vió a Hudson mirándolo con el ceño fruncido. Ahora era algo incómodo.

_ ¿Por qué el tío no viene otro día para contarle una historia a Saac y Joshua durante el día?.

Joshua era tan terco como su padre.

_ Lo escucharé después de bañarme.

_ Pero...

Efectivamente, Abel no pudo hacer retroceder a este pequeño Alfa terco. Joshua era muy terco como Hudson.

_ ¡Papá prometió, sin peros!.

_ Si no comes adecuadamente, no tienes historias que escuchar _ Hudson, el tirano, finalmente se comprometió y Abel se sentía aliviado.

Se suponía que Abel iba a ser tutor de los pequeños Alfas, pero ahora es el que lleva los libros.

Abel se paro frente a la pequeña estantería de Joshua, dando vueltas a los coloridos libros.

Joshua, envuelto en una colcha, le preguntó con los ojos muy abiertos en la cama.

_ Papá, papá. ¿Ya has elegido?.

Abel nunca ha podido elegir libros de cuentos, así que se sentó al lado de la pequeña cama y dijo.

_ ¿Qué quieren escuchar Saac y Joshua?.

_ Quiero escuchar... ¡La princesa que tiene la cola de pez!.

_ Esa es La Sirenita _ Abel le pellizco la cara. _ Está bien, leamos eso.

_ Hace mucho tiempo en el gran mar, el dios del mar tenía una pequeña hija a la que amaba muchísimo… _ Abel le dió unas palmaditas a los pequeños cuerpos mientras leía esta historia… _ Finalmente, la sirenita se convirtió en espuma en la superficie del mar y desapareció bajo el sol de la mañana.

Abel bostezo, pero Joshua todavía estaba de buen humor. Tiró de las mangas de Abel y dijo.

_ ¿Por qué la sirena se convirtió en burbujas?.

Abel sostuvo su cabeza y lo convenció.

 _ Porque el Príncipe no dijo que la amaba.

_ ¿Por qué el príncipe no dijo eso?.

Abel pensó por un momento.

_ Porque nadie lo mencionó.

La pequeña cabeza de Joshua está llena de 100.000

_ ¿Por qué?

_ ¿Por qué la sirena no preguntó?

_ Porque no puede hablar.

Abel fruncí los labios como si estuviera angustiado.

_ Cambió su voz por piernas humanas.

_ Puede dibujar o escribir _ La pequeña cara de Joshua e Isaac mostraron una emoción como si hubieran descubierto un gran secreto _ Si dibujara y se lo dijera al príncipe, el príncipe se enamoraría de ella. La sirena no se convertirá en burbujas y podrá ser feliz con el príncipe. La sirena es demasiado tonta.

Abel sonrió por su idea ingenua y tocó sus cabezas de cabello suave.

_ Así es, Saac y Joshua son inteligentes.

La emoción de los niños pasó, y pronto se cansaron y se durmieron inesperadamente rápido.

Abel le acomodó la colcha y no pudo resistirse a besarles las caritas.

_ Que tengan un buen sueño.

Abel salió del dormitorio de Joshua. Los niños se fueron a la cama temprano. Miró su reloj, eran las ocho y media.

Hudson lo vio a punto de salir y se levantó del sofá. Abel no pudo pensar por un momento,

_ ¿Qué estás haciendo sentado aquí?.

_ Perdón por molestarte.

Como si despertara de un sueño, Abel se quedó un poco aturdido.

_ No es nada. Eso... No es demasiado temprano, así que volveré ahora.

_ Daniel, estoy a punto de colapsar, ya que te llevas bien con los niños y te escuchan, ¿podrías quedarte en la habitación de invitados y ayudarme un tiempo con los niños, te pagaré la cantidad que quieras.

Abel nunca había visto a Hudson pedir ayuda y esto le partió el alma.

_ Está bien, te ayudaré un tiempo.

_ Te llevaré a casa.

_ No, no _ Abel vió que iba a recoger su abrigo y rápidamente se negó _ Aquí todavía hay taxis. No te molestes. No dejes a los niños solos aunque estén durmiendo.

Abel aprovecho su silencio, ordenó y salió. Como si temiera que Hudson lo persiguiera, bajo las escaleras como si lo hubiera perseguido un fantasma. No fue hasta que vió la puerta de hierro sin llave que respiró aliviado.

_ Uff...

De camino a la parada de autobús, de repente Abel recordo lo que dijo Joshua. Abel sonrió como un loco.

¿Cómo podría ser tonta la pequeña hija del dios del mar? No preguntó por miedo. Tenía miedo de que el verdadero amor del príncipe fuera la princesa humana. Tenía miedo de que los sentimientos del príncipe por ella no pudieran superar su miedo y disgusto por las sirenas.

Esto aumentó la tristeza de Abel.