La Reencarnación De La Bruja De Las Espinas.

Ambos llegaron a una mesa que esta en el jardín, la cual suele usar la abuela de Roselia, para beber el té por las mañanas, ya que esta bajo la sombra de un frondoso árbol. Vicenzo había tomado dos copas del bar de su habitación y apenas tomo asiento sirvió el vino, el cual tiene un buen aroma.

— si su abuela esta actuando de casamentera, significa que usted aún no esta comprometida, ¿cierto?— pregunta con curiosidad.

— es correcto, es raro, ¿no?, a mi edad las jóvenes humanas ya están casadas y con hijos.— ríe levemente.

— es verdad, pero eso no la hace rara, solo significa que usted tiene otras metas u otros planes para su vida, lo cual esta bien.—

Roselia se sorprende por las palabras del vampiro, era la primera vez que escuchaba algo así de un hombre que no fuera su padre, normalmente solo los escucha decir que esta dejando pasar su mejor momento y que quizás más adelante no podrá encontrar un hombre decente que se case con ella. Lleva 4 años en ese mundo y siempre han sido las mismas respuestas cuando respondía sobre su estado civil. Roselia sonríe levemente.

— gracias por sus palabras majestad, tal vez en Mist piensan diferente a como piensan los humanos varones.— comenta.

— no es muy diferente, incluso siendo hombre y el emperador, el consejo siempre esta poniendo presión sobre mi con respecto a mi soltería.— se encoge de hombros.

— así que su majestad no tiene ningún compromiso.— le mira a los ojos.— esa es una interesante noticia...

Vicenzo le corresponde aquella mirada, pues no puede evitar sentirse atraído por esos ojos felinos y más cuando le miran fijamente.

— ¿por qué sería le es interesante?, ¿me pedirá matrimonio?— pregunta curioso.

— ¿y si mejor le pido una sola noche apasionada?— se muerde el labio inferior con coquetería.

— me negaría...— responde con firmeza.

— ¿por qué?, ¿porque soy humana o no soy lo suficientemente hermosa para su gusto?— insiste.

— nada de eso, por el contrario, humana o no, es usted una belleza que cualquier hombre querría tener.—

—¿y a que se debe su rechazo?, ¿usted no se incluye entre esos hombres que desearían?—

— por supuesto que si, pero, usted no es mujer para una noche, usted merece un hombre que la sepa valorar, que la respete y que sobre todo, la haga feliz.— sonríe.

Roselia no esperaba escuchar una respuesta como esa, si que el vampiro la ha tomado por sorpresa. Ella muestra una leve sonrisa.

— su majestad es un romántico, eso desmiente que los vampiros son sanguinarios.— comenta.

— no somos salvajes, creo que somos más civilizados que los humanos, sin ofenderla, señorita.—

— no me ofende. Además no soy una humana común y corriente.— mueve el dedo sobre la mesa y una pequeña sombra se forma saliendo de la mesa y se enreda en su dedo sin herirla.

— lo note durante nuestro primer encuentro, usted tiene un mana muy diferente a los humanos.— mantiene su mirada en sus ojos.

— que buen observador y por eso no debe preocuparse si esos lycan regresan, yo sabre como enfrentarlos.— dicho esto se pone de pie.— me retiro, pase buenas noches.

Roselia hace una reverencia y se marcha sola, asume que el vampiro se ha aprendido el camino de regreso a la casa de huéspedes.

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Al día siguiente, Vicenzo se despertó escuchando los ruidos de fuera, al parecer las actividades en la mansión han iniciado, había algo de bullicio, así que tuvo que levantarse, justo a tiempo porque tocaron a su puerta, era Rodd quien le informaba que el mensajero estaba de regreso.

Ya en la sala, aquel escolta que fue a informar a Victoria, ya estaba de regreso y agotado por el largo viaje. Vicenzo le hace una seña a los otros y uno de ellos sostiene una copa, mientras su compañero se corta el brazo dejando que la sangre llene la copa y esta se la ofrecen al recién llegado, pues le servirá para recuperar energía; el chico no duda en beber el contenido de la copa y después de un largo suspiro, le hace saber a Vicenzo que Victoria ha sido informada, ella le hizo saber a Wolfram lo que su madre había hecho y enviaron por el duque Avalon, por supuesto negó todo.

— majestad, ese vampiro intento abusar de mi amada esposa. Debe defender su honor, es su madre.— explica el duque Avalon.

— el hecho de que sea mi madre, no la libera de cometer un delito, ¿asesinar al emperador de Mist?, ¿acaso quieren otra guerra?, ¿Tú irás al campo de batalla?— le grita Wolfram.

— por favor majestad, calme su ira, no hemos hecho nada de lo que se nos acusa. ¿Donde esta la parte acusadora?— pregunta el duque Avalon.

— estará de regreso y entonces veremos si sostienes tu mentira.— grita Wolfram.

Después de eso el duque Avalon se marcho, pero Wolfram ordenó que se le investigara. Y le pidió al escolta de Vicenzo que le avisará que sería mejor volver a Mond para resolver el problema y que los ancianos no puedan meter sus narices en el asunto.

— bien, como se había dicho, iremos de regreso a Mond, ese vejestorio y su pelele no se saldrán con la suya.— Vicenzo estaba molesto.

Los escoltas acceden a ir, ellos también quieren venganza, esos lycan los atacaron sin piedad y si hubieran sido débiles habrían terminado destrozados por esas bestias.

Roselia por su parte, había salido a dar un paseo por el campo, suele hacer eso para recolectar hiervas medicinales, ya que a su abuela le gusta preparar medicinas básicas, como pomadas para quemaduras o té para la fiebre o malestar estomacal, y los reparte entre los empleados de la granja y la mansión. Roselia detuvo pasos, pues ha notado que alguien la sigue y repentinamente se ve rodeada de varios hombres a caballo que llevan espadas en mano.

— bella dama, es una pena por ti, pero hiciste enojar a alguien muy poderoso.— menciona uno de esos hombres.

— déjame adivinar, el hijo del conde Pregoras, ¿cierto?— sonríe.— poderoso, no, diría cobarde, si fuera poderoso vendría él mismo.

— eso no me importa a mi, solo evita correr, terminará todo rápido.—

Aquel hombre hace una seña y uno de los hombres baja de su caballo y corre hacía Roselia, pero su pie se atora, cayendo entre el pasto y repentinamente es levantado de cabeza por la liana espinosa, el hombre intenta cortar la liana pero no alcanza, ante esto, los otros corren para cortar la liana, aunque no llegan lejos porque son atrapados enrollandose las lianas en sus cuerpos.

— ¿creyeron que una dama indefensa andaría en el campo sola?— pregunta con una sonrisa.

Incluso el que parece ser el líder, ya estaba atrapado, todos con las lianas enrollando sus cuerpos y se quejan al sentir las espinas penetrar su piel.

—¿q-quien eres...?— pregunta el supuesto líder.

— yo, solo soy la señora Roselia Lexington, pero, en otra vida fui conocida como la bruja de las espinas, por mi bella y letal magia.— hace una reverencia.

Las lianas se aprietan más a los cuerpos cubriendo a cada uno casi por completo hasta que dejar de gritar por el dolor y solo se ve sangre gotear. Roselia recoge una flor que le faltaba y sigue su camino, mientras que las lianas desaparecen dejando los cuerpos sin vida en aquel lugar.

— que bello día...— murmura para si misma.

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