Una Blanca Nieves Trasvistiéndose en la Guerra
En el sombrío y misterioso reino de Eldoria, una joven llamada Lucía lucha por sobrevivir en las calles sucias y oscuras. Con su cabello negro como la noche, piel pálida como la nieve y ojos grises como un lobo, Lucía ha aprendido a valerse por sí misma desde que sus padres la abandonaron antes de morir.
El día de su decimoquinto cumpleaños, el reino se ve sacudido por una guerra entre los siete príncipes sucesores del trono, cada uno con una personalidad única y distintiva. Los príncipes, conocidos como Grím, Jovial, Sabio, Tímido, Bromista, Soñador e Hipocondríaco, luchan por reclamar su derecho a gobernar Eldoria.
Ante la noticia de que todos los hombres deben alistarse para la guerra, Lucía ve una oportunidad para cambiar su destino. Decidida a escapar de la miseria, se corta el cabello y se disfraza de hombre, adoptando el nombre de Lucio. Con una blusa café y un pantalón viejo amarillo, se presenta en el campamento de reclutamiento
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capítulo 7
Capítulo 7: La Prueba de Liderazgo
Después de tranquilizarse y suspirar profundamente, Lucía se puso en marcha hacia el campo de entrenamiento. El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte, bañando el campamento con una luz dorada. Al llegar, vio al Capitán Roderick de pie frente a los soldados reunidos, su presencia imponente como siempre.
—Hoy tendrán una prueba —anunció Roderick, su voz resonando con autoridad—. Demostrarán su valía, su liderazgo y su esfuerzo en el entrenamiento que les he puesto. Se enfrentarán a uno de los escuadrones del Comandante Aqua. Formaré cinco grupos, y cada uno de ellos elegirá un líder de escuadra.
Lucía sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. Sabía que esta era una oportunidad para demostrar su capacidad, pero también una gran responsabilidad. Pronto, Roderick comenzó a formar los grupos. Lucía fue asignada junto a Mateo, un chico flaco llamado Lío, hijo de un panadero, y los gemelos, Hugo y Helena, conocidos por su sincronización perfecta en combate.
—Ahora, elijan a su líder de escuadra —ordenó Roderick antes de alejarse para supervisar a los otros grupos.
El grupo de Lucía comenzó a discutir de inmediato. Lío, con su voz aguda, propuso a Hugo, mientras que Helena sugirió a Mateo. La discusión se intensificó rápidamente, con cada uno defendiendo su elección.
—¡Basta! —interrumpió Mateo, levantando las manos—. Creo que Lucio debería ser nuestro líder.
Todos se quedaron en silencio, sorprendidos por la sugerencia. Lío frunció el ceño.
—¿Lucio? ¿Por qué él? —preguntó, escéptico.
Mateo se acercó a Lío y le dio un ligero zape en la cabeza.
—Porque ha demostrado ser valiente y capaz. Además, necesitamos a alguien que pueda pensar rápido bajo presión —explicó Mateo con firmeza.
Hugo y Helena intercambiaron miradas y asintieron, convencidos por las palabras de Mateo. Lío, aunque aún dudoso, finalmente cedió.
—Está bien, Lucio será nuestro líder —dijo, cruzando los brazos.
Lucía, sorprendida por la confianza de sus compañeros, asintió con determinación.
—Gracias, haré lo mejor que pueda —dijo, sintiendo una nueva ola de responsabilidad.
Con el liderazgo decidido, el grupo se preparó para el enfrentamiento. El Comandante Aqua y su escuadrón eran conocidos por su habilidad en el combate acuático, lo que significaba que el desafío sería difícil. Lucía sabía que necesitaban una estrategia sólida.
—Escuchen, debemos mantenernos unidos y aprovechar nuestras fortalezas —dijo Lucía, delineando un plan rápido—. Hugo y Helena, ustedes se encargarán de las maniobras rápidas. Lío, tú te encargarás de la defensa. Mateo y yo atacaremos desde los flancos.
El grupo asintió, confiando en el plan de Lucía. Pronto, el enfrentamiento comenzó. El escuadrón del Comandante Aqua se movía con una fluidez impresionante, pero el grupo de Lucía se mantuvo firme. Hugo y Helena se movían como un solo ser, desorientando a los oponentes, mientras Lío defendía con tenacidad. Mateo y Lucía atacaban con precisión, aprovechando cada oportunidad.
La batalla fue intensa, pero finalmente, el grupo de Lucía logró imponerse. Exhaustos pero victoriosos, se reunieron alrededor de Lucía, sonriendo con satisfacción.
—¡Lo logramos! —exclamó Mateo, dándole una palmada en la espalda a Lucía.
Lucía sonrió, sintiendo una mezcla de orgullo y alivio. Sabía que este era solo el comienzo de su camino como líder, pero estaba lista para enfrentar cualquier desafío que viniera.