Sofía tiene una nueva oportunidad de vida y está dispuesta a tomarla para cambiar su trágico destino, de paso descubrirá lo que significa el amor verdadero y cuan equivocada estaba con las decisiones que tomó en su anterior vida, actuando de manera diferente, pero sin cambiar su esencia.
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7. El que terminemos lo decido yo (+21)
Estoy en la oficina de “CRIGN Technology” revisando el plan de negocio e invesiones, que preparé para la empresa, he pasado tres días estudiando el mercado al que me estoy enfrentando además que Ignacio me estuvo comentando todo lo que tuvieron que pasar en estos cinco años, tengo una idea para conseguir una inyección de capital importante; sin embargo, necesito solucionar el problema del compromiso con Fabián que todos dan por hecho, por las notas en las revistas de sociedad más importantes del país, pero que para mí nunca se concretó; me alejo de esa idea por un momento, necesito revisar que los cálculos y las proyecciones sean correctos.
- “Te traje una taza con café, ya es tarde”, me dice Cristóbal poniendo la taza en la mesita donde me encuentro trabajando.
- “No es tan tarde”, le respondo pero miro mi reloj y me doy cuenta que ya son las 2 de la madrugada.
- “Agradezco tu compromiso con la empresa pero debes descansar, Ignacio se llevó el automóvil, así que pediré un taxi, no quiero que te vayas a enfermar”, expresa Cristóbal con una sonrisa en el rostro.
- “No debiste esperarme, puedo tomar el taxi sola”, le respondo pensando que le causé molestias.
- “Estoy seguro que puedes tomar el taxi sola, pero también tenía trabajo pendiente, así que estuve avanzando sin pensar en la hora, pero tu primo me ha mandado una cantidad impresionante de mensajes en los cuales me pide que te convenza de ya ir a casa”, me dice enseñándome su teléfono móvil.
Ante lo cual, me pongo a revisar mi nuevo equipo de teléfono, que he adquirido técnicamente hace doce horas, dándome cuenta que la batería se había agotado completamente, el pobre de Ignacio no tenía como localizarme. Empiezo a guardar todo mientras Cristóbal pide un taxi por aplicativo, en estos cuatro días nunca volvimos a hablar del incidente del baño, y estoy sintiéndome menos incómoda cada día.
Cuando bajamos del edificio y estábamos por subir al taxi, mi hermano Mauricio me tomó del brazo y me jaloneo pretendiendo llevarme a casa, mientras me miraba con rabia.
- “Sofía, te hemos estado buscando por varios lugares estos días, sino fuera porque la junta ha terminado tan tarde no te hubiese visto, tratando de subir a ese taxi con este tipo, ¿te has vuelto loca?”, me interroga haciéndome doler mucho con su jaloneo.
- “Este tipo tiene nombre, soy Cristóbal Tudela, y no permitiré que te lleves a Sofía contra su voluntad”, le increpa a mi hermano haciendo que me suelte, de repente los guardaespaldas de mi hermano se acercan a protegerlo.
- “Imbécil, solo aléjate de acá, ella es mi hermana y viene conmigo”, rezonga mi hermano.
- “Yo no voy contigo, no soy una niña, soy una adulta que decide dónde y con quien vivir”, le digo aparentando una confianza que realmente no tengo, poniéndome detrás de Cristóbal.
- “Sofía, ¿estás diciendo que vives con este tipo?”, expresa desconcertado Mauricio.
- “Sí, vive conmigo; y si tú te la llevas contra su voluntad entonces te denunciaré por secuestro”, dice Cristóbal muy serio, para luego continuar “Nos vamos ahora, este edificio tiene cámaras de seguridad, te aseguro que la vas a pasar mal”.
Cristóbal me tomó del hombro y me ayuda a subir al taxi, me doy cuenta por la mirada de Mauricio que se ha hecho una idea equivocada de la relación que tengo con Cristóbal, pero sinceramente no tengo la energía necesaria para aclarar el asunto, después de todo en estos momentos, solo cuento con Ignacio y su amigo para recibir apoyo.
Observé como Cristóbal viaja tranquilo en el taxi, nunca había visto a nadie hacer retroceder a mi hermano, solo me quedé viendo el camino, en algún momento debí quedarme dormida, porque estaba todo oscuro cuando escuché la voz de Cristóbal.
- “Sofía, Sofía, ya hemos llegado”, me dice Cristóbal tocando mi mejilla, ya que me he quedado dormida en su hombro.
Aun adormecida, me avergüenzo al darme cuenta que he arrugado su camisa al dormir recostada en su hombro, pero él no se ha quejado de nada; me ayudó a bajar, y subimos las escaleras rumbo al departamento; están abajo los borrachos de la vez pasada, cuando llegué por primera vez a aquel lugar; no me dicen nada, suponen que soy la novia de su vecino y no me molestan, lo curioso es que Mauricio debe estar suponiendo lo mismo, y en pocas horas mis padres también lo sabrían.
Apenas ingresamos al departamento, Ignacio me da el discurso sobre trabajar demás y cuidar mi salud, que donde vivimos no es un lugar muy seguro para estar llegando muy tarde, y que él necesita dormir sus ocho horas para mantenerse joven y que no debería estar preocupándose por si algo me pudiera pasar; solo lo abrazo fuerte y le agradezco por siempre estar en mi vida; y a pesar de haberle cambiado su estancia continúa preocupado de que me sintiera cómoda; ahora comparte la habitación con Cristóbal comprando una litera, porque ha tenido que dejarme la suya.
No pude dormir muchas horas, porque fuimos temprano a la oficina, mientras íbamos en el automóvil me llegaron varios mensajes de mi madre, ha sido muy dura con sus comentarios, al parecer para sus ojos soy casi una prostituta; también tengo mensajes de Fabián preguntándome que usaré el sábado para el cumpleaños de mi hermano para combinar su vestimenta, ¿acaso no entendió que mi partida antes de producirse el compromiso significaba que todo entre nosotros había terminado?, me pregunto; además tengo mensajes de Melanie sobre si me encuentro bien, y que es normal que pueda tener nervios antes del compromiso, pero que siempre me he visto muy bien al lado de Fabián; los únicos mensajes con los que me sentí cómoda fueron los de mi hermana Andrea, me decía que me cuidara, que no dejara de comer y que pensara bien las cosas, que se pondría muy triste si algo malo me pasara.
Estuvimos trabajando por dos horas, cuando mi padre y mi madre se hacen presentes en la oficina, cuando los veo siento que nada bueno podía esperar de ellos, Ignacio estaba con un cliente y Cristóbal estaba dentro perfeccionando una app que la empresa quería lanzar; no quería afectar el trabajo de ellos, así que les dije a mis padres que fuéramos a la cafetería que había al costado del edificio.
- “Tenía que ser Ignacio quien te estuviera poniendo ideas raras en tu cabeza”, dice mi padre mientras manda unos mensajes por el celular.
- “Te escapas de la casa, y si no fuera por una coincidencia con tu hermano, no te hubiésemos podido localizar, ¿has perdido la cabeza Sofía?”, me dice mi madre con un tono de voz que suena tan indignante pero a la vez parecía una puñalada para mí.
- “No me interesa preguntar por el tipo con quien te vio tu hermano, si eres disoluta pronto será problema de Fabián cuando se casen, así que adelantamos ese matrimonio para el siguiente mes, pronto me reuniré con él y estoy seguro que lo convenceré”, expresa mi padre y siento un vacío en mi estómago.
- “¿Disoluta?, ¿adelantar el matrimonio?”, me expreso confundida sin poder creer lo que escuché.
- “¿Qué quieres que te diga?, si entiendo estás viviendo con un tipo cuando este domingo te estabas comprometiendo con Fabián, ¿es por él acaso que quieres terminar tu relación?, ¿desde cuándo te has involucrado con ese tipo?, ¿en verdad crees que está interesado en tí?, mi dinero es lo que quiere, cree que a través de tí va a mejorar su vida, un arribista jamás va a pertenecer a mi familia”, manifiesta mi padre tratando de mantener la calma para no llamar la atención de las personas en las otras mesas.
- “¿Eso es lo qué piensan de mí?, que no valgo como persona y que solo pueden verme como el trampolín para obtener la fortuna de los March; mi compromiso con Fabián se terminó y lo que haga con mi vida ya no es asunto suyo, mi vida sentimental o sexual o como lo quieran ver es solo mi decisión”, les digo mientras me pongo de pie, cuando siento que los guardaespaldas de mi padre se paran a mi costado.
- “¿En verdad crees eso?, llévenla a la casa”, dice mientras se pone de pie.
- “¡Auxilio, auxilio, me llevan a la fuerza”; grité desesperada haciendo todo el escándalo que me es posible.
Mis padres jamás se imaginaron que estaba dispuesta a todo para defenderme, después de todo, ellos no sabían, que para mí era cuestión de vida o muerte; mi padre hizo una señal a los guardaespaldas para que se alejaran.
- “Haré con mi vida lo que yo quiera, entregaré mi amor o mi cuerpo, a quien a mi se me antoje, no soy más la Sofía que conocen”, les digo mirándolos a los ojos y apoyando mis manos en la mesa; luego me alejo de ahí mirando alto, rogando que no se den cuenta que me estoy muriendo de miedo.
Cuando ingresé al ascensor del edificio, siento que alguien me abraza desde atrás, me suelto presurosa y me encuentro frente a frente con Fabián, mientras subimos al décimo piso.
- “Sofía porque no contestas mis mensajes, estaba preocupado por tí”, me dice Fabián sonriendo.
- “Parece que no te has dado cuenta que lo nuestro se terminó, cuando salí de esa reunión es porque decidí que no me casaría contigo”, le expresé tratando de mantener un tono de voz suave para que no piense que se trata de una rabieta.
- “Sofía, ¿por qué dices eso?, llevamos saliendo por tres años, y creí que ya era el momento de comprometernos para un matrimonio, y tú estuviste de acuerdo con ello”, me responde confundido.
- “Sé que estuve de acuerdo, pero ahora ya no quiero eso, si somos francos no tenemos nada en común, además creo que a tí te gustan con mejor cuerpo como mi amiga Melanie”, le repliqué recordando la escena de su infidelidad en mi vida pasada.
- “Sofí, estás así porque te dije que no te vistas tan infantil, te veías muy bien con el vestido que usaste en el compromiso”, me dice tomándome de la cintura y acercándome hacia él, para luego decir “me di cuenta que ya no lucías como una niña, tal vez deberíamos ser más íntimos”, mientras intenta bajar sus manos a mis caderas y lo detengo.
Me separo de él y le doy una bofetada, su cercanía solo me provoca náusea, en la vida pasada antes del matrimonio nunca se había comportado así, supongo que tenía razón lucía como una niña que llegó inocente a su noche de bodas y ahora que se roza conmigo y manosea mi cuerpo, lo detesto completamente.
La puerta del ascensor se abre y salgo, pero no habiendo avanzado mucho, Fabián impide mi paso con su brazo y me coloca entre él y la pared.
-“Siempre te asustas a la primera provocación, debe ser por lo inocente que eres, tal vez debí avanzar antes contigo, nos vamos a casar Sofía, el que terminemos lo decido yo, y te garantizo que no querrás terminar conmigo”, me dice acercándose demasiado.
Toma mi cintura, presionando mi cuerpo contra él y besándome a la fuerza, siento su lengua dentro de mi boca y es tán repulsivo, jamás había sido tan pasional conmigo y lo hace justo ahora cuando lo detesto más que nunca; está rozando su cuerpo tan cerca de mí que puedo sentir su erección sobre la ropa, quiero liberarme pero tiene brazos tan fuertes, solo quiero liberarme pero lo único que puedo hacer es llorar; definitivamente esto es un tipo de agresión sexual pero no sé cómo detenerlo.
No sé qué más él me hubiese hecho si no fuera porque se abre el ascensor y salen algunas personas, y limpia mis lágrimas, quiero salir corriendo pero me sigue teniendo atrapada contra la pared con su brazo.
- “No llores así Sofía, pronto descubrirás lo que debe pasar entre las parejas, ya no estes molesta pronto nos casaremos, nos vemos en el cumpleaños de tu hermano”, me dice e inmediatamente se sube al ascensor.
Me desplomo sentada en el piso apoyándome contra la pared, si esto no fuera un pasillo en donde pueda pasar gente en cualquier momento tal vez se hubiese propasado más conmigo, me sentí tan indefensa en ese momento; no tenía fuerzas en las piernas para ponerme de pie, una vez me hizo recordar que aún no había logrado nada, siempre necesité que las demás personas hicieran las cosas para mí, no era siquiera capaz de defenderme del enamorado de quien quería terminar.