La Reencarnada Y Los Pegasos

El camino de regreso se sintió más corto de lo que era.

Arya sonreía sola, con el corazón acelerado. Cada vez que recordaba el baile, la música, los dulces… y ese beso, sus mejillas ardían como fuego.

Cuando llegó a la torre del templo, subió las escaleras casi corriendo, cuidando no hacer ruido. Abrió la puerta con cuidado.

Lira estaba fingiendo leer un libro, claramente despierta, claramente esperando.

Lira dejó el libro a un lado en cuanto la vio.

Lira: ¡Mi lady! ¿Volvió bien? ¿La vieron? ¿Se divertió?

Arya dejó el abrigo en la silla, se acercó al fuego y asintió emocionada, con las manos en la boca para contener una risa que parecía querer escaparse.

Arya: Lira… fue increíble. El festival es… ¡todo lo que soñé!

Lira dio un salto de emoción y comenzó a hacerle preguntas como si fuera una niña que escucha un cuento.

Lira: ¿Probó los dulces de estrella? ¿Vio los faroles? ¿La música? ¡¿Bailó?! Dígame que bailó, milady.

Arya sonrió ampliamente.

Arya: Sí… bailé.

Lira abrió la boca como si quisiera gritar pero se contuvo.

Lira: ¿Con quién?

Arya evitó su mirada, fingiendo revisar la peluca para quitársela.

No tenía intención de mencionar al duque.

Arya: Con… gente del festival. Había música por todas partes. Fue muy divertido.

Lira no sospechó nada. Estaba demasiado feliz viéndola feliz.

Lira: ¡Estoy tan contenta! Mi lady… se ve distinta. Brilla más.

Arya se tocó la mejilla, sintiéndola caliente.

Arya: No sé… quizás es solo que… nunca hice algo así antes.

Lira ayudó a quitarle la peluca y deshacer el peinado. Cuando Arya se puso el camisón y se metió en la cama, aún tenía una sonrisa que parecía pegada con magia.

Lira apagó las lámparas..

Lira: Buenas noches, mi lady. Me alegra que haya sido un hermoso día.

Arya: Fue… maravilloso.

En cuanto la puerta se cerró y quedó sola, Arya se tapó con las mantas hasta la cabeza…

y pataleó de emoción como una muchacha que acababa de vivir su primer sueño hecho realidad.

Arya (susurrando entre risas): ¡No puedo creer que hice todo eso! ¡Bailé! ¡Corrí! ¡Comí dulces! ¡Y…!

Se cubrió la cara, ruborizada hasta las orejas.

Arya: Y… lo besé…

Pataleó otra vez, esta vez enterrando la cara en la almohada, riendo como si le explotara el corazón de alegría.

Nunca en su vida pasada había tenido una noche así.

Nunca había sentido tanta libertad, tanta felicidad, tanta vida.

Los siguientes días en el templo parecieron más luminosos que antes.

Arya despertaba temprano, hacía sus estudios de magia básica, alimentaba a los pegasos que la dejaban acercarse y pasaba largos ratos leyendo en la torre.

Pero, aunque fingía normalidad, su mente regresaba una y otra vez a la noche del festival.

El sabor del dulce de estrella.

El ritmo de la música.

La forma en que su corazón se había acelerado antes del beso.

Y el duque Kiran… sonriendo como si se hubieran conocido de toda la vida..

Cada vez que pensaba en él, se le calentaban las mejillas.

Aún así, Arya era precavida.

Aunque tenía permiso para sobrevolar Mercia libremente, evitó completamente la zona del pueblo de Valenia, donde se había celebrado el festival.

No sabía si Kiran la buscaba o no.

No sabía si alguien de la nobleza la había visto.

No sabía si el Consejo de Magos sospechaba algo.

Y no estaba lista para arriesgarlo.

En cambio, se enfocó en aprender más magia.

Los magos del templo notaron su entusiasmo renovado, aunque no sabían la razón. Arya practicaba hechizos simples..

— Encender pequeñas luces.

— Mover objetos livianos.

— Crear ráfagas de viento suaves.

— Limpiar superficies con magia doméstica.

— Leer runas antiguas.

Generalmente el maestro Aldren la observaba con los brazos cruzados detrás de ella.

Aldren: Muy bien, Lady Arya. Su control mejora cada día. Hace unos meses, apenas podía sostener una luz estable.

Arya sonrió, concentrada en un hechizo que hacía flotar tres pequeñas esferas de luz de colores.

Arya: Supongo que necesitaba… sentirme un poco más viva.

Aldren entrecerró los ojos, intrigado.

Aldren: Ha cambiado desde que despertó de aquel desmayo, milady. Ya no es la misma niña tímida de siempre.

Arya tensó los hombros un instante.

[¿Él sospechaba algo?]

Pero Maestro Aldren simplemente asintió con un gesto de aprobación.

Aldren: Ese cambio le sienta bien.

Arya respiró aliviada.

Cuando terminaba las lecciones, subía con Lira a la terraza a peinar a Silverwind. El pegaso se dejaba acariciar con una tranquilidad absoluta.

Pero Lira, observadora como siempre, frunció el ceño un día.

Lira: Mi lady… Silverwind está inquieto cuando mira hacia el sur. ¿Pasa algo allí?

Arya se congeló un instante.

El sur.

Valenia.

Arya: N-no lo sé. Quizás percibe otra cosa.

Silverwind bufó suavemente, como si oliera algo en ella que no estaba allí antes.

Algo… que pertenecía a la noche del festival.

Arya le acarició la cabeza.

Arya: Tranquilo, estoy bien. Todo está bien.

El pegaso la observó con una mirada que parecía querer decirle.. Sé más de lo que crees.

Y aunque Arya no podía escucharlo hablar… sí podía sentirlo.

Aun así, sonrió, dispuesta a seguir con su día.

Porque mientras nadie del templo sospechara nada… y mientras su corazón dejara de latir tan fuerte cada vez que recordaba ese beso…

Tal vez podría seguir viviendo en paz.

Al menos por un tiempo.