Le entregué todo de mí... y ella me pagó de la peor manera; con la peor de las traiciones, me engañó vilmente con mi mejor amigo, los dos me lastimaron, humillaron y casi acaban con mi vida por el dolor que me causaron, y los odio, los odio con todo mi corazón.
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CAPÍTULO VII RESTAURANTE LAURA
Cuando llegué frente al restaurante, veo la hora y suspiro, me va a tocar espera una hora más o menos, así que decidí sentarme en la terraza y disfrutar de la vista.
. – ¿Le puedo ofrecer algo señorita? ¿desea una mesa?– me dice un camarero que se me acerca con una linda sonrisa, le sonreí de vuelta, es muy joven, no lo había visto antes, imaginé a mi niño cuando este a esa edad, Dios me de vida para verlo.
. – Por ahora solo agua por favor, tengo reserva. Estoy esperando a unos amigos – le digo aun sonriendo.
. – Muy bien, ya vuelvo hermosa – me dice el chico, yo arqueo una ceja, vaya, qué coqueto él, creo que confundió mi buen trato. Pero bueno, siempre que no se propase todo está bien.
. – ¿Ahora te metes con niños? – escucho esa voz que eriza todos los bellos de mi cuerpo - ¿Pero qué clase de mujer eres? – muevo la cabeza de forma negativa.
. – Tu sabes qué clase de mujer soy – le digo cuando volteo a mirarlo
. – No lo creo, aunque en este momento tengo una idea… – me dice con sarcasmo, y sé por dónde viene.
. – Sé que si – lo observo, y su mirada como siempre, desde lo ocurrido es fría y malévola, queriendo gritar lo que él piensa es la verdad, miro a los lados y este lugar se está empezando a llenar – ¡No quiero escándalos Matthew! – le advierto, y en ese mismo momento me arrepentí de las últimas palabras que salieron de mi boca, cuando vi sus ojos brillar con mucha ira.
Aunque me sigo preguntando ¿cuál es el problema que le diga su nombre? Él se sienta de golpe a mi lado y presiona su mano en mi ante brazo con fuerza sacándome una mueca de dolor…
. – ¿Y ahora tú eres un hombre abusivo? – lo reto mientras trato de soltar su agarre con mi otra mano – ¡Suéltame! – le exijo – ¡me estás lastimando! – pero él no afloja su agarre, pareciera que siente satisfacción lastimarme, entonces le entierro mis uñas en el dorso de su mano con fuerza, si quieres guerra la tendrás, veamos quien tiene mayor resistencia.
Sentí que mis uñas se enterraban en su piel y él gruño, pero de un modo que el sonido que gesticuló nos alteró, he hizo reaccionar a ambos, creo que tuvimos el mismo recuerdo, nos quedamos como hipnotizados mirándonos. ¿QUÉ CARAJOS FUE LO QUE PASÓ? Tuvimos una conexión sexual, recordamos como yo enterraba mis uñas en su espalda mientras alcazaba las nubes donde él me llevaba, sentí que mis mejillas se pusieron coloradas, y quité la mirada rompiendo el hechizo.
. – No te lo voy a volver a repetir Laura – me dice bajo, pero con firmeza – mi nombre, no suena bien en tu asquerosa boca.
. – ¡Humm, que raro, no recuerdo que esta mañana cuando me besabas mi boca te pareciera tan asquerosa! – le digo con la misma soberbia, lo descoloqué, y de la rabia me volvió a tomar del brazo, esta vez casi debajo de la axila – ¡ya deja de lastimarme imbécil! – le dije golpeando su brazo - Si no quieres que haga un escándalo aquí, es mejor que me sueltes MATTHEW! – él me apretó más, ah realmente cree que no soy capaz – ¡Maldito! – le digo y trato de levantarme, pero él me obliga a sentar nuevamente…
. - ¡Siéntate! – me presiona hacia abajo – claro que no vas a hacer un escándalo – me mira con burla – me pregunto… ¿cómo quedaría mal parada la “FLAMANTE ARQUITECTA ESTRELLA” del ayuntamiento? yo pronto me voy, poco me importa lo que sigan diciendo de mi… y - vuelve a hacer presión – soy SEÑOR MILLER para ti, no lo olvides.
En cierto modo tiene razón, sea como sea, debo cuidar las apariencias, no es que viva de ellas, pero tengo un prestigio que defender, un trabajo que conservar, y un hijo que mantener, ya con un súper escandalo tuve, hay gente que no olvida, y también gente muy mala.
. – Bueno, por lo visto esto te hace sentir muy macho - me burlo de él y su rostro se ensombrece, como que di en el blanco otra vez, me inclino un poco a él y prácticamente le susurro – pero resulta que yo no soy tu maldita pera de boxeo, madura, o ve y busca a tu novia y cáele a piñ…
. – ¡Cierra la maldita boca! – me dice con los dientes apretados, lo miro atónita y por qué no, pávida, de verdad que asusta este nuevo Matthew – No te atrevas a mencionar a mi novia con tu asquerosa boca mujerzuela de quinta – Dice mientras presiona
. – ¡Poco hombre! – le digo ya con lágrimas en los ojos, me duele lo que dice tanto como lo que me está haciendo.
. – ¿Poco hombre? – se levanta con su mano aun en mi brazo – ¡levántate! – me ordena
. - ¿Para qué? no voy a ir contigo a ningún lado – que es lo que pretende ahora – será mejor que me sueltes en…
. – Aquí está su agua señorita, disculpe la demora – llega el mesonero, justo a tiempo, le sonrío en agradecimiento – ¿está todo bien, desea algo más? – me pregunta con sospecha.
. – ¡Que te retires! – le ordena Matthew con frialdad y el pobre chico se corta ante su duro tono y mala cara, asintiendo con la cabeza.
. – Está bien así querido – le digo amablemente - el señor Miller ya se retira y tú por favor guíame a mi mesa – reto a Matt a negarse – ¡buena tarde señor! – lo miro a la cara al igual que a su mano, vi como apretaba la mandíbula, pero no le quedó otra que soltarme, le inclino la cabeza de medio lado y camino en dirección a las mesas del salón.
Varias personas nos miraban con curiosidad, pero los ignoré. Analizo y no creo que sea prudente quedarme aquí y menos si llega Luiggi, esto puede generar un problema mayor. Abro la botella de agua y la inclino a mi boca, tomé todo cuanto pude.
. – ¿Realmente está usted bien? – me pregunta el chico mirándome con curiosidad.
. – Lo estoy – le sonrío – pero por hoy desistiré de comer aquí, en verdad lo siento, puedes asignar la mesa a otra persona – le digo mientras saco unos dólares de mi bolso para darle su propina – ten y gracias – vuelvo a sonreírle y me dirijo a los baños.
Entro y busqué en mi bolso el frasco de mis pastillas, lo abrí, saqué una y me la tomé con lo que me quedaba de agua en la botella, cuando terminé la cerré y lo estoy guardando en mi bolso, miro al espejo y allí reflejado esta Matthew, cerré los ojos y los volví a abrir, pensé que era una alucinación, pero cuando camino como una fiera hacia mí me volteé rápidamente y puse mis manos al frente para protegerme, él las tomo por las muñecas y las llevo detrás de mi…
. – Ahora te voy a enseñar, quien es un poco hombre – así que te ofendiste, pienso.
. – A mí no tienes que demostrarme absolutamente nada, ¡suéltame!– le exijo y en respuesta aprieta mis muñecas con sus manotas – ¡Te estás pasando Matthew! – no me importa si se molesta, ese es su puto nombre.
. – Vaya que eres terca Laura …
. – ¿Y yo qué puedo decir de ti? – si ya me tiene más que cansada con esta tontería - yo no puedo decir tu nombre, pero tu si el mío, ¿qué derecho crees que tienes?
. – Porque mi boca no es indigna… - le volteo los ojos ante su absurdo argumento.
. – ¡Por favor, que ridículo – lo miro con burla – para tu información, mi boca es digna de lo que a mí me dé la gana, sabes!
. – ¿Cómo meterte el pito del mejor amigo de tu esposo cierto? – Lo miro confundida ¿a qué vino eso? ¿cómo puede creer que yo hice eso con Luiggi? por Dios, sí que está mal Matthew, esta echo un total idiota… pero que carajos, que crea lo que le dé la gana.
. – De lo que me dé la gana dije – lo miré retadora – eso lo incluye ¿No?
. – ¡Perra, ¡cómo me das asco! – ahora cuéntame una de vaqueros, le quise decir, parece disco rayado – ¿cómo fuiste capaz? – fue más una queja que un reclamo, lo miré y aunque tenía la cabeza un poco inclinada, percibí tristeza en sus ojos. Esto me duele tanto como a él.
. – Dejemos esto ya por la paz Matthew – sus ojos brillaron de rabia al escuchar su nombre, pero como yo no soy una mujer indigna lo voy a seguir diciendo, le guste o no – por favor suéltame…
. – Que cínica eres – se burla - por la paz… ¿cuál paz? – grita y me hace temblar – tu acabaste con mi paz cuando te burlaste de mí, tu acabaste con mi paz cuando te acostaste con mi mejor amigo, TU – esta vez golpea con su dedo mi pecho – acabaste con mi paz cuando me convertiste en el hazme reír de toda esta ciudad.
. – Yo no hice nada, nunca me burle de ti, nunca te engañé, y nunca te convertí en nada, tú te equivocaste y provocaste una tormenta en un vaso de agua, tú fuiste quien se hizo una película en su cabeza y se convirtió en un irracional, fuiste tu el que se creyó ciegamente su propia versión… - levanto la voz igual que él y siento como pone su mano para cubrir mi boca mientras con la otra sostiene mi nuca.
. – ¡Cállate, cállate maldición! – mueve mi cabeza mientras aprieta con fuerza mi boca y yo trato de soltar sus manos – te juro que me provoca matarte – mis ojos se abrieron asombrados por lo que él acaba de decir, no, que miedo, yo tengo un hijo… - ¿cómo te atreves hacerte la victima ahora?
Tengo mis manos alrededor de las suyas, y de mis ojos salen lágrimas, ya estoy más que convencida que él quiere hacerme daño, tengo miedo, siento que mi presión baja, y los latidos de mi corazón se hacen erráticos y lentos. Cierro los ojos, y sentí como él soltó el agarre, y me dejé caer en sus brazos.