Sofía es una joven que ha crecido en la soledad de la orfandad, enfrentándose a una serie de tormentos internos que la han marcado desde su infancia. En su búsqueda de pertenencia y amor, se cruza con Lucius, un enigmático hombre que posee una esencia sombría y que, a lo largo de su vida, jamás ha experimentado la calidez de los sentimientos. A medida que sus caminos se entrelazan, Sofía se enfrenta al desafío de luchar contra la atracción que siente hacia él y las sombras que parecen rodearlo. ¿Podrá encontrar la fuerza necesaria para resistirse a su cautivadora belleza y, al mismo tiempo, desentrañar los misterios de su alma oscura, o sucumbirá a su hechizo, perdiéndose en el abismo de su atracción?
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planes
No comprendo qué te está sucediendo, Lucius. Eres consciente de que, para conservar tu título de duque, es esencial que te cases. Además, estos bailes son cruciales para que tengas la oportunidad de conocer a las jóvenes adecuadas, comentó Mónica, su madre, visiblemente irritada.
Madre, concéntrate en mi hermano; él parece estar enamorado de todas las chicas. Yo estoy bien así, dijo Lucius, visiblemente molesto mientras salía del salón.
Deja eso, mamá. Estoy seguro de que él encontrará a una chica para él, dijo Carlos, su hermano, mientras disfrutaba de una galleta.
No comprendo por qué todo tiene que ser tan complicado con Lucius. Nunca me ha hablado de ninguna chica y, para ser sincera, ni siquiera conozco a otro amigo suyo que no sea ese carpintero, comentó Mónica mientras se acomodaba en el sillón blanco y tomaba un sorbo de té de canela.
Madre Lucius suele pasar bastante tiempo en el bar, y puedes imaginarte que es un lugar lleno de mujeres. Así que no te preocupes, no debes arrugar ese hermoso rostro. Carlos dijo esto mientras le daba un suave beso en la frente y luego se marchó.
A la mañana siguiente, Mónica observó cómo Lucius entraba tambaleándose, visiblemente ebrio, apenas logrando mantenerse en pie.
Con frustración y determinación, Mónica le dijo: Lucius, basta de esto. Estoy cansada de esta situación. Hoy hablé con la madre Yolanda. Como tú no estás dispuesto a ir a ningún baile para buscar a una chica, que podría ser tu futura esposa, lo haré yo. No voy a permitir que nuestra familia termine siendo objeto de chismes y murmullos.
Madre, por favor, no grites, imploró Lucius, cubriéndose el rostro con la mano, ya que el sol comenzaba a asomarse en el horizonte. Haz lo que desees, pero sólo déjame tranquilo, por favor.
Lucius, no puedes seguir de esta manera. Vas a casarte, ¡¿me escuchaste?!, exclamó Mónica con evidente enojo.
Mónica tomó su bolso y su sombrilla y se dirigió al mercado, un lugar que conocía bien y en el que estaba segura de encontrar a Yolanda, una de las monjas del Orfanato Sagrado Corazón. Tenía la esperanza de que, al hablar con ella, podría conocer a una joven que estuviera dispuesta a dejar el orfanato, una oportunidad que consideraba vital, pues Era fundamental para ella que esta chica no tuviera relación alguna con Lucius, ya que no quería que se asustara o se sintiera incómoda por su presencia y por lo que decían de el. Mónica tenía un plan en mente y estaba decidida a llevarlo a cabo.
Mientras caminaba, dirigió su mirada hacia Yolanda, quien recorría los puestos del mercado. Junto a ella se encontraba una joven de cabello negro y brillante, que contrastaba con su piel blanca y suave.
Con una sonrisa radiante, Mónica exclamó: ¡Madre Yolanda, qué alegría verla!
Duquesa Fisher, qué sorprendente es verte por aquí. ¿Acaso no cuentas con una asistente que te ayude con las compras?, comentó Yolanda, pues consideraba que el mercado no era el lugar apropiado para una mujer de clase alta y renombre.
