Después de una tarde de amor pasión Hannah desaparece de la vida de Sebastián, dejándolo sumido en la más cruel desesperación. Pero él no escatimará en gastos, ni en esfuerzos para traerla de regreso a su vida. ¿La traerá para amarla o para hacerle pagar todo su dolor?
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CAPÍTULO 9
La velada fue fantástica. Hannah, aunque pareciera absurdo, sintió mucha conexión con ese hombre. Tenían tantas cosas en común que era ridículo ignorar el hecho de que eran padre e hija.
Alexei, por su parte, se sintió orgulloso al conocer más a su hija. Definitivamente, esta hermosa mujer sería su segunda al mando en los negocios. Hannah Phillips sería su pilar más fuerte.
Esta cena fue sencilla, incluso el corazón de Alexei se detuvo cuando Hannah lo invitó a comer del mismo postre. Alexei Phillips era un hombre de palabra y su hija mimada tendrá su corazón. Pero también era un padre y defenderá ese hecho hasta el final.
Ellos regresaron a la mansión, pasada la media noche. Hannah intencionalmente lo hizo pararse en varios lugares, para tomarse fotografías.
—Quiero dejarle muchas fotos a Hans para que me recuerde con cariño cuando no esté. Creo que en 29 días puedo reunir mil fotografías. ¿Tú que crees Alexei? —le preguntó Hannah desgarrando el corazón de su padre con esas palabras.
—Podemos salir a pasear todos los días. Podemos reunir esas mil fotografías, juntos. ¿Te parece? Pero no hables de morirte, porque la última palabra no se ha dicho.
Después de llegar a la casa. Hannah se giró hacia Alexei y lo abrazó.
—Gracias por acompañarme y acepto tu invitación. Serás mi compañero de aventuras.
Alexei sin dudarlo estrechó a su hija entre sus brazos y besó su cabeza.
—Es una promesa, mi princesa.
Hannah sintió un calor gratificante en los brazos de su padre.
Después se despidió de él y se fue hasta su habitación.
Los días siguientes fueron iguales. Ellos salían a cualquier hora del día. Pero ya eran dos grandes amigos recorriendo cada rincón de la ciudad. Ya faltaban siete días para la operación de Alexia. Alexei estaba entre la espada y la pared. Sin poder negarlo, él había comenzado a amar a su hija, pero no tenía otro donante y para él Alexia era la prioridad.
El médico atendió a ambas gemelas y le realizó los exámenes preoperatorios. Alexei estaba en su despacho, totalmente ebrio y devastado. Incluso se obligó al doctor a hacer la prueba de compatibilidad, dispuesto a ser el donante y dar su vida a cambio de salvar a sus dos hijas.
Pero, desafortunadamente, no era compatible. Además, él había sufrido un infarto años atrás.
Hannah se sintió muy decepcionada al ver que su compañera de aventuras, había comenzado a evitarla. Ya tenía dos días sin verlo y cuando esta mañana le anunciaron la realización de los estudios. Ella lo entendió. Tenía que resignarse a su cruel destino.
Hannah se acostó a llorar, últimamente estaba más sensible que nunca. No quería morir y esa era la realidad. Había aprendido a amar a su padre y sobre todo había aprendido a amar su vida. Esa vida que trató de perder en varias oportunidades.
Ahora solo quería que un milagro la salvará. Otra vez, se sentía rota por dentro. Ese hombre maravilloso que ella había conocido en Alexei Phillips solo había Sido un espejismo, para tenerla entretenida hasta el día de la maldita operación.
Alexei Phillips, recogió una maleta con algunas cosas y abandonó la mansión.
Él iba rumbo a su Penthouse cuando su teléfono comenzó a sonar.
Alexei respondió de mala gana, al ver el nombre del doctor reflejarse en la pantalla de su celular.
—¿Qué mierda quieres?
—Tienes que venir, es urgente.
—¿No puedes hacer nada solo?
—Tal vez, pero creo, que decidir sobre la vida de tu nieto, no es mi trabajo.
—¿Qué nieto? ¿De qué estás hablando? —le preguntó Alexei, pidiéndole a Dios haber escuchado mal.
—Tu hija, Hannah, está embarazada.
Alexei frenó el golpe, el auto y el cinturón lo protegió de salir por el parabrisas.
—¡Alexei! ¡Alexei! —gritaba el doctor a través del celular.
Alexei se aferró al volante y golpeó varias veces su cabeza contra él.
Después colgó la llamada del doctor y soltó una pequeña risa. Él se miró en el espejo y mostró una sonrisa perfecta.
Mientras, entraba en su monólogo.
—Alexei Phillips, serás el abuelo más sexy de la historia. Esta era la señal, que estabas esperando. Vamos a poner cada cosa en su lugar.
Alexei giró el volante y regresó a su mansión.
Él entró casi corriendo hacia la habitación de Hannah, tocó varias veces la puerta y no obtuvo respuesta. Entonces decidió entrar y ahí la encontró acurrucada, llorando.
Alexei se acercó a ella y Hannah levantó la mirada, para encontrarse con los ojos de su padre.
Alexei llegó hasta ella y la abrazó.
—Vamos, Hanny levántate. Vámonos de aquí. No recojas nada. Vamos a cenar y de ahí nos vamos lejos de aquí.
Hannah frunció el ceño y se limpió las lágrimas. Este era el milagro que ella tanto había esperado. Ella no estaba segura, pero no se quedaría a averiguarlo.
Hannah se levantó, se metió al baño, lavó su cara y tomó su cartera, metió su tablet, su teléfono y caminó al lado de su padre.
Ellos salieron de la mansión y subieron al auto. Hannah se sorprendió al ver a Alexei entrar al aeropuerto.