El Cachorro Del Rey

Danilo, el beta de Rey, estaba revisando las solicitudes para el puesto de Asistente del rey, aunque él era su mano derecha, el rey necesitaba de alguien que estuviera atendiéndolo cuando él o el Gamma estuvieran fuera cumpliendo con algunas de las actividades que le competían al rey.

- ¿Está chicas es? – Danilo observo la hoja de vida de Astrid, por supuesto que reconocía el nombre y su foto, pues estuvo mucho tiempo buscándola – Vaya, al fin apareces- Sonrió, sabía que esa noticia pondría de buen humor a su rey pues desde aquella noche hace cuatro años, su humor había empeorado por no saber nada de ella.

Danilo de inmediato se levantó con la hoja de vida de Astrid en sus manos, se la mostraría a su rey quería ver su reacción al saber que finalmente había aparecido sin necesidad de buscarla.

Caminaba hacía el estudio de su rey, cuando escuchó unos gritos de una mujer y de un hombre furioso, sabía que se trataba de él, así que apresuro sus pasos hasta llegar a la entrada del estudio, miró al Gamma estar ahí observando tranquilamente, mientras una mujer pelirroja estaba en el suelo con ropa interior y un vestido en sus manos.

- ¡Eres un maldito! ¡Lo único que necesitas es un heredero! – Grito la pelirroja.

- ¡Y tu no me lo darás, zorra! – Grito furioso el rey de pie ante esa mujer sus ojos escarlatas irradiaban de ira.

- ¿Qué paso? – Preguntó Danilo al Gamma.

- Simplemente se metió, dijo que podría controlarlo – Comentó el Gamma de cabellos castaños y ojos aceitunados.

Danilo hizo una mueca y luego negó ante la respuesta del Gamma.

- Majestad, recuerde que es la nieta del anciano mayor – Intervino Danilo.

Kaelen se mantenía con el ceño fruncido, aquella pelirroja se metió a su oficina y se le ofreció con tanta facilidad, diciéndole que le daría el heredero que tanto necesita, pero eso más que agradarle le enfureció, odiaba a las mujeres que se acercaban solo por interés, además él ya tenia a su pareja destinada, solo tenía que encontrarla.

- ¡Sácala de aquí! ¡Y que no se vuelva a acerca o me olvidare de quien mierdas es nieta! – Ordeno furioso y después se encerró en su oficina.

- ¡Ni ganas de volver! ¡Solo obedecía ordenes de mi abuelo, imbécil! – Grito la pelirroja levantándose del suelo y empezó a ponerse su vestido.

Danilo y el Gamma solo observaron a que ella terminara de vestirse y después solo se marchó tirando una que otra maldición.

- Debiste impedir que entrara – Dijo Danilo mirando al Gamma.

- Ella dijo que no me metiera – Soltó con pesadez.

- ¿Y le hiciste caso?  A la única que obedecerás es a tu reina, Oscar – Soltó Danilo con cierta molestia por la respuesta del Gamma.

- ¿Cuál? Moriré sin una reina, ya estoy harto de ese rey amargado – Soltó molesto.

La puerta de la oficina se abrió de golpe y ahí estaba Kaelen fulminando con la mirada a Oscar su Gamma.

- Entonces renuncia – Gruño Kaelen dando a entender que había escuchado su respuesta.

- Como si fuera fácil, carajo, nadie te soportara como nosotros lo hacemos – Respondió Oscar sin formalidades.

Danilo suspiró pesadamente. Los tres se consideraban amigos de la infancia, Oscar y él fueron criados para convertirse en beta y gamma de Kaelen cuando subiera al trono.

- Basta, tengo que darte una noticia, que te alegrara – Dijo Danilo señalando la carpeta con la hoja de vida de Astrid.

- ¿Una carpeta le quitara lo amargado? – Preguntó Oscar con sarcasmo.

- Si, es su nueva asistente personal – Respondió Danilo con una sonrisa.

- Me importa una mierda eso – Soltó Kaelen cerrando la puerta de la oficina y alejándose de ellos.

- ¿Seguro? – Pregunto Danilo, pero no obtuvo respuesta.

- ¿Quién es? – Oscar le quito la carpeta para ver de quien se trataba- ¿Astrid Cameron? – Leyó el nombre, se quedo pensativo unos segundos pues el nombre se le hacia familiar - ¿Es la chica con la que se obsesiono hace cuatro años? – Lo miró con sorpresa, incluso él participo en esa búsqueda personalmente.

Danilo asintió con una sonrisa, debía informarle a Kaelen que finalmente volvería a ver a la mujer que lo volvió loca en una sola noche

- Si, probablemente tengas una reina pronto – Le quitó la hoja de vida y pensaba en ir detrás de Kaelen, pero Oscar lo detuvo, un plan divertido se creo en su mente.

- Que sea una sorpresa, no le digas nada – Dijo con una divertida sonrisa en sus labios.

- Estás loco, se va enojar – Respondió Danilo, negándose a seguir el plan de Oscar.

- ¿Más? Por favor solo dará un par de gritos y ya, además si esa chica lo sigue volviendo loco, dudo que nos grite…- Comentó confiado de sus palabras. - Vamos, se lo merece por amargado – Agregó Oscar, esperando que Danilo finalmente aceptara su plan.

Danilo suspiró, no quería, pero terminaría accediendo a la loca idea de Oscar, solo esperaba que Kaelen siguiera loco por aquella mujer, de lo contrario podía enfurecer más de lo normal.

- Bien, la citare para el lunes- Respondió Danilo y se marchó de nuevo a su oficina, tenia que preparar todo para la contratación de Astrid como la nueva asistente personal del Rey.

Oscar sonrió con malicia, quería ver la reacción de su rey cuando se encontrara con esa chica que busco desesperadamente hace cuatro años y que también lo cambio por completo, pues estaba totalmente seguro que desde entonces no había estado con una mujer, por más que muchas se habían ofrecido a darle placer, él se negó. Corriéndolas o sacándolas por la fuerza de su oficina.

- Ay, rey amargado, será divertido verte domado – Se burló en voz baja, por supuesto apreciaba mucho a su rey, era su mejor amigo, pero burlarse de él sería divertido.

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Astrid estaba en las oficinas de registro, esperando a ser atendida y rogando a que pudieran darle más tiempo para entregar el acta de identidad del padre, también esperaba que la aceptaran como asistente del rey de esa manera podría solicitar su ayuda sin esperar a años para una audiencia.

- ¿Astrid? – Escuchó que la llamaron, levantó la mirada para encontrarse con Belinda una ex compañera de la universidad.

- Hola Belinda- Sonrió con nervios. Recordaba que pocas veces cruzaron palabras, por lo que la idea de que le dieran un plazo para la entrega de documentos comenzaba  a ser escasa.

- Vaya, escuche que regresaste, no esperaba verte aquí – Dijo tomando asiento en la silla y encendiendo su computadora - ¿Qué vienes hacer? – Preguntó.

- Vamos, como si no lo supieras- Soltó Astrid, sabiendo que todos en la manada ya debían saber de la existencia de Alain.

- Bueno, sí, vienes a registrar a tu hijo – Dijo Belinda encogiéndose de hombros. – Dame los documentos – Agregó.

Astrid entregó los documentos con duda, Belinda comenzó a revisarlos detenidamente estuvo unos minutos así hasta que después empezó a teclear en la computadora.

- Falta el registro de identidad del padre, también sus documentos- Dijo Belinda mirándola de nuevo a los ojos. Ella era de cabellos marrón al igual que sus ojos, era delgada y de tez blanca.

- Si, bueno…no los tengo – Respondió sinceramente – Verás tuve a mi hijo con los humanos y lo registre así, por lo que nunca me preocupe por el acta de identidad del padre – Agregó jugando con sus dedos de manera nerviosa – Pero estoy en eso, solo que, su padre anda fuera y… tardará en volver – Mintió.

Belinda asintió, ya había recibido las órdenes del Alfa Leandro de no aceptar documentación incompleta sobre los registros de cachorros, no entendía por que dio esa orden de la nada, hasta ahora.

- Ay, Astrid – Susurró Belinda.

- Por favor, por favor, dame un tiempo para traerlo – Suplicó Astrid en voz baja. – Mi hijo no tiene la culpa del pasado y la estúpida furia de Leandro – Agregó sabiendo que todo era obra de él.

- Bien – Dijo Belinda resignada, sabía que lo que haría podría poner en riesgo su trabajo, pero tampoco se le hacia justo lo que su alfa estaba haciendo – Solo puedo darte un plazo de dos semanas que es el tiempo en que los registros son analizados y autorizados por la Luna Catalina – Agregó.

Astrid frunció el ceño al escuchar ese nombre, sabía que Catalina sería otra piedra en el zapato, así que tenía que darse prisa.

- Lo hare, en menos de dos semanas traeré el acta – dijo agradecida, su teléfono vibro y lo saco, leyó el mensaje que le había llegado.

Astrid sonrió ante lo que leía, era la aceptación de su hoja de vida y le pedían que se presentara el lunes en le palacio real para recibir indicaciones de su nuevo puesto, casi grita de la emoción, sentía que todo estaba yendo en buen sentido.

- Lo logre – dijo emocionada.

Belinda escuchó y sonrió, mientras archivaba los documentos del pequeño hijo de Astrid, dejándolos apartados del resto de los registros, de esa manera se encargaría que fueran los últimos en ser enviados a la Luna de la manada.

- Recuerda, dos semanas – Aclaro Belinda.

- Si, a lo mejor lo tenga más pronto de lo esperado – Dijo emocionada- Gracias, Beli, te debo un café – Se levantó y salió emocionada de la oficina tenía que preparar toda la documentación que le pedían para llevarla el lunes.