Ella, era la hija de un general, una guerrera talentosa, pero su prima le tendió una trampa para asesinarla y así tomar su lugar como una princesa heredera, ahora, a reencarnado en la princesa que fue puesta en su lugar y su prima acabo aun como una concubina más, pero aun siendo la princesa, las concubinas abusaron de ella, ahora que está en ese cuerpo, esta lista para su venganza.
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emperatriz
La noche había caído, por suerte llego al palacio del emperador a tiempo, ya que viajar sola por un largo camino, sería peligroso.
Apenas le vieron llegar, los guardias del palacio la dejaron entrar y una sirvienta la guió hasta el salón de visitas, pidiendo que espere mientras le avisa a la emperatriz que ha llegado, obviamente no iba a poder ver al emperador de inmediato, pero le basta con saludar a la emperatriz, según los recuerdos de ese cuerpo, la emperatriz siempre fue buena con ella, ya que era muy buena amiga de su madre, ahora entiende porque fácilmente la casaron con ese príncipe y si a eso le agregan que la dueña original del cuerpo lo amaba, todo tiene sentido, ese príncipe tan tonto, pudo tener una buena vida, con una princesa que recibe el apoyo del emperador y la emperatriz, podría aspirar a ser emperador, pero su absurdo amor por la concubina Aya, lo tiene ciego y lo limita a ir más lejos.
Paso solo unos pocos minutos para que la emperatriz hiciera acto de presencia, como era costumbre le dedicó una reverencia, pero la mujer, solo se acerco y la sujeto de los hombros para hacerla levantar la cabeza.
- mi niña, no necesitas tantas formalidades cuando no estamos en el salón del trono. Ven, acompáñame a cenar.
- majestad, estoy agradecida que me recibiera sin un aviso anticipado.
- pequeña, eres bienvenida a esta palacio cuando lo desees. Pero me sorprende que estés aquí tan tarde, ¿el tercer príncipe vino contigo?
Bajo la mirada mostrando tristeza en su rostro, negando ante su pregunta.
- majestad, el tercer príncipe es tan frío conmigo, usted no sabe lo que he pasado a su lado. Por eso he venido a pedir su ayuda.
La mujer frunce el ceño al escuchar tal acusación, sabía que el príncipe tenía una favorita entre su harem, pero no creyó que estuviera haciendo menos a su esposa legítima; esto amerita hablar seriamente con la madre del príncipe, la segunda concubina y claro, también le tendrá que decir al emperador sobre esto.
- ven, niña, cuéntame que ha pasado, te aseguro que haré justicia para ti.
- alteza, usted siempre tan bondadosa conmigo ¿como podría pagar tanta amabilidad?
- no preguntes eso, le prometí a tu madre que cuidara de ti y pienso cumplir mi promesa, ahora tú eres como hija para mi, no puedo dejar que pases por penurias por culpa de un príncipe tan ingrato. Sabía que casarte con él, no era lo correcto.
- si no hubiera sido tan ciega y terca, no le estaría causando esta angustia majestad.
- mi niña, si este matrimonio te sigue causando daño, yo misma hablaré con el emperador para sacarte de ahí.
- agradezco su ofrecimiento, alteza, pero por ahora, hay una sola que deseo. Yo, no se como se lo tome, pero quiero que el general Izumi me ayude a aprender artes marciales.
La emperatriz la miró con sorpresa, era bastante increíble que la joven Saya, una niña tan delicada y consentida, pidiera algo así, pero si eso es lo que deseaba y si con ello, estaría aun más segura en casa del tercer príncipe.
- las artes marciales normalmente no son para una mujer, pero si eso te hace sentirte segura, no te detendré.
- sabía que usted me entendería, pero, tengo miedo que el príncipe no me lo quiera permitir.
Miró hacia abajo cubriendo parte de su rostro con la manga de su kimono, de esa manera le hace ver un poco más preocupada por la situación.
- mandaré traer al tercer príncipe mañana, el emperador y yo, le daremos la orden de que te permita ese entrenamiento.
Sonríe y no duda en abrazar a la emperatriz por la emoción, aunque rápidamente se aparta haciendo una reverencia, pero la mujer solo sonríe.
- no te avergüences. Por ahora, pasemos al comedor, disfruta de esta cena mientras preparan una habitación para que estés cómoda.
- una cena con usted, será de lo más agradable, soy tan afortunada de recibir tanto de su parte, alteza.
La comida fue servida y ambas tuvieron una cena agradable mientras hablaban tan cómodamente, sin duda, la emperatriz ha sido algo bueno en la vida de la antigua dueña del cuerpo. Cuando la noche había avanzado, ambas se despidieron, para poder pasar a descansar.