La Espía Del Rey

La dueña de la posada los condujo a la habitación más amplia que tenía. Liora entró primero, feliz de haber ganado la discusión… hasta que se detuvo en seco.

Liora: … ¿Solo una cama?

El Rey aún con su apariencia alterada, entró detrás y se quedó mirando el enorme colchón de plumas en el centro del cuarto.

Rey (disfrazado): Parece que sí.

Liora: Bueno… es acogedor.

Rey: Verlaine… yo dormiré en el suelo.

Liora giró hacia él de inmediato, con expresión de horror dramático.

Liora: ¿QUÉ? ¡No! Usted es el Rey.

Rey: Aquí… nadie lo sabe.

Liora: Pero yo sí lo sé. No voy a permitir que Su Majestad duerma en el suelo como si fuera un saco de papas.

El Rey se quedó en silencio unos segundos. Había algo muy cálido en esa frase. Algo sorprendentemente dulce.

Rey (bajito): …Gracias.

Liora sonrió con orgullo de heroína.

Liora: Así es. No dejaré que mi…. supuesta pareja duerma incomodo.

El Rey se llevó una mano a la frente, vencido por la lógica absurda de Liora.

Rey: Me daré un baño antes de acostarme.

Liora: Perfecto. Si se desmaya en la tina, grite fuerte.

El Rey solo cerró la puerta del baño con un suspiro resignado.

El sonido del agua llenando la tina resonó en la habitación.

Liora se sentó en la cama, rebotando suavemente como niña probando un juguete nuevo.

Liora: ¡Qué suave! Esta cama podría cambiar vidas.

Cuando el Rey salió del baño minutos después, con una camisa simple y el cabello húmedo cayendo sobre la frente, Liora se quedó inmóvil un segundo.

[Dioses… ¿por qué un hombre con el cabello mojado es tan peligroso?]

Rey: El baño está libre. Dormiré en la cama, entonces.

Liora: Como debe ser.

Él se acostó del lado izquierdo, muy formalmente, con los brazos sobre el pecho como si fuese un soldado en formación.

Liora: Su Majestad. Es solo una cama, no un campo de batalla.

Rey: …Verlaine.

Ella tomó su ropa y entró al baño.

Al salir, su cabello castaño estaba suelto y húmedo, y llevaba una simple camisa de dormir. Caminó hacia la cama sin decir una palabra…

Y se metió debajo de las mantas. A su lado.

El Rey se incorporó de golpe.

Rey: ¡Verlaine! Usted dijo que yo dormiría en la cama.

Liora, acomodándose como si no hubiera nada raro..

Liora: Sí. Y yo también.

Rey: Eso no fue lo que quiso decir.

Liora: Fue EXACTAMENTE lo que quise decir. No se preocupe, Su Majestad. No le voy a hacer nada. Antes de que pudiera responder, Liora giró hacia él… y lo abrazó.

Un abrazo suave, cálido, natural. Como si fuera lo más normal del mundo.

Liora: Estoy muy cansada…

bostezó..

Liora: El viaje ha sido largo.

Y en cuestión de segundos… se quedó profundamente dormida.

El Rey se quedó, rígido como una estatua, con una expresión que nunca había tenido en toda su vida.

Esa era la primera vez… la primera vez que alguien lo abrazaba sin miedo.. Sin protocolo.. Sin reverencias.. Solo… como a una persona.. Y él no sabía qué hacer con eso.

Permaneció despierto varios minutos, mirándola dormir con esa expresión pacífica, como si el mundo dejara de dolerle cuando cerraba los ojos.

Rey (muy bajo): ¿Qué te pasó, Verlaine…? ¿Quién eres ahora…?

Liora murmuró en sueños, acurrucándose más cerca.

Liora (dormida): Cálido…

El Rey Adrian se acomodó finalmente en la cama, tan pegado al borde que un movimiento mal calculado podría haberlo mandado al piso. Respiró hondo. Intentó mantener la compostura real. Y cerró los ojos. Poco a poco, el cansancio del viaje lo venció… y se quedó dormido.

Al amanecer el Rey abrió los ojos lentamente, esperando encontrar la misma escena de la noche anterior..

Liora dormida a su lado, pero sin tocarlo. Él en su esquina, en modo “muralla defensiva”. Distancia prudente.

Pero no.

Lo que encontró fue…

Liora encima de él. Literalmente. Con un brazo sobre su pecho, una pierna cruzada sobre sus caderas y la mitad de su cuerpo sobre el suyo como si fuera un enorme felpudo humano.

El Rey quedó paralizado.

[¿QUÉ ESTÁ PASANDO?]

Liora, profundamente dormida, estaba tan cómoda que hasta roncaba bajito. Su cabello caía sobre el cuello del Rey, su respiración cálida rozándole la clavícula.

Él no podía ni moverse.

Ni respirar.

Ni pensar coherentemente.

Rey (susurrando con horror controlado): Liora… Verlaine… por los dioses… ¿qué…?

Ella murmuró algo entre sueños.

Liora (dormida): Cinco minutos más…

Rey (pálido): No… no… no cinco minutos más…

Intentó moverse sin despertarla, pero cada vez que él trataba de deslizarse hacia atrás, ella inconscientemente lo abrazaba más fuerte, como si fuera una almohada gigante.

[¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto a mí? Soy el rey. Soy un estratega. Domador de crisis. Y ahora estoy atrapado por… una mujer dormida.]

Se quedó quieto, totalmente derrotado.

Antes de poder liberarse, la puerta se abrió sin previo aviso.

Eamon: Liora, despierta que..

ve la escena

Eamon: ¿Puedo… preguntar… QUÉ DEMONIOS ESTOY VIENDO?

Liora, aún dormida, abrazó más fuerte al Rey.

Liora (dormida): Calentito…

El Rey cerró los ojos con resignación absoluta.

Rey (bajito): Esto no es lo que parece.

Eamon, con los ojos abiertos como platos:

Eamon: ¡CLARO QUE NO LO ES! ¡PARECE MIL VECES PEOR!

Rey: Ella… no me soltó… durante la noche.

Eamon: ¡¿Y por qué no la apartó?!

Rey: Porque… es sorprendentemente fuerte.

Eamon: ¿Lo está abrazando como si fuera una almohada?

Rey: Sí.

Liora bostezó suavemente, levantando la cabeza apenas, sin abrir los ojos aún.

Liora: Mmm… ¿ya es de día? Qué cómodo…

Eamon casi convulsionó.

Eamon: ¡¡LIORA, POR FAVOR DESPIERTA Y BÁJATE DE ENCIMA DEL REY!!

Ella abrió los ojos finalmente, levantó la vista… y lo primero que vio fue el cuello del Rey, su camisa desordenada, y su cara roja como un rubí.

Liora: Ah.

Ella pestañeó una vez.

Luego otra.

Luego sonrió.

Liora: Bueno… buenos días, amorcito.

Eamon: ¡¡¡NO LE DIGAS AMORCITO!!!

El Rey tapó su rostro con una mano.

[Dioses ¿Por qué me abandonan? ¿Por qué no me suelta?]

Liora se incorporó lentamente, muy tranquila.

Liora: Relájense los dos. Me moví dormida. No fue intencional.

Eamon: ¡Eso NO LO HACE MEJOR!

El Rey recuperó un poco la compostura y se sentó.

Rey: Es cierto, Verlaine. No fue intencional. Pero, por favor… intente no… convertirme en su colchón otra vez.

Liora: No puedo prometer nada si estoy dormida.

Eamon: ¡LIORA!

Ella solo sonrió como si no hubiera hecho absolutamente nada malo.

Liora: Bueno. Vamos. Tenemos que investigar el templo.

Liora (susurro): Y usted… debería acostumbrarse. A veces duermo como estrella de mar.

El Rey se quedó en silencio, procesando ese dato crucial.

Rey: …Temo por mi seguridad.

Eamon: ¡Y YO TEMO POR LA SUYA, SU MAJESTAD!

Liora bostezó y se estiró.

Liora: Vamos, hermano Eamon. Tenemos una misión.

Eamon: No somos hermanos. NO SOMOS NADA HERMANOS.

Liora: Para la posada sí lo somos.

El Rey se llevó una mano al pecho, aún perturbado.

Rey (en voz baja): Nunca pensé que una misión secreta sería tan peligrosa fuera del campo de batalla…

Liora le guiñó un ojo.

Liora: Y apenas empezamos.