Alana Forbes lo tenía todo: juventud, belleza, una familia poderosa… y un compromiso con el hombre que creyó su gran amor. A tres meses de su boda, una noche en el bar Eclipse lo cambió todo.
Lo que debía ser una celebración por su graduación, se convirtió en el principio de su pesadilla. Traición, mentiras y un video que le destrozó el alma la empujaron a romper con todo.
Pero el destino no siempre hiere… a veces también cura.
Y en medio del dolor, apareció Dante Salvatore: reservado, exitoso y con la capacidad de poner su mundo de cabeza.
¿Puede un corazón roto volver a latir cuando es tocado por el amor más inesperado?
Una decisión. Un encuentro. Y un Destino Trazado que ni el pasado pudo destruir.
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Capítulo 20 – Verdades sobre la mesa
La noche estaba llena de tensión contenida. Dante había planeado cuidadosamente aquella cena en su mansión privada. Solo estarían presentes aquellos en quienes más confiaba: su madre Isabel, Leonardo Forbes, Valeria, Alana, Sofía, sus tres amigos más leales –Matías, Alejandro y Sebastián–, además de Lucas, su fiel asistente. Era una velada que parecía elegante y discreta, pero en realidad tenía un propósito más profundo: destapar las verdades que habían permanecido ocultas demasiado tiempo.
Todos se acomodaron alrededor de la gran mesa, decorada sobria pero con clase. Isabel miró con atención cómo Dante y Alana llegaban juntos, intercambiando una mirada cómplice. Leonardo, sentado al otro extremo, alzó una ceja curioso. Era evidente que algo más había entre ellos.
—Antes de comenzar la cena , interrumpió Dante, poniéndose de pie, necesito que todos escuchen con atención. Lo que estoy por decir es confidencial y muy importante.
Un silencio expectante se extendió por el comedor.
—Alana y yo estamos juntos aunque la mayoría ya lo sabía, reveló con serenidad—. Y vamos a tener un hijo.
Las reacciones fueron diversas. Sofía se emocionó y sonrió ampliamente ya que era consciente de esto. Isabel se llevó una mano al pecho, emocionada y a la vez impactada, mientras Leonardo entrecerraba los ojos, sorprendido pero con una expresión suave, su princesa iba a ser mamá.
—También quiero que camila a estado fingiendo ser la chica que me salvó hace tres años, cuando no es así fue alana y ha divulgado que estamos juntos y nos casaremos, No he hecho nada para callarla, pero solo para poder acercarnos a los movimientos de mis tíos y de José Altamirano. Según tengo entendido se reunirán está noche, Ellos están confabulando algo en mi contra, y necesito saber hasta dónde piensan llegar.
Isabel se inclinó hacia él, preocupada.
—¿Hasta dónde ha llegado esto, hijo?
—Demasiado lejos , respondió Dante, mirándola con seriedad. Mis Tíos, primos y José... todos están enredados. Y Camila... ya tengo suficientes pruebas de ella solo que quiero que Page por todo lo que le hizo a alana.
En otra parte de la mansión, Valeria había arrastrado a Alejandro a uno de los baños de invitados.
—¿Qué estamos haciendo? preguntó él, entre risas suaves.
—Lo que no deberíamos respondió ella mientras lo abrazaba. Si mi hermano se entera que salgo con unos de sus mejores amigo, explotará.
Alana, al salir del comedor para buscar una copa de agua, los vio en una situación comprometedora. Esperó unos segundos y tocó la puerta.
—No diré nada dijo, mirando directamente a Valeria, pero deberías hablarlo con tu hermano. No es tan frío como aparenta, sobre todo si eres sincera.
Valeria asintió lentamente y Alejandro pareció entender y se sintió mal por no ser sincero con Dante.
Mientras tanto, en un despacho oscuro del centro financiero, José Altamirano se reunía con los tíos de Dante. Había enojo y resentimiento en cada palabra que pronunciaban.
—Ese mocoso nos ha burlado por años, escupió uno de los tíos.
—Y ahora embarazó a esa estúpida —añadió José con desprecio. Obtuve su informe médico, Si no detenemos esto ahora, perderemos todo el acceso a su fortuna.
—¿Y si usamos a la chica? preguntó el primo mayor. Si la secuestramos o la amenazamos, Dante cederá.
—Nadie sabe del embarazo, confirmó otro. Aún es útil como señuelo.
En paralelo, Camila entraba a una clínica privada con una capucha sobre la cabeza. Había decidido abortar. No porque no quisiera al hijo que llevaba, sino porque su ambición era más grande que cualquier lazo sanguíneo.
Lucas, desde una distancia prudente, la observaba todo. Tenía su cámara lista. Cada movimiento era registrado. La entrada, el formulario, la sala de espera, la enfermera que la llamaba. Era una de las tantas prueba que tenían de ella.
Horas después, en la oficina de Dante, Lucas entró con las fotos impresas y colocó los archivos sobre el escritorio.
—Camila ha decidido deshacerse del niño informó. Confirmado. El procedimiento está hecho.
Dante frunció el ceño, con una mezcla de furia y determinación.
Cómo puede hacerle eso a su propio hijo , esa chica es un monstruo.
Guardó cada fotografía en un sobre sellado. No había vuelta atrás.
—A partir de ahora dijo, Alana tendrá una guardaespaldas. Nadie tocará ni un solo cabello de ella ni de nuestro hijo.
—Ya está contratada, aseguró Lucas. Se llama Samira. Entrenada, discreta, leal.
La guerra había comenzado, pero ahora Dante ya no estaba solo. Tenía a su familia, a sus amigos, a su amor... y a su heredero por venir.
