En un pequeño pueblo donde los sueños y la realidad a menudo se entrelazan, Valeria es una joven de 19 años que vive atrapada entre la inocencia de su corazón y las sombras de lo desconocido. Soñadora y curiosa, su vida da un giro inesperado cuando un misterioso desconocido se obsesiona con ella, llevándola a una encrucijada peligrosa. Atrapada en un matrimonio forzado, Valeria descubre que el amor que anhelaba no era más que una ilusión.
En medio de esta nueva vida, se encuentra con su esposo, un hombre de carácter difícil y secretos ocultos. A medida que Valeria navega por las tormentas de su nueva realidad, comienza a desentrañar capas de su propio ser y, poco a poco, descubre que el amor puede surgir en los lugares más inesperados.
Con giros inesperados y emociones intensas, esta historia es un viaje sobre el descubrimiento personal, la lucha por la libertad y la búsqueda del verdadero amor. ¿Podrá Valeria encontrar su voz en un mundo que intenta silenciarla?
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Capitulo V Amenaza
Punto de vista de Leonardo
Nunca había conocido a una mujer que tuviera tanta fuerza, a pesar de la situación ella se mantenía firme, aunque pude ver una lágrima correr por sus mejillas.
Le pregunté su nombre y su respuesta me dejó sorprendido, dijo que la llamara pequeña zxxxx si así quería. Sabía que estaba sufriendo aunque no lo demostrará.
Obviamente, no le diré de esa manera, aunque lo que se decía de ella en el pueblo no era muy agradable. Y siendo hija sé quién es, no dudaría de que esos comentarios fueran ciertos. También sabía su nombre, solo quería entablar una conversación y así poder romper el hielo, si va a ser mi mujer hasta que me cansé de ella, al menos debí saber que es inteligente o que al menos tiene algo que decir.
“Jefe, me informan que la duquesa está en su casa”. Maicol se refería a mi madre, cada uno de nosotros teníamos un seudónimo por el cual nos llamaban para no ser reconocidos.
"Lo que me faltaba, ¿Qué hace ella ahí?”. Pregunte molesto.
“Nadie lo sabe, dicen que llegó y se instaló en la casa, al parecer piensa quedarse algunos días”.
Esto complicaba las cosas, no podía arriesgarme a que Valeria le contara o dijera algo fuera de lugar a mi madre.
“Mi madre está en la casa, espero que te comportes y no vayas a decir o hacer algo de lo que te puedas arrepentir”. Amenace a Valeria quien ni siquiera se inmutó.
“Cuando yo te hablé tú me miras, ¿quedó claro?”. La tomé por la barbilla con fuerza y la obligué a que me mirará, pensé que vería terror en sus ojos; sin embargo, su mirada solo reflejaba odio.
“Como mandé, él señor, ahora dígame qué quiere que haga”. Respondió con altanería.
“Solo comportate, para ella y para todos tú serás mi mujer”. Ya no podía hacer nada, durante la noche había mandado a comprar cosas para Valeria y todo estaba en mi habitación, seguramente mi madre ya sabe de ella.
“Como usted mandé”. Sus respuestas ambiguas me estaban sacando de mis casillas.
Le pedí al chófer que nos llevará a un centro comercial, no podía presentar a mi supuesta mujer vestida así como andaba Valeria, parecía una muerta en vida.
Llegamos a un centro comercial y le compré un conjunto de acordes a la ocasión, después le compré algo de maquillaje y perfumes, al igual que joyería, y por último nos fuimos a mi apartamento, en ese lugar iba cuando llevaba a mis conquistas. Llame a algunos estilistas y que me ayudarán a arreglar el desastre que era Valeria. En este momento me arrepentí de haber comprado a esa mujer, ella no tenía nada de clase y mi madre se daría cuenta así la vistiera como la reina de Inglaterra.
Después de estar todo el día en esta estupidez, al fin Valeria estuvo lista. Salió Marcela con una gran sonrisa.
“¿Ya terminaron con Valeria?”. Pregunte irritado.
“Si, cariño. Déjame decir que por primera vez te veo con alguien como ella”. Respondió Marcela negando con la cabeza.
“¿Tan mal te fue?”. Pregunte preocupado.
“Ya lo verás. Cariño sal, es hora de que muestres lo que eres”. Grito Marcela dejándome casi sordo.
Valeria salió de la habitación de invitados, yo desvié la mirada por unos segundos a mi celular, mi madre no dejaba de marcar y eso me tenía desesperado.
“Si ya estás lista, entonces andando. Dije levantando la mirada y viendo lo hermosa que se veía.
“Siento la demora, cariño. Sabes que ese viaje fue un desastre y como me robaron mi equipaje, me tocó confirmarme con esos harapos”. Ella estaba hablando como si fuera de mi clase social, parecía una persona totalmente diferente. Si seguía así, estaba seguro de que mi mamá no la descubriría.
“Vayamos a ver a mi madre”. Dije confiado de que todo saldría bien.
Volvimos al auto y Valeria solo miraba por la ventana, no lo reflejaba, pero sabía que estaba sorprendida por todo lo que estaba viendo, en el centro comercial miraba a todos lados, como si nunca hubiera estado en un lugar así antes.
Llegamos a mi casa, era hora de la verdad, mi madre me estaba esperando y no se iría a descansar hasta que yo llegara, en el camino fui preparando a Valeria para que supiera algunas cosas sobre mi.
“Madre, que sorpresa tu visita. Perdon por haberte hecho esperar”. Dije besando la mano de la duquesa.
“Imagino que si te sorprendí. Ahora dime ¿quién es esta hermosa mujer que traes contigo?”. Pregunto, mi madre mirando detalladamente a Valeria.
“Ella es mi novia, mamá. Valeria Ruiz”. Tome a Valeria de la mano y la atrajo hacia mi.
“Con que tú novia. ¿Cuál es tu nombre, niña?”. Pregunto, la duquesa curiosa.
“Un gusto señora, mi nombre es Valeria Ruiz”. Dijo con mucha elegancia.
“El gusto es mío, pero no me llames señora, me haces sentir vieja. Mi nombre es Alexandra De Rizzo, pero puedes llamarme Alexandra”. Valeria le había caído bien a mi madre, ya que todos debían llamarla duquesa. Al fin pude respirar tranquilo, Valeria se estaba portando como una dama y mi madre estaba encantada con ella.
Estaba intrigado por saber dónde había aprendido a comportarse así.
“Bueno hijo, te dejo. Estoy cansada y quiero ir a mi habitación”. Dijo mi madre después de hablar largo rato con nosotros.
Cuando estuve a solas con Valeria aproveché para dejarle las cosas en claro, no porque a mí madre le había caído bien ella debía sentirse con derecho.
“No se preocupe, sé cuál es mi función en esta casa”. Respondió Valeria con la mirada nuevamente apagada.
“Ve con Amanda a mi habitación y me esperas ahí, espero que esa lencería que te compre te quede también como ese vestido”. Sentí como Valeria se tenso después de que le susurré al oído, esa muchacha me estaba volviendo loco y ya no veía la hora de tenerla entre mis sábanas. A fin de cuentas para eso la había comprado.