En un mundo donde los humanos temen a los lobos y los lobos temen a su propia naturaleza, Rachel Montemayor despierta en un calabozo, atrapada entre dos identidades. A lo largo de su vida, ha luchado por controlar su lobo interior, pero ahora, en la víspera de ser vendida como esclava en la ceremonia de ascenso de Desmond, su destino parece sellado. Mientras las ofertas se lanzan como dagas en el aire, Rachel debe decidir: ¿se someterá a la vida de un objeto, o encontrará la fuerza para reclamar su libertad y desatar el poder que siempre ha llevado dentro?
¿Es Ethan un Villano o un Héroe Trágico?
¿Puede la cercanía sanar las heridas del pasado?
¿Es posible cambiar el corazón de un hombre frío como Ethan?
En un juego de traiciones, poder y autodescubrimiento, Rachel se embarcará en una lucha que podría redefinir no solo su vida, sino el equilibrio entre humanos y lobos.
Podrá Rachel descubrir: ¿Qué hay detrás de la fachada del 'hombre de corazón frío'?
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El corazón frío de Ethan
Los primeros rayos del sol se colaban juguetones a través de las cortinas, llenando la habitación con un brillo cálido y dorado que transformaba todo en un rincón de serenidad casi mágica. Me levanté despacio de la cama, con una mezcla de dudas y una renovada determinación. Aunque mis heridas físicas habían sanado por completo, las cicatrices emocionales aún estaban allí, recordándome las batallas que había enfrentado y la resiliencia que había tenido que cultivar.
Decidí salir de la habitación y explorar un poco la mansión de Ethan. Era un lugar desconocido para mí, pero sentía una necesidad apremiante de familiarizarme con mi entorno.
Mientras caminaba por los pasillos, sentí las miradas curiosas y desconfiadas de las sirvientas y las lobas a mi paso. Sus ojos me miraban como si estuvieran evaluando mi presencia. Los susurros y risitas contenidas resonaban a mi alrededor, pero decidí no dejar que me afectaran. Mi determinación era firme; quería explorar y entender el lugar sin que esos comentarios me intimidaran.
Llegué al comedor principal, un espacio vasto y majestuoso lleno de elegancia. En el centro, una larga mesa de madera maciza dominaba la sala, reflejando la luz de los candelabros dorados que colgaban del techo como estrellas en una noche despejada. Me detuve en la entrada para absorber el lujoso entorno. Las paredes estaban adornadas con detalles arquitectónicos intrincados y obras de arte que añadían un aire de sofisticación. Un delicioso aroma a comida recién preparada flotaba en el aire, provocando que mi estómago rugiera en respuesta.
—Buenos días, Rachel—dijo una voz profunda desde el otro extremo de la mesa. Miré y vi a Ethan sentado, con una expresión seria—. Por favor, siéntate y desayuna conmigo.
Dudé un instante, pero la curiosidad ganó y acepté su invitación. Me senté frente a él, sintiendo la tensión en el aire. Mientras servía un poco de café en mi taza, Ethan me observaba con una mirada intensa.
—¿Dormiste bien? —preguntó, como si quisiera iniciar una conversación trivial.
—Lo suficiente, considerando las circunstancias—respondí, sin apartar la mirada de él—. ¿Y tú? ¿Cómo dormiste?
Ethan esbozó una sonrisa sarcástica.—No acostumbro a dormir demasiado—comentó, disfrutando de un sorbo de café—. Estoy ocupado la mayor parte del día, y siempre hay pensamientos en mi mente. Pero me alegra saber que te encuentras bien. La noche de ayer fue... bastante intensa.
El silencio llenó la habitación por un momento, hasta que decidí romperlo con una pregunta que había estado rondando en mi mente desde nuestra confrontación.
—Ethan, ¿por qué me rescataste? ¿Qué esperas de mí? —pregunté, mirándolo a los ojos.
Ethan colocó lentamente la taza sobre la mesa y suspiró profundamente.
—No tengo la menor idea de lo que está pasando, pero de alguna manera, dentro de mí, algo se movió sin que yo lo notara. Ya te tenía aquí, en mis manos y, a pesar de eso, no tengo expectativas sobre ti, Rachel—expresó con sinceridad.—Lo único que deseo es ofrecerte la oportunidad de ser libre, de encontrar tu propio camino. Quiero que recobres todo aquello que te ha sido arrebatado—añadió, con un profundo anhelo por mi bienestar.
La tensión en la sala se intensificó, pero sus palabras me hicieron creer en su honestidad. Sin embargo, no podía dejar de lado la desconfianza que sentía.
—Si realmente quieres ayudarme, entonces tienes que ser honesto conmigo—dije, mirándolo fijamente.—¿Quién eres realmente, Ethan? ¿Cuál es tu verdadera intención?
Ethan dibujó una sonrisa melancólica.
—Soy Ethan Blackwood—dijo en tono grave—, y en este sombrío mundo distópico, he aprendido a moverme entre las sombras. Pero eso no implica que no busque un rayo de luz que inunde nuestras vidas.—Su voz vibraba con un profundo deseo—. Mi anhelo más sincero es protegerte y ayudarte a encontrar esa libertad que ambos deseamos. No tengo otro objetivo que atrapar a Desmond y hacerlo pagar por todas las atrocidades que ha cometido. Esa será mi justicia.
Antes de que pudiera responder, un sirviente irrumpió en el comedor con prisa. Se acercó a Ethan y le susurró algo al oído. La expresión de Ethan cambió de inmediato, tornándose más seria.
—Disculpa, Rachel. Hay algo que debo atender—dijo, levantándose de la mesa.—Prometo que continuaremos esta conversación más tarde.
Lo vi salir del comedor, dejando su plato intacto. Sentí una curiosidad creciente por explorar más, tanto de la mansión como de la complicada y enigmática personalidad de Ethan.