El Yerno Despreciado que se Convirtió en Mafioso

Luna abrió mucho los ojos y se tapó la boca con la mano. No podía creer que el tacón alto que llevaba se le hubiera escapado del pie y hubiera golpeado la cabeza de Jonathan, que se alejaba de ella.

"¡Aishhhh! ¿Por qué mi tacón tuvo que golpearle la cabeza?", se lamentó en voz baja.

Mordiéndose el labio inferior, Luna sintió que su corazón se aceleraba al ver que Jonathan dejaba de andar. ¿Qué iba a hacer con ella ahora? ¿Le dispararía? ¿La torturaría?

Jonathan se masajeó la cabeza dolorida y dejó escapar un suspiro de frustración. Girándose, miró a Luna con mirada penetrante.

"Y-yo no lo hice a propósito, realmente no quería tirarte mi zapato. Esto... esto es todo...", Luna intentó explicar lo que había pasado, pero el pánico se apoderó de ella al ver que Jonathan se acercaba.

Rápidamente, se quitó el otro tacón del pie izquierdo y se lo señaló a Jonathan. "¡No te acerques! ¡Te golpearé si te atreves a acercarte!".

Ignorando la amenaza de Luna, Jonathan agarró la mano con la que sostenía el tacón y la atrajo hacia su pecho.

Sujetando los brazos de Luna con fuerza, la miró fijamente. "¿Crees que puedes desafiarme? Soy Rafael Wilson, puedo destruirte en un abrir y cerrar de ojos. Pero no tendría gracia si no te viera sufrir un poco antes".

Luna se quedó en shock al descubrir que el hombre que la había secuestrado era el heredero de una de las empresas más grandes del mundo. "¿Ra-Rafael Wilson? ¿Entonces tú eres el heredero del Grupo Wilson? Pero... pero ¿por qué me has secuestrado?".

"Descúbrelo tú misma", respondió Jonathan con brusquedad. Tragó saliva, de repente consciente de la proximidad de sus rostros, sobre todo porque Luna lo miraba con atención. Tal vez estuviera intentando recordar si alguna vez se había cruzado con un hombre tan poderoso como Rafael Wilson, aunque su familia siempre le había dicho que era la primera vez que pisaba Indonesia.

Jonathan soltó a Luna bruscamente y dio dos pasos hacia atrás, poniendo distancia entre ellos. Se sentía incómodo con la proximidad, sobre todo porque sus narices estaban a escasos diez centímetros de distancia.

"Sin preguntas. Haz tu trabajo como empleada en esta mansión. ¡Vas a cocinar y lavar mi ropa!".

Luna no estaba dispuesta a que la trataran de esa manera. "¡De ninguna manera. ¡No voy a hacer eso!".

"¡Si no haces lo que te digo, no me culpes por ser grosero contigo!", amenazó Jonathan.

Dicho esto, Jonathan se dio la vuelta y se marchó, ignorando las protestas de Luna.

"¡No voy a hacerlo! ¡No te tengo miedo!".

Luna estaba furiosa por su arrogancia. Quiso tirarle el otro tacón, pero se contuvo por miedo a que Jonathan le disparara de verdad.

Luna se sentía frustrada y perdida. ¿Qué debía hacer? ¿Intentar huir y correr el riesgo de que la mataran a tiros? ¿O fingir que obedecía a Jonathan mientras pensaba en la forma de escapar de aquella mansión?

Recordó el deseo que había pedido la noche anterior, cuando estaba en el balcón de su habitación, antes de que Selena la arrastrara al café. Luna había deseado que un superhéroe la rescatara de aquel matrimonio con Arga, porque estaba insegura.

Tal vez su deseo se había hecho realidad, sólo que en lugar de un superhéroe, tenía a un mafioso en sus manos.

Al ser testigo de la crueldad con la que Jonathan ejecutó a uno de sus hombres, de quien sospechaba que era un traidor, Luna tuvo la certeza de que pertenecía a la mafia.

"Dios mío, quería que un superhéroe me salvara de mi matrimonio. ¿Pero por qué un mafioso?", se lamentó.

Luna se estremeció al imaginar la brutalidad de los mafiosos sobre los que leía en los libros.

Y así estaba Luna. Antes, era una mujer callada, estirada y arrogante. Ahora se había convertido en una persona alegre, amable y mucho más habladora que antes.