Atracción Pasional

Laura Miller:

Tragué saliva esperando mi llamado… veía a mis compañeras que iban siendo mencionadas por el rector de la universidad.

Tanto esfuerzo después de un camino tan largo para terminar la carrera, con mis 24 años ya me vía realizándome en mi profesión, creo que es el sueño de muchas de las personas que se pierden de fiestas, reuniones volviendo un poco antisocial, pero siempre con una gran recompensa que es lograr nuestro titulo universitario.

Director: Recibamos con un fuerte aplauso a la estudiante que ha destacado con la mejor puntuación de sus notas, llevando a nuestra universidad siendo reconocida por una de nuestras mejores estudiantes. LAURA MILLER, LICENCIADA EN ENFERMERÍA.

Los aplausos tan fuertes, los gritos de euforia que iban siendo cada vez más fuerte, mis ojos se llenaron de lagrimas, en verdad mi esfuerzo por quemarme las pestañas de tanto estudio era reconocido por fin… Me puse de pie, mis compañeras de mi lado me abrazaban con tanta felicidad, no había ni una sola que se sintiera menos, cada una ha demostrado ser la mejor en su área… claro que aun falta mucho para tener una especialidad, pero terminar la universidad con las mejores notas me abriría paso a muchas oportunidades en las mejores facultades de medicina en apoyo a los médicos.

Caminaba saludando a todos que hasta el momento no habían dejado de felicitarme con tanto orgullo.

- Te lo mereces.

- La mejor de la clase.

- El cerebrito de nuestra generación.

- Primer lugar académicamente.

Subí escalón por escalón uno de los maestros sostuvo mi mano saludando de beso, cada maestro que me acompañó en cada paso que daba, iba felicitándome… El director entregó mi titulo, di la media vuelta quedando frente a mis compañeros, mis amigas levantaban el celular tomando la foto del recuerdo. No todos los días obtienes el titulo universitario.

Director: Felicidades Laura. Puedes dirigir unas palabras.

Asentí con la cabeza acercándome al atril, subí un banquito alcanzando el micrófono, lo acomodé a mi altura… mis lagrimas empezaban a deslizarse por mis mejillas, fue el momento que vi esa gran hermosa mirada que apartaba sus lagrimas, mis padres y mi abuelita que estaba conmigo en todo momento. No tenía palabras para agradecer lo que mi abuelita hacía para cubrir las cuotas de las mensualidades.

Mi padre, un empleado en una de las tiendas ferreteras de Baltimore, EUA, no es que ganara la millonada, pero nos mantenía al día, mi madre una empleada de la panadería de medio tiempo… Mi abuelita, mi abuelita la mujer más hermosa que me pudo dar Dios como mi abuelita, mi segunda madre sin duda ella sería…

Laura: Gracias…

Todos mis compañeros se iban sentando, los aplausos iban cesando, quedando completamente en silencio la explanada.

Laura: Gracias a cada uno de los maestros que a pesar de tener un trabajo a la salud, nos han dedicado a enseñarnos con el corazón, a ser mejores personas, personas del futuro, a mis compañeros que en vez de competir, nos alineamos a llevar siempre la misma sintonía, recordando que nadie es más que nadie, todos por igual, que unos estudiaban más… eso no lo podemos cambiar, pero cada uno tuvo la oportunidad de aprender a trabajar en equipo, de esa manera logrando enfermeros y paramédicos sobresalientes. Mis padres, que sin ellos no hubiera podido llegar a esa universidad, día con día se han esforzado como muchos de nuestros padres, queriendo vernos felices y demostrar que podemos pagarles con nuestra profesión y nunca rindiéndonos, muchos nos pudimos quedar a la mitad del camino, pero no faltó el apoyo de nuestros padres… enseñándonos que no era momento de rendirnos por el contrario, cada sacrificio, cada desvelo valdría la pena… y si… Aquí estamos, recibiendo nuestro título con cosechas bien labradas. Pero… quiero darle gracias especialmente a una persona que me guío desde muy pequeña a esta hermosa profesión, recuerdo que esta persona me decía: “No hay nada mejor que ayudar al prójimo” Hablo de esa hermosa mujer que la llamo Mami… Mi abuelita… Un aplauso tan fuerte para ella.

Mis compañeros se giraron de medio cuerpo buscando a mi abuelita, ella sonreía entre lagrimas, me mandó un beso volado, donde mis compañeros de pie aplaudían su gran esfuerzo… cuando no había para pagar la cuota, me ayudaba a preparar manzanas con caramelo o chamoy, mientras estaba en el colegio, ella las llevaba a la salida esperando que saliéramos, nunca le sobraron para mi, todas las vendía tan rápido como el amor que me tiene. Al llegar a la casa me daba el dinero a escondidas de mis padres sin que se dieran cuenta. Decían que mi abuelita ya no estaba para esas cosas y no la esté orillando a ponerse en riesgo. Se lo decía pero su respuesta siempre fue un beso en la frente, con una hermosa mirada, sus manos con tan suaves tomaban mi rostro mirándome frente a frente… “Lo que tenga que hacer por ti, lo haré”…

Laura: ¿Qué sería de nosotros sin nuestras abuelas? Esas mujeres valientes que han sabido sacar adelante a sus familias, brindando amor y sabiduría a lo largo de los años. Las abuelas son un pilar fundamental en nuestras vidas, y es por eso siempre hay que rendirles homenaje a través de muestras de cariño, besos, abrazos, pasar largas horas de pláticas con ellas, siempre están llenas de cariño y gratitud. Abuelita… quiero agradecerte por todos los valores que me has enseñado a lo largo de mi vida. Siempre has sido una figura de ejemplo para mí, demostrándome que la honestidad, el respeto y la generosidad son los valores que debemos tener siempre presentes. Gracias por haberme enseñado a valorar las cosas importantes de la vida. Tus enseñanzas han sido fundamentales en mi desarrollo como persona y estoy agradecido por eso. Espero poder seguir disfrutando de tu compañía y aprendiendo de ti por muchos años más. Te amo mucho.

Los aplausos fueron tan fuertes, me llenaba el corazón de tanta felicidad, quien no conocía a mi abuelita era por que no se llevaba conmigo, pero mis propios compañeros siempre estaban platicando con ella y hasta les gustaba las grandes historias y anécdotas que nos contaba con tanto sentimiento.

Director: A TODOS NUESTROS LICENCIANCIADOS EN ENFERMERÍA Y TÉCNICO EN URGENCIAS MÉDICAS O ALGUNA ESPECIALIDAD RELACIONADA MEJOR CONOCIDOS COMO PARAMÉDICOS… FELICIDADES…

Bajé del escalón levantando mi cofia en honor a que por fin terminamos la licenciatura, los paramédicos sus birretes lanzando con gran fuerza hacia el aire… Nosotras no perdimos de vista nuestra cofia sosteniendo en nuestras manos, los chicos daban golpes a sus birretes evitando que cayeran, entre juego y juego las risas y los abrazos empezaban a verse… Bajé corriendo directo hacia mis padres, esperaban el momento tan especial de abrazarme…

Luis (padre de Laura) Felicidades hija… un logro más en tu vida.

Lulú (mamá de Laura) Felicidades mi amor, eres toda una enfermera.

Abracé con tanta fuerza a mi mamá, ella acariciaba mi cabello, me aparté rápidamente, di unos pasos hacia un lado, aquí estaba el rostro más generoso que quería mirar. Mis dedos pulgares apartaron sus lagrimas…

Abuela: Mi niña preciosa… te vez tan hermosa de blanco.

Lulú: Se verá hermosa cuando igual se case de blanco… ¿Verdad hija?

Laura: Hay mamá, aun falta mucho.

Abuela: Por cierto, ¿Dónde está Erick?

Miraba por ambas partes, era cierto, de tanta emoción nunca me percaté que no había llegado a la ceremonia, con eso que tenía uno de los empleos más codiciados del lugar, siempre decía que estar entre los estudiantes le daba dolor de cabeza.

Laura: Debe andar trabajando.

Abuela: cuando la mujer de su vida, da un paso importante, siempre hay momento para un tiempo del trabajo… No se vive para trabajar, se trabaja para vivir.

Respiré profundamente abrazando a mi abuela, muchas veces me hacía comentarios así bajita la mano del no estar de acuerdo del noviazgo que tenía con Erick, sinceramente mis padres lo amaban, como toda pareja de 6 años de noviazgo, teníamos nuestros pequeños problemitas, muchos desacuerdos, para él no era importante relacionarse con mis amistades, según no tenía que hablar con ellos. Mientras mis amistades hablan de procedimientos, conocimiento de medicina, él solo podía referirse a ellos como los que creen que sabemos todo de la salud, sin embargo sus amistades y hasta él siempre se la pasaban hablando de lo mismo. Los nuevos proyectos, las nuevas obras y maquinarias que tendrían que presentar en licitación. Así es, él es Ingeniero Civil, con una pequeña carrera en arquitectura, no son de las profesiones que se lleven de lo mejor, pero si solicitaban un ingeniero él estaba, si necesitaban un arquitecto, también lo tenían. La constructora donde trabajaba es la más grande de nuestra ciudad, muy conocida y la mayoría siempre quería ingresar a esa constructora, tanto que el de recursos humanos a los hombres si no tenían el perfil y de buen ver, no los contrataba, las mujeres si no eran las exuberantes mujeres de 90-60-90 ni les recibían los documentos de contratación, el dueño tan pedante y soberbio que pocas veces lo he visto, pero la salud con la construcción no se llevan del todo bien.

Mis padres caminaban hacia el auto, un pequeño auto que con el esfuerzo de los 4 pudimos comprar, nos faltan unas cuantas letras, pero ahora que presentaré para las becas que esta ofreciendo varios de los mejores hospitales.

Abuela: Mi vida, te he dicho que ese muchacho solo es un pelado… debió acudir a tu graduación, no dejes que esos momentos se queden sin las personas que tanto quieres.

Laura: Abuelita, tiene trabajo.

Abuela: En mis tiempos se conocían como felices los 4.

Rodé los ojos… abrí la puerta del auto dejando que ella subiera primero, cerré la puerta, mi madre me sujetó de la mano.

Lulú: hija, tu abuela nunca ha querido a Erick, sabes que es un buen muchacho, trabajador, no permitas que te metan ideas de algo que no es.

Laura: Lo sé mamá.

Mis amigas venían corriendo… Mi madre sonrió saludando de beso en la mejilla, se subió al auto cerrando la puerta.

Nubia: Laura, vamos a la fiesta hoy… vendrán muchas personas importantes.

Ceci: Dicen que llegan unos bailarines demasiado guapos.

Laura: ¿Dónde va ser?

Ceci: el nuevo antro que se inauguró la semana pasada. Van a cerrarlo solo para quienes tengan el boleta.

Laura: Ni creas que tenemos.

Nubia: ¿Quién dijo que no?

Nubia sacó unos boletos dando pequeños brincos de emoción. Tomé dos mirándolos.

Laura: ¿Dónde los conseguiste?

Nubia: Alguien por allí me los dio. Llegaré un poco tarde mientras espero que mi padre me de permiso, pero les entrego los suyos.

Laura: Ya tengo dos… Para Erick y para mi.

Nubia: ¿Erick? Es noche de nosotras.

Rodé los ojos, ni hablar, no podía llevar a Erick, aunque prefería ser quien le dijera que no podía ir, tan quisquilloso que por cualquier cosa se molestaría, más si salgo sin él.

Nubia: Les veo en el antro. ¿Les parece?

Ceci: Paso por ti Laura.

Laura: si esta bien… a las 10 que pases por mi.

Las dos se fueron a su respectivo auto, subí mirando a mi padre por el retrovisor.

Luis: Así que noche de chicas.

Abuela: Anda hija, sin ese Erick… solo va espantarte a los galanes que se te puedan acercar.

Lulú: Mamá, deja a Laura que trate su relación como ella quiere, Erick es un buen muchacho, no entiendo que le ves de malo, trata bien a Laura, le da su lugar.

Reposé mi codo en la ventana, respiré profundamente sin decir nada más ante las palabras de mi mamá, no digo que Erick no me demostraba su cariño y su amor, solo que ambos hemos estado demasiado ocupados en nuestras cosas que hasta en el sexo, todo era ocasional, ya no sentía que fuera parte de nuestra relación, si hacíamos el amor, nos desvivíamos, pero cuando todo se terminaba para volver a la rutina, algo se apagaba, quizá era cosa mía, por que Erick siempre con sus mensajes ¿Dónde estas? ¿Qué haces? ¿Ya llegaste a casa? ¿Ya comiste algo? Creo que era la que estaba perdiendo el interés. 6 años se dicen fácil, pero siempre salía el frijol en el arroz.

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