MI CRUEL, FRÍA Y ADORADA ESPOSA "LA CEO"

Bernarda llegó a su casa, sencilla y cálida, ahí, vio a Belle salir a recibirla. Aún tenía ese enorme parche en su frente. Samira, por otro lado, tenía un puchero enorme en su pequeña boquita y se molestaba tanto cuando veía a su hermana así de lastimada. Hace un momento entró a ver a Belle y su hermana se cambiaba, vio los moretones en su brazo y una que otra herida en forma de uña. Se dio cuenta de que Belle había sido lastimada de forma cruel, lo que no entiende es, ¿por qué? Su hermana mayor es muy buena y tranquila.

Bernarda consoló a sus muñecas que se quejaban de todo, ellas eran como dos loritos enardecidos, realmente se sienten agraviadas.

Alex escuchaba la conversación desde la puerta de la cocina, estaba cocinando, y estaba tan emocionado de ver como sus hijas, sean tan abiertas con Bernarda, parecían encontrar esa protección que les hacía falta, aunque él las protege mucho, hay cosas que le cuesta solucionar, como las peleas por los chicos de parte de las compañeritas de Belle.

Después de hacerlas cenar y elogiar las artes culinarias de Alex, ellas se fueron a dormir, así que Bernarda quería hablar sobre las chicas y su educación, había hecho todo un esquema para poder engatusar a Alex, realmente quería proteger a las niñas, hasta que terminen la universidad, así que debía ser más astuta.

—Alex, realmente, estoy preocupada por las niñas en ese colegio, no, le agrada cómo fueron tratadas, las voy a cambiar a un colegio más tranquilo, mi colega del trabajo tiene una sobrina que está en un buen colegio, dice que los niños son muy tranquilos y se llevan bien —dijo Bernarda, mientras que Alex se crispó repentinamente, ¿cómo pagaría un colegio de esos, no había forma?

—Bernarda, creo que deberíamos hablar con la directora, no puedo pagar un colegio caro, sé que es caro, por lo que dices, es algo que no puedo pagar —dijo tranquilo mientras que Bernarda asintió, sin embargo, era una experta negociadora, así que estaba decidida en ganar.

—Alex, te quiero ayudar con esto, hay que proteger a las niñas, mi compañera me dijo que podría concederme una beca de 70%, con mi salario puedo cubrir el resto, además, el bus escolar puede llevarlas y traerlas, será más cómodo, además, ellas podrán también tener una educación más completa, Belle es muy dulce, así es ella, así que quiero protegerla de que quieran aprovecharse, el chico que la molesta es más grande, tiene 14 años y es el hijo de la directora, si él la lástima, nadie dirá nada, ya que es un pequeño cabrón que hace lo quiere, no quiero que ella tenga que pasar por una mala experiencia para poder protegerla, no quiero que esté expuesta a ninguna mala experiencia —dijo bernarda mientras escribe números en un cuaderno, Alex, por otro lado, se paralizó, no, él tampoco quiere consolar un alma rota, prefiere que nunca jamás se rompa.

Bernarda le dio sus apuntes, era un cálculo de los pagos, las ventajas, no gastarían en almuerzo, ya que ellas almorzarían en el colegio y llegarían a casa a las 3 de la tarde, un horario más relajado para Alex que las pueda esperar en la parada del autobús.

Al mediodía era más complicado para él, porque los clientes al mediodía tenían tiempo para llevar sus autos al taller o para ir a recogerlos, así que las cosas podrían ser más ventajosas.

Además, todo se había vuelto una gran oportunidad para sus princesas guerreras. A regañadientes, Alex aceptó, no estaba crispado por las ventajas, si no, porque ese mundo de ricos es algo que él no les puede dar y no quiere que las hostiguen por eso.

Bernarda estaba feliz, y se despidió para ir a dormir, pero Alex antes de que ella se pierda por el pasillo, dijo.

—Berni…, que sea en mi habitación, está más lejos de las niñas —dijo sin voltearse, y es que estaba rojo como un tomate, nunca había hecho ese tipo de relación, más aún con Bernarda, que era una mujer por lejos fuera de su liga.

Al día siguiente, Bernarda se arregló como siempre, pero dejó a las niñas. Varios de sus asistentes fueron a retirar la documentación de las niñas a su anterior colegio. La directora rogaba por hablar con Bernarda, quería pedirle perdón a las niñas en nombre de su establecimiento, sin embargo, Angie estaba ahí con cara de asesina en serie, no habló más de lo necesario, y cuando se fue, dio una advertencia.

—Señora directora, la Señora Bernarda está ocupada enviando a las niñas a un buen colegio, pero si la llegan a molestar, podrían perder más patrocinio, ¿me ha entendido? —dijo Angie tomando ambas carpetas para irse, la mujer estaba tan asustada, que se quedó paralizada, no quería más problemas, pero su mente maquinaba, Bernarda no era una madre trabajadora y nada más, esa mujer era de temer.

Bernarda dijo a Alex por teléfono que recogerá a las niñas de casa, que no se preocupe si está ocupado, Alex está tranquilo, Bernarda siempre había sido muy correcta con las niñas, ellas la amaban y le obedecían en todo.

Bernarda llegó con su auto lujoso, mirando con cuidado. No quería que Alex lo viera, los niños son fáciles de engañar, pero Alex no tanto.

Sin embargo, los vecinos chismosos, aunque estaban un poco lejos, vieron a la hermosa esposa de Alex, y sonreían con burla. Están seguros de que ella debe ser la amante de algún viejo rico y los cuernos del joven mecánico ya se asomaban.

Las niñas la siguieron sonrientes, se sorprendieron un poco por el vehículo, pero la explicación ligera de Bernarda las dejó tranquilas, aunque ellas estaban felices de estar en ese auto.

Bernarda llevó a las niñas para comprar ropa. Era ropa de alta costura, esa que no llega logos ni marcas, la ropa que de verdad es finísima, exenta de los logotipos por todo lado, gritando que es cara.