"Y si alguna vez te lastimé, sabes que también me lastimé a mí mismo. No estoy tratando de ser cualquier tipo de hombre, solo intento ser alguien a quien puedas amar, confiar y comprender."
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Un desconocido
Llegamos a la casa de Eleanor y su aparente novio. Era una casa grande, de estilo moderno, con un jardín bien cuidado y un porche que parecía sacado de una revista de decoración. El coche se detuvo y Eleanor salió primero, dejándome solo por un momento para tomar aire y reunir el coraje necesario para enfrentar lo que venía.
Respiré hondo y salí del coche, siguiendo a Eleanor hacia la puerta de entrada. Cada paso se sentía como un martillazo en mi pecho, el dolor y la incertidumbre mezclándose en una tormenta de emociones que me dejaba casi paralizado.
La puerta se abrió y ahí estaba ella, mi hija Summer, de cinco años. Era pequeña y frágil, con ojos grandes y curiosos que me miraban con timidez. Mi corazón se rompió al ver cómo se escondía detrás de Eleanor, sin atreverse a acercarse.
—Hola, Summer—, dije, mi voz temblando ligeramente. —Soy tu papá.—
Ella me miró con desconfianza, aferrándose a la pierna de Eleanor. No sabía qué decir ni cómo actuar, cada palabra se me antojaba torpe e insuficiente. Era un desconocido para ella, alguien que había estado ausente toda su vida.
Entonces, apareció él. Un hombre alto, de aspecto seguro y confiado, que se acercó a nosotros con una sonrisa forzada. —Damien, ¿verdad?— dijo, extendiéndome la mano. —Soy Mark.—
Tomé su mano, sintiendo un nudo en el estómago. —Sí, Damien—, respondí, tratando de ocultar mi resentimiento. —Supongo que tú eres el hombre que mencionó Eleanor.—
Mark asintió, su mirada evaluándome. —Sí, he estado aquí para Eleanor y Summer. Pero quiero que sepas que no estoy aquí para reemplazarte.—
—Claro—, dije, sin poder ocultar el sarcasmo en mi voz. —Solo quiero conocer a mi hija.—
La tensión en el aire era palpable, y Eleanor intervino rápidamente. —Damien, ¿por qué no entras y te pones cómodo? Summer, cariño, ¿quieres mostrarle a papá tu cuarto?—
Summer miró a Eleanor y luego a mí, con evidente vacilación. —Está bien, mamá—, murmuró, soltando la pierna de Eleanor y tomando mi mano tímidamente.
Entramos en la casa, un espacio elegante y bien decorado que contrastaba con el caos emocional en mi interior. Summer me llevó a su cuarto, un lugar lleno de juguetes y colores vivos, pero su actitud seguía siendo distante y reservada.
—Es un cuarto bonito, Summer—, dije, tratando de romper el hielo.
—Gracias—, respondió ella, sin mirarme a los ojos.
El dolor en mi pecho se intensificó, pero intenté mantener la compostura. —Quiero que sepas que he pensado en ti todos los días. Lamento no haber estado aquí para ti.—
Ella asintió, sin saber realmente qué decir. La incomodidad en la habitación era casi tangible, y cuando regresamos a la sala, la tensión solo aumentó.
Eleanor y Mark estaban sentados en el sofá, mirándonos con una mezcla de preocupación y expectativa. Me senté en una silla opuesta, sintiéndome fuera de lugar, como un intruso en lo que debería haber sido mi hogar.
—Damien—, comenzó Eleanor, rompiendo el silencio, —quiero que entiendas que Mark ha sido un gran apoyo para nosotras. Pero también quiero que tengas la oportunidad de estar en la vida de Summer.—
—Lo aprecio—, dije, aunque las palabras sabían amargas en mi boca. —Pero no es fácil. Todo esto... es mucho para asimilar.—
Mark intervino, su voz calmada pero firme. —Entendemos que es difícil, Damien. Nadie está tratando de apartarte de tu hija. Pero necesitamos encontrar una manera de coexistir por el bien de Summer.—
—Coexistir—, repetí, dejando que la palabra flotara en el aire. —Supongo que tendremos que intentarlo.—
La conversación continuó, cada palabra una lucha para mantener la calma y no dejar que el dolor y la rabia se apoderaran de mí. Y mientras miraba a mi hija, tan cerca pero tan lejana, supe que el camino hacia la reconstrucción de mi vida sería largo y arduo, lleno de desafíos que nunca imaginé enfrentar.
Me senté en esa sala, rodeado por mi única familia, sin poder emitir emoción alguna. La información era abrumadora. No tenía más parientes; era huérfano, y todo lo que tenía estaba aquí, en esta casa que ahora me parecía extraña. ¿Qué iba a hacer? ¿Cómo iba a reconstruir mi vida desde cero?
—Eleanor—, dije, mi voz apenas un murmullo. —No sé qué voy a hacer. No tengo a nadie más.—
Ella me miró con una mezcla de compasión y firmeza. —Damien, por eso necesitamos hablar. Necesitamos arreglar las cosas por el bien de Summer.—
Mark permanecía en silencio, observándonos. La tensión en la sala era palpable, como si estuviera esperando a que algo explotara.
—Arreglar las cosas—, repetí, sintiendo cómo la ira empezaba a burbujear bajo la superficie. —¿Qué significa eso, Eleanor?—
Ella respiró hondo, preparándose para decir lo que había venido a decir. —Damien, quiero el divorcio.—
El impacto de sus palabras me dejó sin aliento. Todo mi cuerpo se tensó, y sentí como si el suelo se abriera bajo mis pies. —¿Divorcio?— repetí, incredulidad y rabia luchando por salir. —Después de todo esto, después de que he luchado para regresar, ¿me pides el divorcio?—
—Damien, no es tan simple. Han pasado cinco años. He cambiado, tú has cambiado. Necesitamos seguir adelante por el bien de todos—, dijo Eleanor, su voz tratando de ser calmada pero firme.
—¿Por el bien de todos?— exploté, incapaz de contenerme. —¿Por el bien de todos o por el bien de tu nueva vida con Mark? ¡No me merezco esto, Eleanor! ¡He estado en coma, maldita sea! ¡He perdido todo, y ahora vienes a quitarme lo único que me queda!—
—¡Damien, no entiendes! Mark ha estado aquí para nosotras cuando tú no podías. Esto no es sólo sobre ti—, respondió Eleanor, su tono ahora más defensivo.
—¡¿No entiendes?! ¡Claro que no entiendo! ¡He perdido cinco años de mi vida! ¡No sabes lo que es despertarse y descubrir que todo ha cambiado! ¿Y ahora quieres que simplemente acepte esto? ¡Que acepte que tú te has ido con otro hombre mientras yo luchaba por mi vida!—
Mark intentó intervenir. —Damien, por favor, cálmate. Estamos tratando de encontrar una solución que funcione para todos.—
—¡No me digas que me calme, Mark! ¡Tú no tienes ni idea de lo que estoy pasando! ¡No tienes derecho a estar en esta conversación!—, grité, sintiendo cómo las lágrimas de frustración y desesperación comenzaban a acumularse en mis ojos.
Eleanor se levantó, su rostro endurecido. —Damien, esto no está funcionando. Necesitamos encontrar una manera de coexistir, pero no podemos hacerlo si estás así. Summer nos necesita a ambos, pero no podemos seguir viviendo en esta tensión constante.—
—¿Tensión constante? ¡Tú creaste esta tensión, Eleanor! ¡Fuiste tú quien decidió seguir adelante sin mí, quien me dejó atrás! ¡No puedo simplemente aceptar que te has ido y que él ha tomado mi lugar!—, grité, las palabras saliendo antes de que pudiera detenerlas.
El silencio que siguió fue ensordecedor. Summer, que había estado observando desde la puerta, miraba con ojos llenos de miedo y confusión. Mi corazón se rompió al verla así, sabiendo que mis palabras y acciones estaban afectando a mi hija.
—Damien—, dijo Eleanor finalmente, su voz más suave pero llena de resolución. —Esto es difícil para todos nosotros, pero debemos encontrar una manera de avanzar. Por favor, hagámoslo por Summer.—
Las lágrimas caían libremente por mi rostro ahora, mientras miraba a mi hija y a la mujer que alguna vez había amado con todo mi ser. —No sé cómo hacerlo, Eleanor. No sé cómo seguir adelante.—
Y mientras las palabras quedaban suspendidas en el aire, supe que la batalla que tenía por delante sería la más difícil de mi vida.
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...Sumer White...
...Tiene 5 años, es una niña muy tímida y callada....
...Mark Durham...
...Es el típico estereotipo de "buen tipo",tiene 33 años y es un Beta, mide 1,79....
w(°o°)w impactada, vida difícil la de Terry :(
pero al final si la encontré, los milagros existen 🙏🏾😭
te trataba como una cucaracha con kk y tú todavía eres dependiente a el
patético