Soy La Emperatriz Villana

Las investigaciones con respecto a los crímenes del Barón Betlas y su hija seguían en curso, los ministros de la corte estaban tratando de resolver este problema lo más pronto posible.

Mientras en el harén ya era sabido entre todas las concubinas que la emperatriz había cambiado y ya no era la misma tonta que intimidaban y humillaban. Más aún había algunas que no se creían para nada ese cambio, y que solo actuaba así para llamar la atención del emperador. Entre ella se encontraba Marina Hilt hija de un marqués que tenía grandes influencias en la corte, por eso se creí por encima de las demás concubinas, además de que era una engreída y codiciosa.

– Manda esta invitación a la emperatriz – le entrega un sobre a la sirvienta – ya veremos si de verdad esa estúpida a cambiado – sonríe de lado –

– Si señora – hace una reverencia y se retira –

– Señorita Marina está segura de esto, ella es la emperatriz, si hace algo que la ofenda podría salir perjudicada – sigue bebiendo su té – mire como acabó la concubina Ariana

– Yo no soy como la tonta de Ariana – mira fijamente a la chica – soy más inteligente y sé mover mejor mis cartas, un claro ejemplo eres tú Shera – sonríe dulcemente – gracias a ti podré sacar a esa estúpida del trono

– Tiene razón Alteza – sonríe de lado – ahora me retiro tengo tareas que atender en el palacio

– Adelante puedes retirarte – le hace una seña con la mano para que se vaya –

Shera hizo una reverencia y se retiró del jardín de aquella concubina, se dirigió hacia el palacio de la emperatriz, a realizar sus labores diarias como doncella personal de Aysha.

A las afueras de la ciudad, en la mansión de la familia Leblanc, se encontraba Ethan en su oficina revisando unos documentos acerca de unos negocios que tenía que realizar con el reino de Ghana. Suspiro cansado, debido a que en estos días a tenido mucho trabajo, se recostó sobre el espaldar de su silla mirando hacia el techo. En eso alguien toco la puerta y entró en la oficina, Ethan miro al frente encontrándose con un hombre de su misma edad, quien solo lo miraba seriamente. Se enderezó en su asiento mirándolo con una sonrisa en sus labios.

– Pense que no volverías hasta dentro de cinco meses

– Solucione las cosas rápidas, el movimiento de rebeldes fue aplastado rápidamente – camino hasta sentarse en el sillón – dentro de poco volveré a la ciudad

– Te advierto que las cosas han cambiado – sigue revisando unos documentos – la situación se te fue de las manos, y la persona que dejaste a cargo parece que se creyó más de la cuenta el papel que interpreta

– Jump – sonreí de lado – todo esto lo tenía previsto, ese imbécil se cree muy inteligente

– Y que piensas hacer

– Dejaré que siga creyendo que aún tiene el control – se recuesta en el sillón – y cuando menos se lo espere volveré, y su caída va a hacer muy dolorosa

– No lo decía solo por él – levanta la vista mirando por la ventana – ella también cambió, ahora no es la misma

– Lo sé, he oído los rumores – sonríe de lado – y también es por eso que volví, tenía curiosidad

– Solo te advertiré que si le haces daño – en la habitación se empieza a sentir un aura pesada – no vivirás para contarlo, ya mucho a sufrido con ese matrimonio. Más te vale cumplir tu palabra

– Y lo haré, al igual que hasta ahora

A las afueras de la mansión, recostado en una de las ramas de los árboles, aparece una sombra informándole todo lo que vio y escucho a un niño albino, que descansaba tranquilamente mientras observaba el cielo y disfrutaba de la brisa. El niño solo sonríe de lado al terminar de oír la información de aquella sombra, y le ordena que siga vigilando. Minutos después se pone de pie bajando de aquel árbol, aterrizando en el suelo con bastante agilidad, mientras camina tranquilamente.

– A la maestra le encantara esta información – alza la mano formando con su magia un ave de fuego – ya sabes que hacer – alza la mano y el ave sale volando – espero que la maestra me dé una buena recompensa

Entrada ya la noche en el balcón de la habitación de la emperatriz, llega volando un ave de fuego que se posa en el brazo de Aysha. Esta solo sonríe y le acaricia gentilmente la cabeza, mientras, termina de recibir el mensaje que le mando Uzziel, ella solo sonríe, y besa la cabeza de aquella ave. La cual después de eso solo desaparece.

Aysha se queda observando el cielo estrellado, mientras siente como alguien la abraza desde atrás, se queda unos segundos así hasta que aquella persona decide hablar.

– Alteza, debe estar tranquila, ya mañana se deshará de dos de las ratas – se separa de ella y hace que se gire – no deje que las preocupaciones nublen su mente – la toma de las manos guiándola adentro – ahora entre que ya el baño está listo

– Recuerda tener todo listo para los próximos días, me deseare de estas ratas – sonríe de lado – y luego me iré

– No entiendo por qué tiene que ir a la frontera – pregunta con confusión – no eso muy arriesgado

– Lo es, pero quien no se arriesga no gana – le acaricia el rostro – y es necesario que vaya porque necesito obtener algo en la frontera que nos ayudará en nuestros planes. En lo que no estoy mantén todo en orden y si es necesario matar a alguien, pues lo matas

– Como ordene –

A la mañana siguiente en la corte matutina, el ministro encargado de la investigación sobre los crímenes del Barón Betlas, confirmó que las pruebas presentadas por la emperatriz eran ciertas, además de que se descubrieron otros crímenes, por parte de la concubina Ariana, quien no solo ayudaba a su padre con la malversación de fondos, sino que también ella estaba involucrada en la compra y venta de esclavos lo cual en este imperio está prohibido.

Ese mismo día en la tarde, se dictó la sentencia del Barón Betlas en el juicio público que se había organizado. Todos los ministros de la corte estaban presentes, al igual que varios nobles y algunos plebeyos que asistieron.

– Debido a las pruebas presentadas por la emperatriz Aysha Leblanc y a la investigación realizada por esta corte, se encontró al Barón John Betlas culpable por malversación y extorsión de fondos a la corona, usando el título de su hija como concubina imperial. Además de ser acusado como cómplice de su hija en todos los daños y agresiones que ha sufrido la emperatriz, incluso en uno de los intentos de envenenamiento. Esta corte le sentencia a pasar dos meses en prisión en lo que son confiscados todos sus bienes materiales para pagar la deuda que tenía con la corona – el juez hace una pausa para tomar aire y luego continúa – después de pasado los dos meses será sentenciado a muerte debido a los delitos anteriormente mencionados.

La sala se llena de murmullos, mientras el Barón está aún en shock por lo que acaba de oír, tanto así que no opone resistencia cuando los guardias los sacan de la sala, para ser llevado a los calabozos, hasta la espera del día de su ejecución. A los pocos minutos de haberse llevado al Barón ingresa a la sala de la corte siendo llevada a rastras hasta el centro de la sala, la concubina Ariana.

– Suéltenme soy inocente – grita mientras es obligada a ponerse de rodillas – por favor tienen que creerme todo es una trampa – comienza a llorar, mirando hacia el trono – Majestad no crea lo que dicen por favor sabe que soy inocente

– Silencio – golpea el trono — las pruebas son claras deje de hacerse la víctima – mira la juez – por favor proceda

El juez asiente con la cabeza, y mira fijamente a Ariana para comenzar a decir los crímenes de los cuales se le acusa, causando que la sala vuelva a llenarse de murmullos. Ya que muchos no podían creer que esa chica tan dulce e inocente pudiera ser tan viciosa y malvada.

– Por los crímenes cometidos, a la concubina Ariana Betlas se le es retirado su título de concubina imperial. Será azotada cincuenta veces, por el crimen de vendar y comprar esclavos. Será enviada a las minas de carbón en las islas Metle, donde trabajará como una obrera durante veinte años, pagando con su salario todo lo que le debe a la corona debido al desvío de fondos – el juez golpea el martillo en la mesa y da por concluido el juicio

Ariana no podía creer lo que oía sería enviada a trabajar como una obrera en las minas, todo por lo que lucho se había perdido, ya no tenía nada, ni riqueza, ni reputación nada. Levantó la mirada, encontrándose con una sonrisa maliciosa en los labios de Aysha. Y fue que se dio cuenta de que toda su desgracia era su culpa, empezó a gritar y a patalear diciendo que ella era inocente y la verdadera culpable era la emperatriz.

Ariana fue sacada a la fuerza de la sala de la corte, ganándose las miradas de desprecio y repudio de toda la sociedad. Aysha sonríe, pero ella no está satisfecha con la sentencia, es un castigo demasiado suave para ella, aún debía sufrir un poco más por todo lo que le hizo a la verdadera Aysha.

Después de que el juicio terminara Aysha sale de la corte rumbo a su palacio evitando al emperador y a todos los que se metían en su camino. Al llegar revisa que se encuentra solo y luego desaparece de la habitación en forma de neblina.

A la mañana siguiente cuando fueron a buscar a Ariana para que recibiera los azotes, fue encontrada con varios golpes, además de que Ariana ahora se había vuelto loca, solo decía incoherencias, y todo esto debido a que Aysha la había visitado la noche anterior, encerrando Ariana en una ilusión dentro de su propia cabeza que poco a poco la volvería más loca hasta que ella misma se quitara la vida.