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Una Madre Para La Hija Del Mafioso

Una Madre Para La Hija Del Mafioso

Status: Terminada
Genre:Acción / Matrimonio contratado / Mafia / Padre soltero / Matrimonio arreglado / Completas
Popularitas:0
Nilai: 5
nombre de autor: Josy Santos

Alex Borisov es un Don de la mafia rusa. Tenía un acuerdo de matrimonio cerrado con la italiana Caterina Colombo, cuando él alcanzaba la mayoría de edad y ella era apenas una adolescente. Una de las cláusulas de ese acuerdo era esperar a que Caterina cumpliera dieciocho años, y que ella solo supiera que tenía un prometido el día de la boda.
Los años pasaron, y Alex fue víctima de una trampa, obligándolo a casarse con la joven, con quien tuvo una hija. Fueron meses viviendo amargados, recordando que no deseaba ese matrimonio. Él, que siempre había sido serio, se cerró a todo, como una piedra inaccesible. Hasta que, misteriosamente, su esposa es asesinada.
Cuando queda viudo, decide ir en busca de su verdadera prometida en Italia. Caterina llega a la vida de Alex con toda su intensidad y persuasión, dispuesta a sacudir su mundo y, con su insistencia, promete romper la piedra que él puso en lugar de su corazón.

NovelToon tiene autorización de Josy Santos para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 4

Caterina

Acababa de salir de la ducha, pensando en la conversación que tuve con mi padre, cuando mi madre llamó a la puerta de mi habitación. Abrí, ella parecía agitada.

—Arréglate, hija. Tu padre acaba de decir que tu prometido está volviendo para conversar y cenará con nosotros.

La palabra "prometido" hizo que mi estómago se revolviera.

—No tengo prometido, mamá.

—Hija, tu padre me dijo que ya sabes sobre el acuerdo de tu matrimonio. Él era tu prometido, y si no hubiera tenido una hija, ustedes dos estarían casados hoy en día.

Respiré hondo, y tuve la certeza de que el prometido del que hablaba mi madre, era el tal Alex Borisov, planeaba investigar sobre él después de la cena, pero parece que mis planes serían cambiados y lo conocería personalmente, sin embargo eso ni siquiera me incomodó tanto, igual al hecho de que mi madre también supiera de este contrato que fue cerrado años atrás y yo no.

—¿La señora también sabía del acuerdo y nunca me contó nada? —la miré a los ojos, ella suspiró y tomó mi mano.

—Formaba parte del contrato, que ustedes solo se conocieran, cuando ya estuvieran los preparativos de la boda marcados.

Solté mi mano de la de ella y resoplé, yendo hasta el tocador y sentándome. Ella se acercó.

—Entiende que las cosas funcionan así, hija.

—Entiendo todo muy bien, pero percibí, que soy muy comprensiva, mientras que ustedes no me entienden.

—Hija...

—Déjame sola, mamá. En algunos minutos bajo, voy a arreglarme y estar presentable, no te preocupes.

La miré por el reflejo del espejo, ella me conocía y sabía que, a pesar de aceptar, no estaba feliz, al fin y al cabo ella también pasó por eso un día, pero, mis padres aprendieron a amarse y son felices hoy en día, incluso siendo un matrimonio arreglado. ¡Y yo no sabía si lo mismo iba a suceder conmigo! Soy feliz con mi familia, y no quiero salir de casa para vivir infeliz.

Las inseguridades comenzaron a torturarme.

Mi madre salió sin decir nada más, comencé secando mi cabello, con un cepillo secador y modelador. Cuando terminé estaba lindo y brillante. Me puse un maquillaje sencillo y un gloss rosita, solo para dar brillo en la boca.

Me vestí con un vestido rosa, era ajustado en el cuerpo, tenía una abertura en el muslo, pero arriba era cerrado hasta el cuello. Di una última mirada en el espejo y salí de la habitación. Cuando bajé las escaleras, vi en un sofá, a mi padre, mi madre al lado y mi hermano cerca de ellos, cuando me acerqué un poco más, en el otro sofá, allí estaba él.

Me sentí extraña, pues él era muy guapo. Una mirada firme y algo en su forma de ser, exhalaba fuerza y poder. Pero, algo en él me llamó la atención cuando nuestros ojos se encontraron. Me recordaba al chico que me salvó, en realidad, solo sus ojos que nunca olvido, son idénticos, intensos como nunca vi. Pero el resto es diferente, él tiene una barba bien arreglada, muchos músculos que el chico no tenía... Sin embargo, hacen siete años, son cosas que pueden ser consecuencias del tiempo.

Muevo la cabeza. Sería mucha coincidencia que ellos fueran la misma persona, ¿no es así? El chico que vi una única vez y dije estar enamorada, no puede ser este hombre frente a mí. ¿O será que es él?

—Hija... Este es Alex Borisov. —mi padre habló llamando nuestra atención. Estábamos mirándonos fijamente y tal vez él lo percibió.

Alex se levantó y caminó en mi dirección. Mi corazón se disparó. Mis manos temblaron levemente, pero me forcé a mantener la compostura.

—Mucho gusto, soy Alex Borisov. —él extendió su mano y sonrió de lado, una sonrisa fraca, disimulada que parecía decir muchas cosas.

—Caterina. —Apreté su mano, pero luego solté sintiéndome diferente, no sabía explicar, parece que su presencia me movía de alguna manera.

—Vamos a cenar primero. Los negocios pueden esperar. —mi padre dijo y yo puse los ojos en blanco.

¡Negocios! Este supuesto matrimonio solo significaba eso. Negocios.

Fuimos todos a la mesa. Alex me miraba siempre y cuando yo devolvía la mirada él disimulaba. Existía una tensión palpable en el aire, pero la cena siguió normalmente.

Después de la cena, seguimos nuevamente para la sala. Mi padre nos llamó para el escritorio, él decía que era el lugar de tratar de "negocios". Todos fueron, inclusive mi madre y mi hermano.

Mi padre estaba con aquella expectativa de quien iba a cerrar un gran negocio. Yo puse los ojos en blanco, sintiéndome como si estuviera a punto de ser subastada. Pero, antes de cualquier cosa necesitaba quitarme una duda.

—Necesito conversar a solas con... Alex Borisov. —hablé llamando la atención de todos, mientras aún se acomodaban. Mi padre iba a sentarse en su silla, cuando paró en medio del camino sin entender y quedó de pie de nuevo.

Alex Borisov, sin embargo, dio una sonrisa disimulada, como si supiera exactamente el por qué de yo querer hablar con él.

Mi padre intercambió una mirada con mi madre, y ellos parecían concordar con algo y caminaron hasta la puerta.

—Si demora mucho, saben que entraré aquí. Entonces... se comporten...

—Padre, por el amor de Dios, ¿no? —reclamé de su insinuación y ellos salieron, cerrando la puerta.

Alex ya estaba sentado en el sofá, él se acomodó, pareciendo un rey sentado en su trono. Lo encaré y me acerqué un poco. Él apenas me miraba, esperando que yo comenzara a hablar.

—Eras tú aquel día, ¿no es así? —pregunté directamente con una voz firme.

Él dio una sonrisa casi imperceptible, como si supiera de lo que estaba hablando, sin embargo se hizo el desentendido.

—Sé más específica, no sé de lo que estás hablando. —su forma de hablar Italiana, dejando un acento ruso que no pasaba desapercibido.

—Tú sabes, sí. Estoy casi segura, que tú estuviste en mi casa, cuando yo tenía doce años y me defendiste de un perro, hasta llevaste una mordida en mi lugar. ¿Fue aquel día que cerraron el acuerdo de matrimonio?

Él se levantó calmadamente, acomodando su saco y se acercó a mí, quedando próximo hasta demasiado.

—¿Por qué eso es relevante para ti? —él preguntó y yo retrocedí un paso, disimulando e yendo hasta la mesa de mi padre y apoyándome, porque nuestra proximidad me causó cosas extrañas, que no estaba preparada para sentir.

—Solo respóndeme, por favor.

Él se acercó de nuevo, como si hubiera sido hasta un insulto yo alejarme de él. Solo que esta vez él colocó sus manos una de cada lado en la mesa, prendiéndome entre él.

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