Tras años lejos de casa, Camila regresa solo para descubrir que su hermana gemela ha muerto en circunstancias misteriosas.
Sus padres, desesperados por no perder el dinero de la poderosa familia Montenegro, le suplican que ocupe el lugar de su hermana y se case con su prometido.
Camila acepta para descubrir que fue lo que le ocurrió a su hermana… sin imaginar que habrá una cláusula extra. Sebastián Montenegro, el hombre con quien debe casarse, es tan frío como enigmático.
Pronto, los secretos de las familias y las mentiras que rodean la supuesta muerte de su gemela la arrastrarán a un juego peligroso donde fingir podría costarle el corazón… o la vida.
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Un año para cumplir.
Abro con las llaves que me dió el abuelo y por dentro es todavía más lujosa.
Me quedo observando y Sebastián entra subiendo las escaleras como si ya la conociera.
Observo todo a mi alrededor y subo levantando mi vestido para poder caminar, entro a la habitación y la enorme cama con sábanas blancas me llaman a recostarme.
Sebastián se quita la corbata sin quitarte el celular de la oreja.
Entro al baño y salgo buscando otra habitación, para mí mala suerte ninguna habitación tiene cama, solo muebles de lujo.
Suspiro regresando a la habitación.
—Mañana voy a verlos.
Dice Sebastián terminando la llamada, me mira serio y con mis dedos tocó la sábana.
—Es la única cama.
Le digo y el deja su celular en la mesa de su lado.
—¿Y?
Me dice y se que lo está haciendo a propósito.
—Creo que deberías irte al sofá de la sala.
Le digo y el se ríe, se sienta en la cama quitandose los zapatos y se desencaja la camisa, queda abierta cuando se suelta los botones y se acomoda en la cama con un brazo bajo su cabeza y la en la otra el celular que mira ignorandome.
—Oye te hablo.
Le digo y me quitó el velo que le lanzó y me arrepiento cuando lo golpeó en el rostro.
El se levanta y retrocedo cuando camina hacia mi.
Se toca la frente y me cruzo de brazos.
—Ya quedamos a mano, tu me lastimastes en el carro.
—No estamos a mano ni que nada.
Me dice y sale de la habitación, entro al baño y agradezco la bata de tela fina que encuentro, está nueva ya que tiene la etiqueta.
cierro con seguro y me quito el vestido de novia, me hecho agua en el cuerpo sin mojar mi cabello y me pongo la bata agradezco que no sea tan corta.
Doblo el vestido y salgo dejándolo en una cómoda en la esquina.
Me acomodo en la cama, apagó la lámpara a mi lado y cierro mis ojos.
Escucho la puerta abriendose y siento cuando Sebastián se acuesta a mi lado.
Me acuesto sobre mi espalda y no se que tiene el colchón que se siente tan suave, no tardo en quedar dormida.
Despierto a media noche con sed, me levanto en la oscuridad y con cuidado bajo las escaleras, estando en la cocina destapó un bote con agua del que bebo.
La cocina es enorme, abro el refrigerador de tres puertas y está lleno de cosas.
Tengo hambre ya que no comí nada en todo el día.
Agarro una manzana y uvas, las lavo en el lavabo y los pongo en un traste, me siento y empiezo a comerlas.
Una sombra pasa y el que se regrese entrando a la cocina me hace gritar del susto.
Es Sebastián quien enciende la luz.
—¿Por que estás a oscuras?
—Por que quiero.
Le digo y abre el refri sacando una botella de agua, mira lo que como y solo niega.
—Le salías cara a tus padres, por eso les urgía que te casarás.
Me dice y me enoja lo que dice.
—Y ahora tengo un "marido"—Digo entre comillas— que es súper tacaño.
—El que no deje que pagues con mi dinero a unos prostitutos no es sinónimo de tacañería.
Me dice y me río haciendo que me mire molesto.
—No eran "prostitutos", eran strippers, si un hombre lo pide es normal pero si una mujer lo hace lo ven mal, que sociedad de mierda tenemos.
El sale de la cocina y termino la fruta, lavo los trastes y subo al cuarto.
Me acuesto a dormir y así doy finalizada la noche de bodas.
Despierto cuando la luz se filtra por la ventana.
Escucho voces y cuando bajo veo a mis padres con mi maleta así como la dejé en la habitación de la casa.
—Hola hija trajimos tu ropa.
Dice mi padre y Sebastián me mira mientras bajo la escaleras.
—¿Que te ocurrió?
Me pregunta mi madre tratando de ver mi frente y quitó sus manos rápido, Sebastián se sorprende por mi acción y mi madre disimula.
—No es nada.
Le digo y mi padre mira la frente de Sebastián.
—¿Paso algo que no sabemos?
Pregunta mi padre serio fingiendo ser el padre del año.
Un carro se estaciona afuera y veo bajar al abuelo y ahora que pasa.
Suspiro y Sebastián se cruza de brazos.
—¿Hay buenas noticias? ¿Ya encargaron?
Pregunta y mis padres sonríen.
—¿Encargar que?
Pregunta Sebastián y el abuelo se ríe fuerte.
—Mi nieto tan inocente, viste nieta te sacaste la lotería.
—Aja.
Le digo tomando mi maleta.
—Esperemos y pase rápido el año.
Les digo y mis padres y el abuelo se quedan seríos.
—Hubo cambio de planes, los socios me exigieron algo más ya que el casamiento no les da seguridad de nada.
—Poco me importa quedar bien con esa bola de ancianos.
Le dice Sebastián molesto.
—Demasiado tarde nieto, ustedes firmaron algo ayer y tienen un año para cumplirlo.
Dice y suelto la maleta cuando el abuelo extiende una hoja y Sebastián la recibe leyendo.
***Un hijo****
Gracias 🌹!
Yo crei que era la cuñada pero ahora dudo porque ella tenía ese trastorno.
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