Mila es secuestrada, tiene solo 18 años y su hermana hará hasta lo imposible por salvarla
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Pulsera
La expresión en el rostro de la mujer adulta era algo que no podía descifrar con claridad.
Parecía estar contenta de ver a María allí; sin embargo, había algo en sus ojos que no terminaban de convencerme.
No sé si porque de color negro intenso, o por la manera tan extraña en la que vestía.
Usaba un vestido largo, con manga corta y un escote donde se le veía gran parte de sus pechos.
La parte inferior del vestido era amplio, como una falta de esa que se usaban en la antigüedad.
Era una mujer delgada, con una cicatriz en su cuello. No me daba buena espina. Era un sentimiento que no termina de convencerme.
Como decía mi abuelo cuando eramos pequeñas.
...La vibra que algunas personas cargan es tan pesada que solo tenerla cerca te hacen quererte alejar de ellas"...
Eso era exactamente lo que me estaba pasando con esa mujer.
Podría estarme volviendo loca, por todo lo que pasó hace rato con la muerte inesperada de Lisa. Y algo dentro de mí comienza a desconfiar de todo aquel que se le acerca.
María rompe el incómodo silencio, diciendo.
_____ Hola, tía, Martha. ____ La mujer quita los ojos de mí y pone su atención en María.
Levanta una de sus cejas, y responde con solo un simple.
______ ¿A qué viniste?
María dibuja una leve sonrisa nerviosa entre sus labios y contesta.
_____ No tenemos donde pasar la noche.
______ Mi casa no es hotel. Vete a buscar un burdel donde puedan pasar la noche. En mi casa, no.
La mujer intenta cerrar la puerta, pero, María se lo impide.
______ Tía. En verdad, no tenemos dinero. Darnos posada por esta noche. Mañana temprano nos iremos de tu casa.
_____ Ya es tarde... ____ María señaló la oscuridad detrás de nosotras.
La mujer llamada Martha, volteo a verme de nuevo. Su mirada comienza a recorrer todo mi cuerpo, provocando que sienta un escalofrío por toda mi espalda.
______ ¿Cuál es tu nombre?
_______ Alondra. ____ Dije sin querer mencionar mi apellido.
_____ Nombre simple de una ramera.
Frunci el ceño, acababa de conocer a esta mujer y ya me estaba insultando. Iba a devolverle el insulto; no obstante, María me agarró de la muñeca y me obligó a guardar silencio.
_____ Tía, solo por esta noche.
_____ Mañana temprano iremos a buscar empleo. Te juro que cuando tengamos el dinero suficiente te pagaremos por el hospedaje.
La mujer relajó la expresión en su cara, se hace a un lado y nos deja pasar. Mientras entraba a la casa, sentía mis pies muy pesados, cada parte de mi cuerpo, se resistía a entrar a esa casa.
María me empuja, cerrando la puerta detrás de mí.
______ Pueden dormir en el sillón o en el piso. No hagan ruido, mi esposo está durmiendo arriba.
Sé que no es bueno hablar de las casas donde te dan asilo por una noche. Pero, esta casa era más fea por dentro que por fuera.
Parecía como si vivieran animales. Todo era un desorden, la basura de las cosas que se comían estaban por todas partes.
Había un olor desagradable por cada rincón. El polvo estaba por toda la casa, los cristales de las ventanas estaban rotos, no quería imaginarme como estaba la cocina, si así estaba la entrada.
_____ María, quiero irme de aquí.
_____ Con todo respeto, la casa de tu tía no me gusta.
María me echa una mirada que no logro entender. Es como una amenaza, pero, al hablar dice.
_____ Solo será por esta noche.
______ No le des mucha importancia a desorden.
María toma una manta y un cojín del sillón, lo pone sobre el piso, sin darle mucha importancia a la suciedad se acuesta.
Yo me quedé despierta toda la noche. No tome nada de esa casa, me arrincone en una esquina, y con mis propias manos me cobije.
A los primeros rayos del sol, se comenzó a escuchar una fuerte discusión venir de la parte superior de la casa.
Me cubrí los oídos, y me abrace más a mí. Después de casi media hora de gritos, todo se volvió un silencio.
María se levantó y se sacudió la ropa.
_____ No hagas tanto caso, así son ellos.
Recoge el cojín y la manta, los arroja al sillón y luego se da media vuelta, extendiendo sus brazos hacia arriba.
Al caer el cojín y la manta sobre el sillón, algo caer de una rendija del sillón.
Se me hace tan familiar que no lo pienso dos veces para recogerlo.
Al tenerlo en mis manos, veo que era la pulsera que le había regalado a mi hermana cuando tenía 17 años.
Era una pulsera que mande hacer solo para ella. No era tan valiosa, sin embargo, tenía un gran significado para mí.
La pulsera era de hilo rojo, los hilos de colores formaban flores que en el centro de cada flor escriben el nombre de Mila.
La flor más grande en el centro de la pulsera, tenía dos letras escritas, eran las iniciales de mis padres.
______ Alondra, ya levántate de aquí.
______ La tía no tarda en bajar y no nos va a querer ver aquí.
Apreté la pulsera en la palma de mi mano, tuve el impulso de preguntarle a María. ¿Qué hacía la pulsera de mi hermanita en la casa de su tía?
_____ ¿Qué tanto me ves? ____ La expresión cambio del rostro de María.
Forcé una sonrisa, sintiendo mi corazón latir más de lo normal.
_____ Disculpa, no puede dormir durante toda la noche. Lo que pasó con Lisa me atormenta.
María levantó una de sus cejas, como diciendo. Lo que pasé con esa mujer me tiene sin cuidado.
_____ Olvidate de ellas. Son mujeres malas.
Se da la vuelta y sube las escaleras, tenía mucha curiosidad de saber a donde va. Di un paso largo, sin embargo, me detuve.
Morí con fuerza mi labio inferior, controlando los impulsos que tenía por ir hasta ellas y enfrentarlas.
Tenía que pensar dos veces antes de hacer las cosas. Estaba metida en algo muy grande. Quizás estaba cerca de saber donde está mi hermanita.