La Maldición De La Espada Y El Dragón

Dominic Massaro, un hombre atractivo y de buen físico. General del mayor ejército de Luna, uno de los solteros más codiciados de todo el reino. Hijo de la difunta hermana del rey de Luna y el anterior rey de los lycan.

Siempre sirvió a la familia real y a pesar de ser un candidato a heredar el trono, no ha hecho nada para reclamar ese derecho. Prefiere su vida tal cual como está, sin muchos deberes y ayudando al pueblo. Es un lycan, uno que pertenece a la realeza.

Dominic había ido al pueblo donde viven todos los lycan, que a pesar de tener una buena estabilidad económica prefieren vivir cerca de la naturaleza y sin mucha ostentación.

_Hermano, creí que no vendrías hoy.

Connor se acerca a Dominic y le da un abrazo.

_Debo venir a inspeccionar si haces un buen trabajo como rey, si no es así me veré obligado a darte una patada nuevamente.

_Algún día podré superarte en el combate hermanito.

_Oye, ponte algo de ropa. Las personas te verán como si fueses vulgar al caminar por el pueblo de esa manera.

_Dominic, sabes que para nuestra especie es normal quedar de esta manera, considerando que podemos transformarnos a cualquier momento, además estoy así porque estaba entrenando a los más jóvenes. Deben aprender a realizar la transformación sin que les cause dolor.

_Lo entiendo, me quedaré unos días para ayudarte con todo eso.

Los hermanos continúan poniéndose al día con todo lo que está ocurriendo en el reino.

_Debemos estar preparados, ha habido mucha hostilidad de parte del rey de Rake, es probable que quiera iniciar una guerra a cualquier momento.

Dominic estaba convencido de que aquel hombre no pararía hasta conseguir lo que desea.

_Dejaré a nuestros hombres listos para la batalla.

_Las mujeres también estarán listas para todo lo que necesiten, además somos mejores en combate que ustedes.

Katherine Massaro, esposa de Connor. Una de las mejores guerreras, digna de ser la reina de los mismos.

_Tanto tiempo Katherine. ¿Cómo has estado? ¿Este tonto no te ha dado mucho trabajo o sí?

_Se tratar con él. Es un gusto verte de vuelta Dominic.

_Es bueno volver.

Katherine se acerca a Connor y le da un tierno beso, para luego continuar con la conversación sobre las posibles estrategias.

Al terminar Dominic se retira a una habitación reservada para él. Al llegar a la habitación toma asiento en un cómodo sofá.

Piensa en la felicidad de su hermano al tener a su alma gemela con él. Eso es algo que también desearía poseer. Encontrar a la mujer que está destinada a él, pero en todos estos años no fue capaz de encontrar a esa persona.

Aunque en la noche del baile sintió algo tan profundo que lo llevo a aquel balcón, donde encontró a aquella mujer. Despertó tantos sentimientos en él. Su lobo interior rugía y luchaba para permanecer cerca de ella, pero hacer algo así solo provocaría un susto en ella. Por lo cual debe encontrar una manera de acercarse a ella y tiene a una persona que lo ayudará con eso.

Unos días después Dominic regresa al ducado, debe dejar todo listo para la llegada de los nuevos integrantes de su ejército.

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Aylin había esperado bastante por este día, se despide de su padre para luego subir al carruaje y marcharse rumbo al ducado Massaro. Donde ella y otros jóvenes fueron escogidos para formar parte de los caballeros del duque Massaro. En estos días que estuvo lejos del duque, se ha sentido extraña, es como si una energía la estuviese llamando.

Luego de un día de viaje llega al ducado, al igual que los demás jóvenes. Todos estaban impresionados con la belleza del ducado. Y la cantidad de jóvenes señoritas que formaban parte del ejército.

_Esto se puso aún más interesante, no sabía que tantas mujeres formaban parte del ejército.

Aylin mira a todas las mujeres presentes, por lo que pudo notar, todas son tratadas con bastante respeto e igualdad. Lo que la deja feliz, no creyó que en ese mundo las mujeres ya tuviesen tal derecho, considerando que algunas aún son obligadas a contraer matrimonio.

_La mayor parte de esas jóvenes provienen del mismo lugar que el duque, son lycans entrenadas y feroces. He estudiado bastante sobre los caballeros de los Massaro y debo decir que me siento orgulloso de haber sido aceptado por el mismísimo Dominic Massaro.

Arthuro se había reunido con Aylin apenas la vio bajarse del carruaje, es la única persona con la cual ha conseguido mantener una conversación sin sentirse juzgado por su manera de actuar.

Aylin había notado que el joven se siente más atraído por los hombres que por las bellas damas que se encontraban entrenando justo al frente.

_Si continúas mirando a esos hombres de esa manera se te caerá la baba.

Arthuro intenta recomponer su postura rápidamente y mira sorprendido a Aylin. Antes de que piense que ella lo está juzgando, Aylin aclara de manera inmediata.

_Deja un poco para estos bellos ojos. No me molesta cuáles sean tus intereses amorosos y no te haré menos por eso, además, quién se resiste a tan bella figura de los hombres.

Arthuro ríe ante las ocurrencias de Aylin, definitivamente se llevarán muy bien. Es la primera persona que en lugar de hacerlo menos a causa de sus gustos, lo hace sentir bien y confortable con su compañía.

El mayordomo se acerca a ellos y les pide acompañarlo hasta sus habitaciones, para que puedan sentirse cómodos y empezar con el entrenamiento por la mañana. Ambos tienen habitaciones bastante cercanas. Luego de dejar que se instalen el mayordomo informa que en breve la cena sería servida en el comedor principal, que deben estar presentes antes, ya que al duque no le gusta la impuntualidad.

_Muchas gracias.

Ambos agradecen y el mayordomo se marcha para continuar con sus deberes.

_Nos vemos en breve, me daré un baño y luego voy al comedor.

_Me parece perfecto. ¿Te parece acompañarme en un paseo por este hermoso patio?

_Me parece bien, tendremos suerte si encontramos a algunos músculos sin camiseta.

Arthur ríe ante las ocurrencias de Aylin, definitivamente se llevarían bien.

_Estas loca y eso me encanta.