Serafina Brooks. Nunca se imaginó después de una tranquilidad y divertida noche. En el transcurso a su casa seria secuestrada y vendida a unos de los hombres más ricos de Medio Oriente.
Lo que ella nunca espero que se enamoraría el bastardo cínico y de corazón frío que la compró como si fuera una cosa. Odiara a ese hombre, lo aborrece por hacerla sentir cosas que no debería en sus circunstancias.
Pero usará ese enamoramiento enfermizo en una escapatoria para su libertad. Desear a ese bastardo ya es bastante malo. Necesitarlo es repugnante.
¿Podrá la lujuria y la obsesión ser más fuerte de su deseó de volver a casa o se convertía en algo mucho peor?
Es un pajaro bonito en una jaula dorada. Un pequeño secreto sucio. Pero cuando la jaula se rompe. ¿Podra aprender a vivir sin ella? ¿Sin él?
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CAPITULO 4 *ADQUIRIRME*
...ESCLAVA SEXÜAL...
...SERAFINA...
Después de que terminó la subasta, las cosas se movieron tan rápido que todo se volvió borroso.
Sentí que todo le estaba pasando a alguien más, no a mi. Una parte de mí todavía esperaba despertar en cualquier momento. Obviamente sabía que el tráfico sexual era un problema real en el mundo, pero como la mayoría de las personas, nunca pensé que le podría pasar a uno.
Me habían comprado. Comprado. Como una cosa.
¿Quién era el comprador? Eso todavía era un misterio.
El hombre que entregó a mis secuestradores un maletín con el dinero y me recogió en nombre del ganador de la subasta estaba cubierto de pies a cabeza. Sus ojos negros eran la única parte visible de él mientras él y los matones me conducían hacia el auto que esperaba. El auto no tenía matrícula.
Esto hizo que me sintiera extremadamente incómoda.
Todo este misterio parecía indicar que el ganador de la subasta era alguien muy importante y no le convenía que descubrieran su secreto o tenía la intención de enterrar mi cadáver sin testigos después de que terminara conmigo. O ambos.
El viaje en auto fue largo.
El hombre no habló, ignorando por completo mis preguntas y sentándose muy quieto en el asiento opuesto. Tal vez no entendía inglés.
Al final, me rendí y cerré los ojos, mientras el viaje en coche arrullaba lentamente mi cuerpo cansado hasta llevarme a un sueño inquieto. Cuando desperté, ya no tenía las esposas. El hombre también se había ido del asiento de enfrente.
En su lugar había otro hombre.
Me puse rígida al instante y mi corazón latió más rápido al reconocerlo.
—¡Tú!
El jeque Jeque Malek bin Zayed Al Nahyan me miró con sus inescrutables ojos oscuros.
—¿Por qué? — Indagué, sintiéndome más que un poco confundida.
No había nada en los ojos de Nahyan mientras
me miraba: no me miraba con lujuria, como lo habían hecho muchos otros posibles compradores. En todo caso, este hombre parecía casi reacio a mirarme ahora, como si incluso mirarme le doliera por alguna razón.
—¿Cuántos años tienes? — Preguntó finalmente el jeque.
—Veintiuno.—Respondi. —¿Por qué?
El hombre ignoró mi pregunta.
—¿Eres heterosexual? — Contestó en su lugar.
Entrecerré los ojos y lo estudié. Todavía no noté ningún interés carnal en la mirada de este hombre.
No tenía sentido.
—Sí —respondí con cierta incertidumbre a su pregunta, aunque estrictamente hablando también habia hombres en nuestro grupo de secuestrados. ¿Talvez el jeque es gay?, pero no tuviera sentido ya que compró a una mujer debes a un hombre ahora si estoy más que confundida. ¿O será que me compró para alguien más?.
—¿Por qué? —Pregunte de nuevo. La incertidumbre me carcomía. No parecía que a Malek Nahyan le gustara, a pesar de la enorme cantidad de dinero que había gastado en mi. Entonces, si me compró para alguien más. —¿Por qué me compraste?
—Baja la voz — Refutó el hombre, mirandome por la ventana el paisaje de Dubai.
Miré la partición que nos separaba de su conductor y me burle.
—¿Qué, no me digas que te da vergüenza comprar a una persona? No puedo imaginar por qué.
La mandíbula del jeque se apretó.
Lo estudié con curiosidad. ¿Era posible que realmente se sintiera avergonzado?
Pero entonces el hombre giró la cabeza y
fijó en mí con una mirada ilegible.
—No estoy orgulloso de ello — Espeta sin mucha inflexión en su voz. —Nunca pensé que tendría que recurrir a algo como esto. Pero no soy la persona que te secuestró. Si no te compraba, alguien más lo habría hecho. Y adquirirte fue la solución a mi problema.
¿Adquirirme? La forma en que había dicho la palabra era exasperante, como si fuera un
caballo o un coche.
Me reí.
—¿Qué? ¿No puedes echar un polvo como lo hace toda la gente normal? —Francamente, era difícil de creer.
El imbécil podía resultar intimidante, pero emanaba cierto magnetismo, como solían hacer los hombres confiados y poderosos. Sus rasgos cincelados también ayudaron. Soy mujer y sobre todo tengo ojos y sentido común o en caso cualquier persona encontrarían a este hombre sexüalmente atractivo.
—No tengo ningún interés en ti — Me encara, sus ojos brillando con una intensa emoción que no pude identificar.
—Te adquirí para mi hermano. No para mí.
Lo miré fijamente.
—¿Qué?
La comisura de la boca de Nahyan se torció en algo duro e intransigente.
—Mi hermano menor es un imbécil irresponsable que no puede contenerse cuando ve a un hombre atractivo. Estoy cansado de limpiar sus desastres.
Ahora sí ya me perdí, en qué parte de la historia entró en yo en todo esto.
Fruncí el ceño, tratando de encontrarle sentido
a la historia. Cierto: estaban en un país en el que la homosexualidad se castigaba con prisión o incluso con la muerte, si había que creer en los rumores.
Parecía que el hermano de Nahyan no era discreto en sus aventuras con los hombres, y su hermano se vio obligado a intervenir (y probablemente sobornar a las autoridades) para proteger a su hermano, y estaba harto de eso. Asi que más fácil conseguir (comprar) a una mujer para tapar las idioteces de su hermano.
—¿Y crees que comprarle una mujer desparcira las andadas de tu hermano? Yo no creo que ayude —Dije, sin molestarme en ocultar el sarcasmo de mi voz.
—Lo hará si sabe lo que es bueno para él. No puedo prohibirle por completo tener sexø (el mocoso nunca estaría de acuerdo), pero si le presento una solución atractiva y discreta, para que pueda ocultar sus andadas y a la vez tenga sexø. No tendrá más remedio que aceptar mis condiciones. Él estará de acuerdo. Y es bisexual. Y será tu trabajo mantenerlo a raya.
Honestamente, me quedé sin palabras.
—¿Mi trabajo es mantenerlo a raya? ¿Me veo cara de ser niñera sexüal?—Finalmente me las arreglé, a pronunciar mientras me enterraba las uñas en las palmas de las manos. —¿De verdad crees que haría cualquier cosa para ayudarte? —Rei. —¡Compraste a una persona como si fuera ganado! Estás loco si piensas...
—Deja la histeria y escucha un momento — Refuta Nahyan, con voz tranquila pero acerada. — Samir
se marcha a Oxford el próximo verano. Tienes que mantenerlo a raya hasta entonces. Después de eso, te dejaré ir. Este es el mejor resultado posible
para ti, así que deberías estar agradecido de que fui yo quien te compró y no algún pervertido enfermo que te habría usado durante décadas y luego te habría matado cuando dejaras de ser tan joven y bonita. Samir es un niño inofensivo. Es un buen amante él no te lastimará ni te maltratará. Ayúdame a protegerlo de su propia estupidez y te dejaré ir.
Abrí la boca y la cerró sin decir nada. Un año de ser esclava sexüal o niñera realmente fue mucho mejor que décadas, pero aun así era un año de ser esclava sexüal.