Queda huérfana y tiene que cuidar de sus hermanos, así que con sólo 15 años se casa con un hombre ciego y malhumorado.
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Capitulo 24
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Al día siguiente Camila es llevada a la escuela por su esposo. Ella no está muy contenta al compartir un lugar tan reducido con el. Pero no le queda más remedio que aguantar.
— No te ves muy contenta. — Camila quiere responder que no lo está. Pero siente que ya ha sido muy grosera con el, y sabe que eso no ayuda a su conducta voluble.
— Anoche me desvelé haciendo tarea. Estoy un poco cansada. — Ella se justifica, no quiere hacerlo enojar.
— Si necesitas ayuda dímelo. — Se ofrece Bruce.
— Gracias. Yo puedo. — Ella ve que están a solo una cuadra de llegar y se pone muy contenta. Antes de salir del auto el le da un beso en la mejilla y la abraza.
— Vendré por ti cuando termines.
— No es ... — Ella se quiere negar pero el la Interrumpe.
— Vendré por ti. — Camila sale del auto y camina lo más rápido que puede. En el salón de clases ve a Nelson y se acerca a el.
— Hola. — Lo saluda ella.
— Hola. ¿Cómo estuvo tu fin de semana?¿Recibiste mi regalo?
— Si. Muchas gracias. Era muy bonito.
— De nada. Se que es tarde pero deberíamos celebrar hoy.
— Gracias. Pero tengo trabajo después de la escuela. — La despidieron de su trabajo por faltar, pero se quiere excusar para no ir.
— Iré a tu trabajo. Ahí te compraré un pastel.
— Gracias. Pero no es necesario.
— No me aceptas nada. — Se queja el.
— Lo siento, es que estoy algo ocupada.
— Bueno. Ya se. Siéntate conmigo en la cafetería. Te comprare algo rico.
— Está bien. — Ella acepta. Ahora no perderá nada, será un almuerzo en clases. El salón se empieza a llenar de estudiantes y Camila va a su lugar.
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Luis necesita hablar con Camila, preguntarle por qué quiere estar con el enfermó de su hermano. El decide ir a la escuela. Antes estudió ahí y conoce muy bien todo el lugar. La decoración ahora es más elegante que en sus tiempos, pero los pasillos por los que se paseaba siguen siendo los mismos. El sabe que es la hora del almuerzo, supone que ella está ahí. Y no se equivoca, la ve almorzando muy contenta. El se molesta al verla sonreír con Nelson. Va dónde ella está y le pide que hablen. Camila no quiere.
— Será sólo un minuto. — Le dice Luis. Ella se siente presionada y decide ir.
— ¿Qué quieres? — Le pregunta ella cuando están solos. Luis no contiene sus impulsos y la besa ella se sorprende y lo empuja. — ¡No vuelvas a hacer eso! — Le grita enojada.
— ¿Por qué? — Pregunta el sin remordimiento.
— Soy la esposa de tu hermano.
— ¿Y eso que? Tú no lo quieres. — Camila se queda callada. Luis la observa bien. — No es cierto. — Dice con incrédulidad. — ¿Lo quieres?
— Bruce es mi esposo. Le debo respetó.
— El no te respeta en absoluto. ¿No recuerdas lo que te hizo? — El toma sus manos.
— No me toques. — Ella lo empuja nuevamente.— Lo hizo por qué está enfermo. No por qué sea una mala persona.
— No debes confiar en el.
— Tampoco voy confiar en ti. Aléjate de mi.
— ¿Qué te hice? — Le pregunta el triste por la actitud que ella tomó.
— No quiero más problemas con Bruce. El malinterpreto nuestra relación, no quiero que lo vuelva hacer.
— Lo ves. Con el no estás segura. Es un hombre enfermó. Te provoca miedo.
— El está tomando sus medicinas. Está bien ahora.
— No te engañes. Bruce siempre será un enfermó mental.
— ¡Basta! — Grita ella enojada. — No hables así de el. Tú tienes la culpa de que esté enfermó. Tú qué siempre lo tratas como si el estuviera loco. — Tu qué te acuestas con sus esposas. Piensa ella enojada.
— Está loco. Por favor no me culpes a mi. Soy su hermano mayor. Siempre me he preocupado por el.
Camila se enoja muchísimo. Odia la hipocresía de Luis. Sabe muy bien todo lo que hizo y el se sigue justificando.
— Me da gusto que te preocupes por el. Pero ya no tienes que, yo estoy a su lado y lo voy a cuidar. — Asegura Camila y se va sin mirar atrás.
...
Más tarde Camila sale de la escuela. Bruce ya la está esperando para llevarla a casa. Todo continúa bien los días siguientes, el empieza a tomar terapias y a desahogarse con el sicólogo. Le cuenta la razón por la que sus episodios comenzaron. Le cuesta trabajo hacerlo, pero logra en una sesión lo que no había logrado en años de ir con el sicólogo. Camila ha visto su mejoría, se siente feliz por el. Quizás cuando se cure olvidé eso de que está enamorado.
....
Bruce pasa por Camila a la escuela, justo en el momento en que ella se está despidiendo de Nelson. Este la abraza y le pide que se cuidé. Camila le sonríe y Bruce reacciona mal. Le pide al chófer que lo lleve a su casa de inmediato.
...
Camila sabía que Bruce no pasaría por ella así que toma un taxi para irse a casa. Ella entra a su habitación y tira su mochila en la cama. Está por quitarse su uniforme cuándo nota que Bruce está parado en la puerta.
— ¿Qué haces aquí? — Le pregunta con un tono de voz tranquilo. Bruce camina hacia ella y Camila se asusta. — ¿Ya tomaste tu medicina? — Pregunta nerviosa.
— ¡No me trates como si estuviera loco.! — Bruce se siente cansado de que todas las personas importantes para el lo vean así. — Mejor dime quién es el tipo con el que estabas.
— ¿De quién hablas? — Camila se quiere escapar de la habitación. Pero Bruce la acorrala. Ella intenta calmarse. Debe estar tranquila para poder calmarlo a el.
— Ese Imbécil al que abrazaste. ¿Quién es?
— Es un compañero de la escuela. Pero no hay. nada entre nosotros. — Bruce la mira dudoso.— Yo sólo tengo ojos para ti. Yo te amo. — Asegura Camila para ver si logra que el se calmé.
— ¿Dijiste que me amas? — Pregunta Bruce emocionado. La expresión malvada que antes tenía se ha esfumado por completo. Camila al ver que se está calmando decide seguir con su mentira.
— Si. Yo estoy enamorada de ti. — Bruce la abraza.
— ¿Me has perdonado? — Pregunta el sonriendo. Camila quiere negarse. Pero ahora la situación se calmó y teme que empeore nuevamente.
— Si. Yo te perdonó. — Le dice ella fingiendo ser sincera. Bruce la recuesta sobre la cama y quiere proseguir a hacerla suya. Pero Camila se asusta y lo empuja.
— Amor. — El le hablá con voz suave.
— Yo no puedo. Por favor no me obligues. — Le pide ella alterada. Bruce se acerca despacio y la rodea con sus brazos.
— Nunca te obligare. Lo prometo. — Ella duda un poco de esa promesa. Pues hace sólo un momento el parecía haber perdido la cabeza.
— ¿Tomaste tus medicinas? — Pregunta nuevamente. Quiere estar segura de que su conducta es por la falta de pastillas y no por qué esa sea su verdadera personalidad.
— Ya se me acabaron. Pero no te preocupes. Tengo a mi mejor medicina aquí. — El la abraza y le da un beso en la mejilla. — Te amo chiquita.
Camila le sonríe algo preocupada. No le gusta el hecho de vivir con alguien que tiene días de ser un encanto, y días de convertirse en un ser malvado.