MI CRUEL, FRÍA Y ADORADA ESPOSA "LA CEO"

Logan está furioso, nunca la había visto ser tan retadora, tan atrevida.

Arnold miraba a Bernarda con un remolino de sentimiento, ahora que la ha visto trabajar, que la ve llevar a la corporación con el dedo meñique, se siente terriblemente intrigado y atraído hacia esa mujer que ahora no solo es la mujer más bella que haya visto, sino que es la más rica y poderosa.

—Bernarda, no seas dura con tu familia, si lo haces, todos pensarán que eres una mujer despiadada con tu familia —dijo mirando a Bernarda, quien solo rueda los ojos.

—Arnold, ¿crees que me importa lo que digan de mí?, JA, la presión social es lo último que me interesa, la gente chismosa solo puede hacer eso, ahora, deja de tirar del saco de Logan que ese maldito no sirve ni para trancar la puerta, solo sirve para ser tu alcahuete, ahora dejen de decir estupideces que no tengo tiempo, me voy —dijo Bernarda poniéndose de pie para irse.

En las noticias económicas se habla de LA CEO, una mujer que maneja los proyectos más grandes del país. Su identidad era confidencial, se decía que era una rica hija ilegítima de los Davis, que había estudiado en el extranjero y volvió para adueñarse de todo. Otros hablaban de una amante de alguno de los Davis, quien había obtenido todo eso de forma vergonzosa. Mientras que muchos pensaban que podría ser un tema más profundo y, la mujer en realidad había solicitado sacar a la empresa Davis de ciertos problemas, que aunque no eran como para asustarse, sí eran ya notorios en el ámbito empresarial.

Bernarda entró a su oficina cansada, había tenido una noche frenética, le habían dado el revolcón de su vida definitivamente, aún su cadera se resentía cuando ella se sentaba de cierta manera y maldecía a Alex en su corazón, y lo recordaba, se ponía roja y sonreía coqueta.

Angie entró con varias carpetas y algunos documentos. Realmente estaba muy admirada por lo que Bernarda había conseguido en meses, era realmente muy capaz.

—Jefa, aquí están los documentos de las niñas, el gerente del banco ya se ha encargado de todo, el fideicomiso para Belle y Samira está listo, en cuanto cumplan la mayoría de edad podrán acceder a ese dinero —dijo Angie sonriente mientras que Bernarda asiente, sin darse cuenta, se puso a jugar con su anillo de bodas, lo tiene disfrazado con un anillo grande y sofisticado. Ella pensaba en las niñas y su futuro, es más, debería enviar a las niñas en el auto con Joel para que las vigilen mientras salen con sus amigas. Ella había sabido de muchos casos de niñas a esa edad, que son las presas favoritas de los enfermos.

Mientras ella cavilaba su plan de cuidado en sus muñecas, Arnold entró al lugar con cara de pocos amigos. Estaba molesto, acababa de revisar el proyecto que Bernarda le asignó y era un proyecto muy riesgoso, no entendía nada.

—Bernarda, ese proyecto es demasiado riesgoso, si algo sale mal, podríamos perder la compañía, deberíamos parar —dijo Arnold mientras se acercaba a ella, Bernarda parecía no hacerle caso, se la veía sumida en sus pensamientos, lo que lo puso aún más molesto, ¿Ella está enamorada de alguien?

—Arnold, quiero que sepas que ese proyecto que tanto odias en este momento, es el mismo que Sisi presentó antes de que yo entre como CEO, así que a mí no me culpes por esta situación, tú presionaste a la directiva para que ese proyecto salga y ahora me dices que no puedes con tu misma creación, dile a Sisi que te ayude a resolverlo, de todas formas, es ella quien debe rendir cuentas por esto ¿no? —dijo ella, mientras toma su cartera, debe ir al ex colegio de las niñas, si esas mujeres pensaron que las cosas se quedarían así, pues estaban equivocadas, su Belle aún tenía un protector microporen color piel en su linda frente, esto no lo dejaría pasar.

Cuando ella pasaba por su lado, Arnold decidió que debía hablar con Bernarda, ahora que la situación es así de reveladora, había considerado seriamente que una mujer como Bernarda era más adecuada para él que Sisi, aunque está esperando a su hijo, nunca tendría el prestigio y el temple que tiene Bernarda.

—Berni, quiero hablar contigo seriamente —dijo mientras que ella solo pasaba por su lado sin darle más importancia.

Arnold perdió la paciencia, Bernarda era muy obediente antes y ahora parecía solo querer molestarlo.

—Bernarda, te estoy hablando… —Arnold no pudo seguir, ya que al tomar su mano hizo un jalón involuntario y jalo la ropa de Bernarda.

Ahí estaban los descarados, asomándose y saliendo un poco del brasier de bernarda, unos chupones cínicos y burlones que lo retaban maliciosos. Su blanca piel tenía más de uno en su pecho y un poco más arriba.

Arnold casi se atraganta, pero antes de que pueda hacer algo, sintió un golpe en la cabeza, dejándolo aturdido. Vio a Joel sacarse el saco y cubrir a Bernarda, quien apenas había reaccionado a ese jalón, que abrió dos botones de su blusa y dejó una zona expuesta. No se vio más que el brasier, pero las marcas pasionales de Alex se veían claras y nítidas.

—Tú…, ¿con…, con quien estás saliendo?, deberías cuidar tu imagen, Bernarda, eres la cara de la empresa Davis, no puedes hacer cosas inmorales —dijo de forma ridícula mientras que Bernarda terminaba de acomodar su blusa y devolvió el saco a Joel, solo se dirigió a ese hombre estúpido para aclarar las cosas.

—¿Inmorales? Algo así, como ¿casarte con una mujer amando a otra, tener una amante en tu noche de bodas, obligar a tu esposa a abortar y luego tachar de loca?

—Arnold, eres tan estúpido, tú eres el más grande inmoral del planeta y ¿me vienes a dar sermones?, eres tan patético, lo que hago o no hago no es asunto tuyo, estoy libre de ustedes, puedo hacer lo que me da la gana y con quien me da la gana, ahora, más te vale que te me alejes o de verdad me vas a conocer —dijo molesta para salir de ahí mientras que el enorme Joel la sigue.

Bernarda no podía creer el descaro de Arnold, ahora resulta que tiene el tupé de decirle o llamarla inmoral.