Desde que la ví me obsesioné con ella. Era mía aunque no lo sabía y todo lo que quiero lo consigo.
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Capítulo 3
Mi jornada laboral transcurrió con normalidad aunque mi presentimiento de sentirme en peligro seguía latente. Hablé con Marina y quiso tranquilizarme de que estaba bien y aunque le hice creer que me sentía más tranquila, mentí.
La sensación de estar en peligro era fuerte y asumí que era mi familia la culpable o los miembros de esa maldita iglesia llena de locos.
Esa noche cené en soledad, me bañé y al buscar mi pijama, no estaba.
-Seguro estoy tan loca que olvido dónde dejo mis cosas, seguro mañana las encuentre- mencioné en voz alta
-Hasta hablo sola, te estás volviendo loca Liz, definitivamente- volví a decir para mí misma
Luego de dar mil vueltas en la cama caí profundamente dormida
Iba por una calle muy conocida y entraba a mi antigua casa donde mis padres estaban sentados a la mesa hablando con la familia de mi pretendiente. Milagrosamente no me veían y me dirigía a mi habitación con el corazón latiendo descontrolado. Cerraba la puerta haciendo el mínimo ruido para que no me notaran y vinieran a buscarme.
Mi hermana salía debajo de mi cama y me abrazaba con lágrimas en los ojos
-¿Que haces aquí? No eres real- preguntaba mientras las lágrimas caían y empapaban mi rostro
-Necesito que me escuches, sólo hay una manera de escapar
-¿Cuál? No quiero terminar como tú, dime- exclamé desesperada
-Baja la voz, alguien te escucha si hablas en voz alta
-Dime por favor- tomé sus manos y suplique
-Si dejas de ser virgen no podrán casarte con ninguno de la iglesia
-¿Que dices?
-La verdad Liz, debes renunciar a tu virtud y así serás libre
Iba a abrazarla pero la puerta de la habitación se abría y ella desaparecía.
Desperté llamándola y llorando aún con la sensación de haber estado con ella.
Busqué su foto y lloré amargamente
-Si supieras cuánta falta me haces, desearía que estuvieras aquí. De tan solo haber resistido podrías haber escapado conmigo y hacer tu vida como siempre quisiste pero no pudiste esperar. Ahora ya nunca podré verte ni abrazarte, nunca seré tía, ya todo lo que soñé contigo no se hará realidad.
La alarma sonó y debía salir de la cama, secar mis lágrimas y alistarme para el trabajo. Lave mis ojos con agua helada para que baje la hinchazón y el enrojecimiento pero más que agua fría, necesitaba un milagro.
Llegué al trabajo y me rei de la ironía de la situación. En una empresa que promueve la seguridad yo me sentía inmensamente insegura.
Me sentía asfixiada, temerosa, como si el mal estuviera al acecho y yo sin saber a qué temerle, o a quién. En resumidas palabras me sentía en la boca del lobo.
Al salir del trabajo Marina se fue conmigo nuevamente al ver mi aspecto lamentable, al menos ella me animaba y calmaba mi paranoia levemente
Nos acostamos a dormir y noté otra cosa extraña, mi perfume que uso cada día, el único que tengo estaba tirado al lado de mi cama. Yo había tendido la cama antes de irme y era raro que este fuera de sitio cuando acostumbro no sacarlo del baño.
-¿Estás bien? Te quedaste mirando el perfume
-Es raro, he perdido cosas estos días y el perfume siempre me lo aplico en el baño, no entiendo que hace aquí
-Has estado muy distraída, ya encontrarás las cosas. ¿Recuerdas que cuando estuve estresada metí el papel higiénico al horno en vez de la pizza? Es normal distraerte y hacer las cosas mal si no estás durmiendo correctamente
-Quizas tengas razón pero aún así es extraño. Seguro mañana encuentre todo
-Ya lo verás, vamos a dormir que mañana será un largo día
-¿Por qué lo dices?
-No se, quieren un balance de todos los departamentos, algo me dice que harán recorte de personal- me estremeci ante la idea de ser despedida
-Hay no, ojalá no perdamos nuestros puestos
-No pasará, además hay como diez estúpidas que no hacen nada más que mirar su teléfono, primero las sacarán a esas. Vamos a dormir que mañana lucire peor que tú si no descanso
-Buenas noches Mar, gracias por acompañarme
Mientras Mar dormía yo repasaba la idea del sueño y más allá de que me causaba terror que un hombre me tocara, su parte razonable había.