Guardias sombra, personas cuyo deber y razón de existir es proteger y escuchar a su maestro.
Son aquellos que viven en un lugar en el que los sentimientos y deseos no existen, y donde sus únicas razones para vivir y morir son las órdenes de su maestro.
Como la leal guardia sombra del villano, Uno ya a incumplido la regla más importante. Ahora ¿Como podrá mantenerse sin vacilar al lado de su maestro?
¿Podrá mantener a salvo su último rastro de humanidad o sucumbirá a la oscuridad de ese mundo?
Acompaña a número Uno, esta carne de cañón de baja presencia en su búsqueda de la libertad.
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Capitulo 21: La Sombra Del Joven Maestro (7)
Después de cerrar los ojos, puedo sentir como caía en un espacio vacío en el cual me hundo sin parar, con un dolor punzante acompañado de la pérdida de calor.
“Esta vez realmente estoy muerta, maestro... realmente lo lamento”. Es el último pensamiento que viene a mi mente, seguido de que mi mente se pusiera en blanco.
En ese momento, después de perder toda esperanza, como agua derramándose sobre mi pecho, puedo percibir una cálida energía entrar a mi corazón y bombearse hasta llegar a cada rincón de mi cuerpo, eliminando el dolor y llenando mi cuerpo de calor.
—¡Prrr!
Al abrir los ojos, la vista de la tierra debajo de mi cuerpo se refleja en mis ojos. Jadeando ligeramente intento mover mi cuerpo mientras puedo oler la mezcla de tierra y sangre.
Una vez sentada miro aturdida mi cuerpo que parece haberse sanado parcialmente... era extraño, estaba muriendo antes de cerrar los ojos.
Luchando por colocarme de pie, miro a mi alrededor. "Había perdido demasiada sangre, pero por alguna razón no."
Observando el cielo rojo, me pregunto cuanto tiempo a pasado.
—¡Grrr! —, en ese momento un fuerte gruñido sonó a lo lejos, aclarando mi mente y recordándome el lugar en el que me encuentro.
“Parece que las bestias demoníacas vienen a este lugar”. Pienso internamente mirando como las aves se levantan en vuelo, aparentemente asustadas por esa vestía.
Tomando mi cuerpo herido, solo puedo salir de ese lugar lo más rápido posible.
Observando la secta demoniaca, no hay muchos lugares a los que ir, por lo que optó por volver hacia el único lugar que podría acogerme.
—¡Qiang Rong! ¡¿Qué sucedió?! —Grito el maestro con una mirada asustada.
—Ma-maestro... —Digo suavemente.
Intentando caminar hacia el maestro, puedo sentir mi cuerpo seder, cayendo en el suelo pesadamente.
—¡Qiang Rong! —Acercándose con una mirada aterrada, el maestro me intentó levantar.
Mirando el rostro del maestro y sintiendo el estado de mi cuerpo no puedo evitar sentirme molesta conmigo misma.
“Si fuera más fuerte, si hubiera entrenado más, es mi propia incompetencia lo que me a dejado de esta manera”.
—Lo-lo lamento maestro...
“Perdona a esta incompetente discipula”.
Mostrando una mirada complicada el maestro responde forzando una expresión tranquila, —Está bien... todo está bien, no te preocupes por eso.
Aunque intentará cubrirlo podía notar la mirada nerviosa del maestro que me sostenía con una mano temblorosa.
—Lo-lo... lamento maestro... —, Repito jadeando una y otra vez.
“Lo lamento Dos”.
“Lo lamento Seis, Nueve y Diez”.
“Soy tan incompetente”.
Aturdida, puedo sentir como las lágrimas se arremolinan en mis ojos, desbordándose en silencio, acompañadas de una leve asfixia.
“No es la primera vez que veo algo así, ¿entonces porque me siento de esta manera?”. Pienso internamente, tocando mi corazón.
—¡Ugh!
Abrazándome, el maestro dijo con voz suave, —Está bien... todo está bien... no es tu culpa.
Quizás debido a las heridas o a la pérdida de sangre, mi cuerpo, antes tenso, comenzó a relajarse, volviéndose completamente pesado. Incapaz de resistirlo, me vi forzada a cerrar los ojos, mientras las lágrimas seguían cayendo sin detenerse.
Antes de cerrar los ojos y adentrarme a ese espacio sin gravedad, puedo escuchar al maestro decir con un leve suspiro, —Descansa, Rong'er, todo está bien.
[Una semana después]
A pasado una semana desde ese incidente y las heridas en mi cuerpo aún no han cicatrizando por completo, pero puedo decir con optimismo qué podría luchar incluso en este estado.
He estado muy nerviosa desde que desperté, pero sin importar cuanto intentará convencer al maestro, el se niega a dejarme salir.
“Lo mejor sería salir mientras el maestro no me ve”. Pienso internamente, al ver que el maestro a entrado a descansar.
Después de tomar algunos medicamentos, salgo silenciosamente del patio dirigiéndome hacia el lugar donde está el joven maestro.
El maestro quizás se preocupe, pero en este momento hay alguien en más peligro que yo.
Saltando sobre la rama de un árbol, observó el lugar alrededor.
—¡Salgan de mi vista!
Sorprendida, observó el látigo romper una ventana arrojando a un sirviente fuera de la habitación.
“Uff. Es bueno que el joven maestro siga actuando como siempre a pesar de lo sucedido estas semanas”.
Dándome unas palmaditas, suspiro internamente.
—Escuche que ese demonio recientemente a estado más sensible.
—¡Ja! Tuvo suerte de sobrevivir a esos dos ataques, ahora debería saber su lugar, pero, en cambio, sigue actuando tan altanero como siempre.
—Escuche que después del ataque a su patio, su Señoría ni siquiera se interesó en asistir a su banquete de cumpleaños.
—¡Ja, Ja! Es hijo de un lisiado, ¿qué se puede esperar? Escuche que su Señoría planea tener un heredero más digno.
Acercándome más, puedo oír a los discípulos de la secta hablar con voces llenas de arrogancia.
Tomando una rama como arma improvisada, intento atacar al discípulo que se atrevió a pronunciar esas palabras, sintiendo cómo una ira abrasadora invade mi interior.
“¿Cómo se atreven a hablar así del maestro?”. pienso, con los dientes apretados.
Sin embargo, algo llama mi atención, haciendo que mi mirada se desvíe hacia el patio del joven maestro. Mi mente se detiene de golpe, y una sola idea me invade: “No puedo. Si lo hago... sin duda me descubrirán”.
Mordiendo mi labio solo puedo soltar la pequeña rama.
Antes de salir de ahí, pienso mirando hacia los discípulos de la secta. “Recordaré sus rostros”, Digo internamente como un recordatorio para mi.
Saltando entre los árboles buscó a mi alrededor.
Debo encontrar una buena rama donde quedarme, por lo que camino con cuidado tratando de no exponer mi presencia.
Caminando hacia un lugar cercano al patio del joven maestro, una delgada figura acurrucada en una esquina llamo mi atención. Nadie parecía percatarse de su presencia, pero su rostro lleno de lágrimas fue suficiente para hacerme vacilar.
Era una escena rara, si una persona no supiera de quien se trata creería que es un niño que se perdió.
El joven maestro abrazaba sus piernas, dejando a la vista sus exquisitos zapatos bordados mientras su ropa roja se extendía a su alrededor, con su cabello negro esparcido por el suelo.
—¡Todos son unos mentirosos! ¡Ellos solo intentan matarme! Madre también me abandono. —El joven maestro dijo con lágrimas en su rostro mientras parecía hacer un puchero.
Verificando los alrededores no puedo sentir la presencia de ningún guardia sombra.
“El joven maestro se a vuelto descuidado, si yo fuera un asesino sería muy fácil acabar con él”.
Mientras repaso los eventos sucedidos, un pensamiento atraviesa mi mente como un rayo, “¡Cierto! no le entregue el regalo enviado por el maestro”.
Después de buscar la delegada caja de madera qué está manchada con mi sangre, solo puedo fruncir el ceño.
“Él sin duda lo rechazará.”
Rascando mi cabeza, solo puedo pensar en intentar quitar la sangre rascando la madera, lo que resulta en un esfuerzo infructuoso.
Al observar la caja en mis manos, ahora con una forma completamente deformada, no puedo evitar pensar que esto es más agotador de lo que parece.
“¿Cómo logra hacerlo el maestro?”
Al pasar un tiempo buscando una solución, tomando la horquilla y mirándola a contra luz, una idea viene a mi mente.
...
Reteniendo la respiración, camino sigilosamente hacia el estudio del joven maestro.
"Si Tres me atrapa, no dudará en matarme en el acto", pienso mirando mis manos sudorosas, al ser la primera vez que hago algo así.
Miro alrededor, asegurándome de que no haya nadie a la vista, y finalmente decido salir de mi escondite.
Después de dejar el regalo sobre el escritorio, exhalo con alivio, saliendo tan rápido como puedo por el mismo lugar por el que entré.
"El maestro estará feliz cuando sepa que logré entregar su regalo", reflexiono mientras el dolor de la herida hace más lentos mis movimientos.
Aunque a pesar de ello, mis habilidades de sigilo siguen siendo inquebrantables.
...****************...
Después de llorar por un largo tiempo, Bai Yu se encerró en su estudio indispuesto a ver a nadie.
Él había perdido toda esperanza.
Ahora que incluso envenenaron sus regalos y comidas, un sentimiento de inseguridad surgió en su interior.
Antes había corrido hacia su madre y le había suplicado qué no lo dejará solo para ser arrojado lejos sin consideración.
—Soy su hijo... —Mordiendo su labio inferior, Bai Yu susurro frustrado.
Él sabía que en el culto demoníaco no existía algo como la calidez familiar, pero sin importar cuanto lo supiera, nada se comparaba con el cruel sentimiento de experimentarlo en carne propia.
Tomando un pincel e intentando escribir una carta para su madre que se negaba verlo, algo repentinamente llamó su atención.
En el escritorio, una carta y una horquilla se colocaron cuidadosamente.
Temeroso de las intenciones de la persona que la dejo, el intento llamar a Tres el cual estaba en la entrada protegiendolo. Deteniéndose al mismo tiempo que se sintió curioso al leer las palabras en la parte delantera.
[Para el joven maestro Bai Yu].
Decían que la curiosidad mató al gato y Bai Yu era una persona rebosante de curiosidad, la cual fue despertada por la exquisita caligrafía que era similar a la de su padre.
Tomando la carta el la abrió con cuidado, fuera una amenaza o advertencia él estaba dispuesto a leerla.
No fue hasta que abrió el sobre y leyó el contenido que quedo aturdido, dejando que las gotas cristalinas fluyeran sin detenerse por sus mejillas.
Sosteniendo la horquilla en sus manos el la miró detenidamente sonriendo ampliamente.
Después de colocarse la horquilla para el cabello, Bai Yu miro su reflejo en el espejo con orgullo. El temor se había desvanecido y una gran confianza lleno su cuerpo, rebosando de un fuerte deseo de lucha.
Gracias a eso, desde ese día todos sabían que el joven maestro Bai Yu esperaría con ansias su cumpleaños, buscando por todo su patio los regalos diligentemente dejados para él.
En cambio, sentada en una rama fuera del patio.
Qiang Rong, qué lucia pensativa, sintió un escalofrío y se preguntó si era correcto haber escrito esa carta.
Su maestro le había dicho que era correcto acompañar los regalos con cartas que expresaran tus intenciones, pero después de ser perseguida por esos asesinos, su sangre había arruinado por completo la carta escrita por su maestro, por lo que tuvo que escribir una improvisada.
Suspirando, Qiang Rong se preguntó si esto era correcto.