es mi segunda novela espero y les guste ☺️❤️
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cap 20
El mundo estaba cubierto de niebla.
Lyra abrió los ojos. No sintió el suelo. No sintió el aire. Solo un vacío helado, como si su cuerpo estuviera suspendido entre dos realidades.
Intentó moverse… pero no pudo.
Estaba atrapada. No por cadenas físicas. Era algo más profundo. Algo que se arrastraba dentro de su mente.
De pronto, escuchó un susurro.
—¿Sabes quién eres?
La voz no venía de fuera. Venía de dentro.
El hielo que cubría su cuerpo vibró. Frente a ella, se formó una figura hecha de escarcha: su reflejo… pero con los ojos de Rhaegar.
—No eres la salvación, Lyra —dijo la figura—. Eres la grieta.
—¡Cállate!
—¿Nunca te preguntaste por qué puedes controlar el fuego… y soportar el hielo?
Lyra jadeó.
—¿Por qué en tus visiones… él siempre está contigo?
La figura se deshizo en miles de agujas de hielo, que giraron a su alrededor como un remolino. Imágenes invadieron su mente: un templo antiguo, un espejo roto, un niño gritando mientras el fuego devora todo a su alrededor… y luego, Rhaegar, mucho más joven, levantándola en brazos.
—No…
—Eres el resultado de lo que no debía existir.
La voz de Rhaegar sonó dentro de ella.
—Tú… eres mi legado.
La jaula crujió.
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Fuera, Kael luchaba como un demonio. Su armadura estaba destrozada. Su espada, empapada en sangre y escarcha.
Cada golpe que daba era una súplica. Cada enemigo que caía… un paso más hacia ella.
—¡Lyra! —gritó, y su rugido fue como un trueno.
La jaula seguía intacta. Rhaegar lo observaba desde lo alto, los brazos cruzados, tranquilo, como si todo saliera según su plan.
—¿Quieres llegar a ella? —le gritó—. Entonces dime, Kael…
¿La amarías si supieras quién es realmente?
Kael no respondió. Corrió hacia la jaula, con fuego en la mirada.
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Dentro, Lyra empezó a arder. Sus venas eran fuego líquido. Sus ojos se tornaron rojos como brasas.
—¡No soy tu legado!
El hielo estalló.
La jaula se rajó.
Desde el interior, una llamarada explotó hacia el cielo.
Kael cayó de espaldas. Todo el ejército se detuvo. Incluso los Caminantes se replegaron, como si algo más antiguo y más poderoso acabara de despertar.
Lyra flotaba.
Ya no estaba atrapada.
Pero sus ojos no eran los mismos.
—Kael… —dijo con una voz que no era suya—. No dejes que me controle…
Y entonces cayó.
Kael la atrapó en sus brazos antes de que tocara el suelo.
Ella temblaba. No de frío. De algo mucho peor.
—Lo vi —susurró—. Vi todo.
Y entre lágrimas, agregó:
—Yo soy el arma.
Lyra no recordaba cómo había salido de la jaula.
Solo sentía… el fuego.
No el suyo. Era algo más oscuro, más antiguo. Un fuego que quemaba hacia dentro, que no ofrecía calor, sino hambre. Y ahora, lo sentía arrastrarse por sus venas como si siempre hubiera estado ahí, esperando despertar.
Kael la sostuvo entre sus brazos mientras los soldados a su alrededor intentaban contener a los últimos Caminantes. Pero incluso ellos se detenían… para mirar la transformación.
—Lyra —susurró Kael, desesperado—. Resiste. Estoy aquí.
—No puedes detenerlo —dijo ella, con la voz partida—. Él… abrió algo dentro de mí.
Su cuerpo empezó a arder. Llamas negras envolvían sus brazos, su cabello flotaba como si el aire ya no la tocara. El suelo bajo ella se agrietó, y la nieve comenzó a derretirse en un radio cada vez más grande.
Rhaegar los observaba desde lejos, sonriendo.
—Hermosa. Tal como la soñé.
—¡Basta! —rugió Kael.
Se lanzó contra él, pero fue repelido por un muro de escarcha. Rhaegar no se movió siquiera.
—No entiendes, Kael. Ella no es una simple hechicera. Es el receptáculo del Fuego Primordial. Un poder que solo yo logré despertar.
—¡Ella no te pertenece!
—No. Pero sí pertenece al fuego. Y el fuego… no perdona.
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Lyra gritó.
Pero no era dolor. Era algo más. Como si miles de voces hablaran a través de ella. Una explosión barrió el campo de batalla, derribando a todos, enemigos y aliados por igual.
Los Caminantes se derritieron en segundos.
La montaña tembló.
Y luego… silencio.
Lyra flotaba sobre un cráter negro humeante. Sus ojos eran fuego puro. El cielo se tiñó de rojo por primera vez en siglos.
—Kael —dijo con voz hueca—. No me dejes sola.
Kael se arrastró hacia ella. Tenía cortes en el rostro, sangre en la armadura. Pero sus ojos… solo veían a ella.
—Nunca.
Ella tembló, luchando por controlar ese poder que amenazaba con consumirla.
—No quiero ser esto.
—Entonces pelea.
Lyra apretó los dientes.
Y en ese momento, algo cambió.
Las llamas negras comenzaron a apagarse… pero no desaparecieron del todo. Se plegaron dentro de ella, como una bestia domada a medias.
Ella cayó de rodillas.
Kael la sostuvo con fuerza.
—Lo controlaste —dijo él.
—Por ahora.
Ella alzó la mirada hacia las montañas. El aire seguía helado, pero ya no era silencioso.
Porque a lo lejos… se escuchaban otros cuernos.
Y no eran de Aeloria.
—No estamos solos —dijo Kael.
Lyra asintió, con el corazón latiendo con fuerza.
Porque sabía lo que venía:
La segunda oleada.
Y esta vez… venían por ella.
tenía bien mucho buscando una historia que me gustara, yo me pongo a buscar novelas para leer, y ninguna me habia interesado, yo me baso en el título y en la descripción de la novela, si me gustan los dos y el primer cap, me gusta la historia, tu historia me interesó con el Título "El trono de cenizas:)" y la historia me atrapó.
Voy a leer tu otras historias, seguro que tambien me gustarán, pero primero la nueva que has publicado ☺ ☺:)