De la novela " Los hijos que me dió la vida", tuvimos la oportunidad de conocer la historia de David Montes, en "Amor a diez mil metros de altura"el hermano mayor de tres hermanos, ellos tuvieron que vivir una terrible perdida, pero gracias al amor incondicional de Alejandra, su segunda madre y Fernando, quienes cumplieron el rol de padres, ellos salieron adelante, ahora es el turno de Duvan y Dominic.
Se verán enfrentados a dos hermosas chicas, con personalidades totalmente opuestas, pero que poco a poco, van a demostrar, que la teoría de que los polos opuestos se atraen, es cierta, acompáñame en esta increíble historia.
NovelToon tiene autorización de Lida Marín para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPITULO 15
Duvan Montés
Me desperté con un fuerte dolor de cabeza, la noche anterior me tomé tres vasos de whisky, pero fueron suficientes para dejarme tendido en el sofá de aquel club, quizás fue por qué no tenía nada de comida en mi estómago, me levanté en contra de mi voluntad, tomé una ducha, me vesti y fui a la cocina a preparar algo de comer, para mí sorpresa, Dominic ya había hecho el desayuno, se veía de buen humor.
- Buenos días, ¿pudiste descansar?-- me preguntó y yo negué.
- tengo mucho dolor de cabeza, siento que se me va a estallar -- dije.
- entonces desayuna y vuelve a dormir, intenta descansar un poco más-- me dijo mientras me pasaba un plató con un sándwich y huevos revueltos.
- Gracias por el desayuno -- dije y comencé a comer.
Después de terminar, regresé a mi cuarto y me acosté a dormir, me la pasé todo el domingo durmiendo, no se en que momento se hizo de noche, Dominic me despertaba para que comiera y yo regresaba a la cama.
.
.
.
Llegó el Lunes y debíamos regresar al trabajo, ya me sentía mucho mejor, nos levantamos temprano, desayunamos y salimos para el trabajo, hoy cada quien condujo su auto, Mi hermano tenía planes en la tarde y quizás no nos íbamos a ver a la hora de la salida.
Llegué a la empresa, más temprano de lo habitual, casualmente me encontré en la entrada a Mercy, ella me miró y sonrió tímidamente.
- Buenos días Duvan-- me saludó.
- Buen día Mercy, que tal tu fin de semana -- ella ladeó un poco su cabeza, eso la hizo ver muy tierna.
- Un poco raro... Pero bien, ¿y el tuyo?-- me hizo esa pregunta, y recordé que gracias a ella, tuve un domingo de mierda por mi resaca, sonreí y luego le respondí.
- ¿Te sorprenderías si te digo que tuve un domingo muy peculiar? ¿y todo por ti?-- ella miró para todos lados, como no había nadie, me tomó de la mano y me llevó a su oficina.
- ¿Cómo dices esas cosas en nuestro lugar de trabajo? Me pueden despedir por eso-- dijo y yo me eché a reír.
- y quién te va a despedir, ¿yo?-- ella soltó una risita.
- es gracioso ¿no? A veces se me olvida que eres mi jefe, lo siento por eso--
- No te preocupes, me gusta que me veas como un igual, detesto cuando tratan de complacerme solo por obtener beneficios, tu eres diferente,me gustas-- dije y ella se sonrojó -- o sea, me agradas-- ví en su mirada un atisbo de desilusión.
- comprendo, bueno, necesito trabajar -- dijo, pero luego se giró hacia mi-- casi lo olvido -- metió la mano en su bolso y sacó una bolsa de papel -- aquí traje tu camiseta, gracias por ayudarme ese dia-- finalmente dijo, yo le recibí la bolsa, y automáticamente se vinieron a mi, las imágenes que estuvieron rondando en mi cabeza, ese hermoso torso semidesnudo frente a mí.
- Fue con todo gusto, cuando tengas otros accidentes, no dudes en pedir mi ayuda -- le dije.
- Gracias, pero por precaución, traje ropa de cambió, a veces soy un poco torpe, y no quiero ser una molestia --
- No lo eres, a mí me encantó verte...digo, ayudarte, fue un placer ayudarte -- le recalque.
- Muchas gracias de verdad -- ella se acercó a mi y me dió un abrazo, algo simple y sencillo como eso, hizo que mi corazón diera un vuelco.
Por un momento no reaccioné, estaba asimilando lo que ella se había atrevido a hacer, cuando por fin lo hice, moví mis manos y acaricié suavemente su espalda y ajusté mejor nuestro abrazo, luego la tomé de los hombros y levanté su rostro con mi dedo, hice que me mirara fijamente, nuestros labios estaban a escasos centímetros, podía sentir su aliento y aroma a Jazmín, sin pensarlo cerré mis ojos y guíe mis boca a la suya.
Pense que se iba a apartar, pero no lo hizo, aceptó mi acercamiento, aunque al principio movía con torpeza sus labios, luego se fué soltando y finalmente hizo sincronía conmigo, sus labios suaves y delicados, me hicieron vivir una nueva experiencia, disfruté de un beso tierno y dulce, algo que nunca tuve, cuando sentí que el demonio que llevo dentro, quería salir y tomar las riendas de la situación, apreté suavemente la cadera de Mercy y me obligué a romper el beso, no quería sobrepasarme con ella.
- Lo siento si me sobrepasé, pero no pude aguantarlo más -- dije aún sin abrir mis ojos.
- No te disculpes, era algo que yo también anhelaba, pero si te soy sincera, tengo miedo-- su confesión me dejó sorprendido.
- y a qué le temes -- Indague.
- se nota que eres un hombre con mucha experiencia, he notado como las chicas te miran y tú a ellas, yo no tengo esa personalidad, me gustan las cosas calmadas, la tranquilidad, el romanticismo, no quiero ilusionarme y encontrar en ti, el tipo de hombre, que sería capaz de acabar con mis sentimientos y volver nada mi corazón --su revelación no estaba lejos de la realidad, en lo único que se equivocó, es que ahora sé, con certeza, que el corazón que terminará destruido, será el mio, creo que necesitaré una charla con mi mamá, ella da los mejores consejos.
- Eso no va a pasar, pero si tengo mucho que solucionar, he hecho muchas cosas, no soy un santo, por eso te voy a pedir que me esperes mientras organizo mi vida, mereces mi mejor versión, y está vida que he llevado, no mereces que te atormente -- ella sonrió mientras dejaba otro beso en mis labios, nos volvimos a abrazar, luego me despedí y salí de su oficina.
El resto del día traté de concentrarme en el trabajo, también llamé a mi mamá y le pedí vernos, así que hoy saliendo del trabajo, me veré con ella en su centro comercial, es hora de buscar sus consejos, nunca los había buscado, no por qué nunca los hubiese necesitado, si no por qué sabía que mi vida, a pesar de estar mal, no la pensaba cambiar, pero ahora llegó alguien a revolcar todo y a hacerme replantear, que es lo que realmente quiero para mí vida.