Endemoniadamente Peligrosas

Elena:

Disparé una y otra vez con lagrimas en los ojos, ahora solo me quedaba tener que conformarme en saber que Guido le pertenece a otra mujer… ¿es justo? Negué con la cabeza, tenía el corazón deshecho por cosas de la vida que tenían que pasar en este momento, donde un dolor me lleva a otro dolor, parece que Dios y la vida han decidido ensañarse conmigo. Por más que he querido buscar respuestas del por que me pasan este tipo de cosas, solo no podía hacerlo.

Miraba fijamente la diana, por fortuna el centro ya tenía un hueco bien formado por los disparos que le daba atinando justamente donde quería… no demostraba dudas al disparar, eso es algo que le agradecía a Alexander…

Bajé el arma dejando caer mis lagrimas, reposé una mano en la cintura mirando hacia el piso.

Elena: Alexander… cuanta falta me has hecho…

No lo decía por no sentir amor por Guido, solo que las cosas se están saliendo de control, mi vida está hecha un caos, con Alexander siempre estaba en mi zona de confort, nunca dudé de su amor, de su permanencia a mi lado, siempre me demostraba lo mucho que me valoraba… no había noches que no me hiciera sentir valiosa y necesaria en su vida. Claro tengo que reconocer que Guido ha sido un gran apoyo en todo lo que me ha pasado, no lo voy a negar, pero fueron educados de diferente manera, sus vidas tan opuestas donde una cumplía la ley a la perfección mientras que el otro, se dedica a faltar a la ley…

Suspiré levantando nuevamente el arma… unas manos reposaron en mis manos. Tragué saliva cerrando los ojos volviendo abrirlos, el calor de su cuerpo inundaba todo mi ser.

Guido: Debes mantener tus manos derechas.

Estiró un poco mis manos dejando como había dicho. Su respiración estaba sobre mi cabello, tan tibio y seductor. Empujó una de mis piernas abriendo un poco para mejor precisión. Su mano rodeaba mi cintura pasando aun lado de mi. Lo miré de reojo haciendo seña que dispare.

Elena: ¿Qué haces aquí?

Guido: Dispara.

Solté el disparo, los dos con mucha atención vimos que cayó directamente por el hueco siguiendo su rumbo tocando un tronco de un árbol.

Guido: Has mejorado demasiado.

Elena: Se lo debo Alexander, él fue el único que se dedicó en cuerpo y en alma en enseñarme a disparar. Nadie más lo hizo.

Me miró con tanto recelo, sinceramente no pensaba en decirlo en voz alta, pero tampoco me iba a quedar callada ante las cosas que me estaban afectando.

Asintió con la cabeza reposando las manos en su cintura mirando hacia el frente, no tenía el valor para sostener la mirada, eso solo era un paso que él tenía que tomar y en su decisión era la que tenía en mi cabeza desde que vi a Dina.

Bajé el arma caminando hacia la mesa donde estaban todas las armas con las que practicaba.

Guido: Alexander.

Me quedé mirando hacia el frente al escuchar su nombre de sus labios de él, di la media vuelta dejando el arma, ya una vez la utilicé para mi contra pero sé que tiene balas y no se la dejaría que la sostuviera. Menos cuando sé que no se tentaría en dispararme.

Miré fijamente a Guido, sus ojos tristes sin saber que pudiera decirme… lo que fuera a decir quería que sea en este momento y dejarnos de tanto dolor entre nosotros.

Guido: Alexander fue el mejor hombre que pudiste tener.

Entreabrí los labios, no me hubiera esas palabras por parte de él. Mi corazón latía sin cesar, no podía evitarlo que reaccionara ante la presencia de Guido cuando mis sentimientos solo a él le pertenecían.

Guido: No te puedo dar la tranquilidad ni la paz que necesitas, con Alexander tuviste todo eso Elena.

Elena: Lo sé. Alexander contaba los segundos para llegar a mi lado.

Guido: Igual yo… ¿no lo notas?

Sonreí irónicamente, era tan mentiroso que solo pretende que vea las cosas de otra manera.

Elena: solo dices lo que quiero escuchar. ¿Por qué no decirlo antes? No, claro, el señor poderoso rey de las tinieblas se doblega ante la que ahora es su esposa. Yo ya dejé de serlo y lo tengo muy en cuenta.

Guido: Eso lo dices tú, yo no he dicho nada. No es mi culpa que las cosas fueran de esta manera. Te consta Elena, te consta que no te he faltado. Por que mi vida…

Elena: Ahhh no… peor fuera que seas del que eras antes, hoy una, mañana otra y pasado otras más. Si, Guido, todo esto es tu culpa… todo lo que me ha pasado en tu culpa, ESTABA MUY BIEN CON LOS MÍOS, NO NECESITABA DE SUFRIMIENTO CUANDO… AYYY…

Di la media vuelta, no podía tener una conversación sin que pudiera decir palabras que lo pudieran lastimar, pero sé que me duelen más decirlas por el amor que le tengo, para él…

Apretó mis hombros con fuerza haciendo que girara quedando frente a él. Me miraba tan intensamente, el calor de su cercanía provocaba que mi cuerpo reaccionara deseando ser su mujer como muchas veces lo he hecho.

Guido: Estoy frente a ti Elena, soy el hombre que decidió tomarte como esposa y eso no lo va a cambiar nadie.

Levanté mis brazos haciendo que me soltara, ni él mismo se creía esas palabras, menos cuando sabe ahora de la existencia de Dina.

Elena: Dina está viva, ¿sabes que hará Bastian al saber que ella está viva?

Guido: No tiene por que saberlo, lo que Bastian y tus amigos los abogados hagan me tienen sin cuidado. ¿CUANDOO ME HA IMPORTADO LAS OPINIONES DE LOS DEMÁS? ERES MÍA ELENA, ME COSTÓ MUCHO TRABAJO TENERTE A MI LADO, ¿CREES QUE DE LA NOCHE A LA MAÑANA TE DEJARÉ IR?

Elena: DINA ESTÁ VIVA, ELLA ES TU ESPOSA ¿NO LO ENTIENDES?

Guido: NO, NO LO ENTIENDO A TU MANERA… POR QUE PARA MI ESTAR CASADO CONTIGO NO SIGNIFICA UN MENTADO PAPEL QUE LO DIGA, ERES MI ESPOSA, ERES MI MUJER Y ESO TE GUSTE O NO, NUNCA VA DEJAR DE SER.

Elena: A mi si me afecta… POR ESO… POR ESO YA NO QUIERO ESTAR CONTIGO.

Se sorprendió al escuchar mis palabras, no dejaba de mirarme reprendiéndome con la mirada. Asintió con la cabeza, dio varios pasos lentos mientras yo trataba de retroceder, pero la mesa lo impidió. Miré por ambos lados, él ya estaba demasiado cercano, reposó sus manos sobre la mesa acorralando mi salida, me agaché queriendo salir, sujetó mi brazo evitando que lo hiciera.

Guido: De cuando aquí huyes de mí.

Elena: Ya no somos nada, no tengo por que cumplir nada contigo.

Guido: ¿en serio no somos nada? Aunque esa mujer haya aparecido, para mi no significa absolutamente nada, solo fue una más que formó parte de mi vida en algún momento. Nunca la amé, nunca he sentido nada por ella como lo que siento por ti. ¿Puedes entender eso?

Negué con la cabeza, tampoco iba a ceder. Me alzó con todas sus fuerzas sentándome en la mesa con todas sus fuerzas, mordí mi labio inferior al sentir el dolor de mi trasero, sus manos acariciaban mi espalda, bajaban lentamente apretando mis nalgas tan fuerte… mis manos apretaron las de él queriendo que las quitara, pero sonrió lujurioso negando con la cabeza.

Guido: Ese delicioso trasero es mío, lo sabes tú, yo y los demás. No hay quien me lo quite. ¿Te queda claro?

Mi pecho subía y bajaba, sostuvo mis manos llevando hacia el botón de su pantalón. Pues muy obediente desabroché el botón bajando lentamente su cremallera, sin soltar mi mano, la metía entre su boxer…

Amigos lectores, bienvenidos a esta parte de la historia, como he dicho en la presentación, el contenido explicito de la novela no se publica en la aplicación del Novel Toon, quienes ya saben donde se encuentran, lo pueden ir a leer, sin embargo en el Instagram de la novela: lucymomhistorias, se sube parte del capitulo que debajo de la imagen se pone donde podemos leerlos completo.

De igual manera lo recalco, el contenido de los capítulos especiales no contienen información que no puedan entender la novela, es el encuentro entre los personajes donde hacer el amor los desenvuelve más…

Espero que como siempre sea de su agrado y que lo disfruten demasiado… 

Red social Instagram: Lucymomhistorias

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