— Mami, estás viva. — Sus ojos verdes igual a los míos me hacen sobre saltarme, imposible. No puede ser, esté niño es...
— Byron. — Podría reconocer esa voz en cualquier lugar. La tengo gravaba en mi memoria cómo si fuera mi maldita canción favorita.
— Papi, encontré a mamá. — Estaba a unos metros del hombre que ame por más de una década, el hombre de 1.87, cabello negro, ojos grises azulados, hombros anchos, labios sexis y rostro apuesto. El era la definición de perfección.
¿Alguna vez le han regalado flores a un hombre? Yo si. Es el que está frente a mí en éste momento.
Lo recuerdo de niño, ¿cómo no me dí cuenta antes? Quizás por qué has estado luchando por olvidar todo de el. Así que no notaste que el pequeño aquí es su viva imagen. Contestó mi voz interior.
— Aléjate de mi. — Ordene a al mocoso. Mi voz antes normal se volvió fría.
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¿Y yo dónde duermo?
... Lidia.
Byron se estaba portando bien. No sé que le dijo su padre, pero el no le hizo caras a Joseph cómo suele hacer.
— Mami, en una semana es mi fiesta de cumpleaños.
— Lo sé. Tu abuela me envió la invitación. — No quiso que la ayudará a organizar nada, dijo que podía ocuparse perfectamente ella sola. El no tener que ver su rostro no es ningún sacrificio.
— ¿Puedes llegar temprano? Quiero que todos mis amigos te conozcan.
— Estaré ahí a primera hora. — Prometí. Joseph se acercó a nosotros con la mezcla de harina, tengo una batidora electrica, pero quise aprovechar sus músculos, lo se, soy una buena novia.
— ¿Y ahora que se hace?
— Tenemos que agregar nuez, ¿No eres alérgico o si? — El nego. Los tres nos pusimos manos a la obra. Cómo siempre, quedaron deliciosas, creó que incluso estaban más ricas de lo normal, o quizás me sabían así por qué estoy muy feliz, no podría ser más feliz que ahora.
— ¿Me puedo quedar a dormir? — Asentí. Anoche no pasó nada entre nosotros, y si de algo tengo ganas es de entregarme a él. Ya no tengo dudas, bueno, quizás unas pocas, pero se que muy pronto van a desaparecer. Igual, hoy no puede pasar nada. Byron está aquí y cuándo viene se queda a dormir conmigo. Imposible que eso cambié.
— Mami. Ya tengo sueño.
— Ven. Vamos a dormir. — Lo tome en brazos, estaba más pesado que hace una semana, me alegro que estuviera ganando peso. No quiero que se enferme de nuevo.
— ¿Y yo dónde duermo?
— Lejos de mi mami. — Dijo Byron en un gruñido. Me rei y negué.
— La cama es grande. Si quieres puedes dormir con nosotros.
— No. No quiero que el duerma conmigo.
— Dormirás en una esquina. No lo notarás. — La noche estaba prevista para ser intranquila. Pero lo que sucedió fue algo que no imaginé, Byron suele dormir en una esquina, pero hoy decidió quedarse en el medio. Se que pateó a Joseph mas de una vez, le llamé la atención y el fingió inocencia. Después de que se quedara dormido me disculpé con mi novio. El dijo que estaba todo bien, siendo así me quedé dormida.
... Por la mañana recibí un mensaje de Luke. Me avisó que no podía ir por Byron, yo tenía clases. Tuve que llevarlo a la universidad, Joseph salio un poco antes, tenía que ir a bañarse y ponerse guapo, como si eso fuera necesario.
Al llegar, todos me miraban peor que a un bicho raro, no me importaría que me vieran como a una loca, sin embargo, su mirada era de odio, y no lo entiendo ya que jamas le he hecho nada a nadie. No sabía que estaba pasando. No hasta que leí en internet un artículo sobre mi, Luke y Joseph.
"ESPOSA DE LUKE HARRISON PASA LA NOCHE CON OTRO HOMBRE"
La relación del empresario con su esposa es abierta, pues el mismo llevó a su hijo y permitió que presenciara la infidelidad de su madre.
¿Pero que diablos?
Seguí leyendo y me encontré con una foto de Joseph y yo.
El tercero en discordia es Joseph Hale, hijo del multimillonario Jonh Hale y la modelo italiana Isabella Hale.
Esto no me podía estar pasando, ¿qué hice tan mal en mi vida pasada? ¿Qué van a pesar los padres de Joseph ahora? El quería presentarme con ellos, pero después de ésto dudo que lo haga. Dudo que quieran verme la cara.
Me lo encontré de frente, mientras todo murmuraban sobre nosotros. Nos vimos, pero ninguno se movió de lugar. El me envió un mensaje pidiéndome vernos en la sala del último piso, ahí no hay mucha gente. Tomé a Byron y subimos.
— Lo siento, no sabía que nos estaban siguiendo. Lamento haberte mentido en esto.
— Creó que por un tiempo es mejor que nadie nos vea juntos. Mi padre se enteró de lo que pasó y me exigió que terminemos. Yo no quiero terminar contigo.
— Yo tampoco. Haré que todo esto se aclare.
— A la gente se le olvidan las cosas rápidamente. No te preocupes. — Me abrazo. — Todo estará bien en unos días.
Eso esperaba. Aunque hay alguien que debe darme una maldita explicación, ¿cómo permitió que todo esto pasara? ¿Cómo se atrevió a no detener el escándalo.
— Deja a mi mamá. — Había olvidado que Byron está junto a nosotros.
Luke.
Estaba hecho fuego, Quién me difamó me hizo quedar cómo un idiota, que permite infidelidades. Cuándo lo encuentre deseara no haber nacido.
— ¡Has que quiten esa basura de internet! — Lidia entró echa llamas. En éste momento, nuestros estado de ánimo se alinearon.
— No tienes derecho de estar enojada, a mí fue a quién dejaron cómo un idiota.
— ¿Qué problema puede haber? Ahora la gente te ve como lo que eres.
— Tú... — Solté un gruñido.
— Yo soy la afectada. Ahora mis futuros suegros piensan que soy una maldita adultera. — ¿Futuros que? ¿Escuché bien? ¿Así de seria se ha vuelto su relación? Maldita sea. Otra vez ese dolor que no puedo controlar. — Arregla el desastre, yo no pagaré culpas ajenas. Te lo advierto. — De repente me sentí agradecido con quién público el artículo, si dejó que ésto escale los padres de él jamás la aceptarán. La familia Hale odia los escandalos. Está podría ser la oportunidad perfecta para echar a perder la relación de Lidia con el imbécil de Joseph.
— Lo arreglaré.
— Más te vale.
A mí manera lo arreglaré.