Desi de 25 años, embarazada de 7 meses, lleva una vida sencilla pero llena de amor junto a su esposo Bima, capitán de bomberos.
Un día, el destino hizo que Desi se encontrara con una gran tragedia. Cuando quedó atrapada en los escombros de un edificio, llamó a su esposo para pedir ayuda.
Pero sus esperanzas se desvanecieron cuando Bima eligió salvar a su primer amor y a su hijo.
El corazón de Desi se rompió al ver a su esposo priorizando a otra persona, a pesar de que ella misma estaba en peligro.
En medio del sufrimiento físico y emocional, la tragedia creció aún más. Al ser llevada al hospital, Desi sufrió una hemorragia severa. Su bebé murió en el útero, y Desi cayó en coma durante tres días.
Cuando Desi abrió sus ojos, ya no era una mujer débil y llena de heridas. Un nuevo espíritu había ingresado en su cuerpo, el de una mujer fuerte y valiente.
Con los recuerdos de Desi aún presentes, estaba decidida a vivir una vida nueva y dejar atrás a su esposo.
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Capítulo 19
Desi salió del coche con elegancia, con unas enormes gafas de sol posadas en la nariz. Su diminuto cuerpo estaba envuelto en un atuendo informal: una sudadera con capucha extragrande y zapatillas blancas, lo que la hacía parecer una adolescente de secundaria disfrutando de sus vacaciones. Sus pasos eran ligeros, pero un aura de confianza irradiaba claramente de su rostro.
Se dirigió al piso superior de un centro comercial gigantesco, con un objetivo claro: la tienda de teléfonos móviles más nueva que ofrecía los gadgets soñados por muchas personas. En cuanto entró en la tienda, el ambiente cambió de inmediato. Los empleados de la tienda, que estaban ocupados atendiendo a los clientes, se volvieron hacia Desi, asombrados por su llamativa presencia, aunque sencilla.
"¡Buenas tardes, señorita! ¿En qué podemos ayudarla?", saludó una empleada con amabilidad, sonriendo ampliamente.
Desi solo echó un vistazo rápido y asintió levemente. "Quiero ver el teléfono móvil más nuevo", dijo con una voz suave pero firme.
"¡Oh, por supuesto! ¡Venga por aquí, señorita!", dijo la empleada, dirigiéndola al escaparate lleno de teléfonos móviles de lujo.
Otro empleado, un joven, se acercó para ayudar. "¿Qué tipo le gustaría ver? Tenemos la serie más reciente que está muy de moda, la cámara es sofisticada, la RAM es grande, la batería dura mucho..."
Desi solo asintió mientras echaba un vistazo. Señaló uno de los teléfonos insignia con un precio altísimo. "¿Tienen este en stock?", preguntó brevemente.
El empleado pareció dudar un poco. Observó a Desi de la cabeza a los pies, fijándose en su sudadera con capucha extragrande y sus zapatillas blancas que parecían normales. Sin embargo, volvió a sonreír de inmediato, tratando de ser profesional. "¡Sí, señorita! Espere un momento, por favor. Lo traigo del almacén".
Mientras tanto, la empleada miró a Desi con curiosidad. Miró a su compañero de trabajo y susurró suavemente. "Oye, ¿de verdad va a comprar, o no? Parece una estudiante de secundaria, ¿verdad?"
"Sí, parece una colegiala. Pero tiene mucha confianza en sí misma. Quién sabe, tal vez sea una sultana", respondió su compañero encogiéndose de hombros.
Al poco tiempo, el teléfono móvil que había pedido Desi fue sacado del almacén. El empleado sonrió ampliamente. "¡Aquí está, señorita! La unidad es completamente nueva, todavía está sellada. ¿Quiere revisarla primero?"
Desi asintió. "Sí, ábrelo", dijo brevemente.
El empleado abrió con agilidad el sello del teléfono móvil, mostrando cada detalle de las especificaciones. Explicó las características más recientes con entusiasmo, mientras que Desi solo asentía sin decir mucho.
"¿Qué tal, señorita? ¿Quiere activarlo aquí directamente, o más tarde?", preguntó el empleado.
Desi sacó su pequeña cartera y extrajo una tarjeta de crédito negra de su interior. La colocó sobre el mostrador sin decir nada.
La empleada se quedó boquiabierta de inmediato. "¡¿Tarjeta negra?! ¿En serio, señorita?"
Su compañero también pareció sorprendido. "Vaya, los estudiantes de secundaria de ahora ya tienen tarjetas negras, ¿verdad? Es una sultana...", susurró, medio en broma.
Desi, que escuchó la conversación, solo sonrió levemente. "Procesen rápido, tengo prisa", dijo fríamente.
Con diligencia, el empleado procesó el pago. Sin embargo, su curiosidad se hizo aún mayor. ¿Cómo era posible que una chica diminuta como Desi pudiera tener una tarjeta exclusiva que solo poseían las clases altas?
Cuando el pago terminó, la empleada no pudo evitar preguntar. "¿Dónde estudia la señorita? Es muy genial".
Desi se detuvo un momento, mirando a la empleada con las cejas levantadas. Luego, inesperadamente, se echó a reír a carcajadas. Su voz clara llenó la habitación, haciendo que todos en la tienda, incluidos los visitantes, se volvieran.
"¡Jajaja! ¿Estudiar? ¿En serio, creen que todavía estoy en la escuela?", preguntó entre risas.
La empleada pareció confundida. "S-sí... lo siento, señorita. Pero... parece que todavía está en la secundaria. Lo siento mucho si me equivoqué..."
Desi agitó la mano. "Ya, no importa. Pero les diré algo, ya estoy casada. Tengo 25 años".
La empleada abrió mucho los ojos. "¡¿Eh?! ¿25 años? ¡¿En serio?!"
Sus compañeros también se miraron entre sí, incrédulos. Uno de ellos murmuró suavemente. "Dios mío, parece una estudiante de secundaria. Su estatura es muy pequeña, además es linda..."
Desi se encogió de hombros, sonriendo relajadamente. "Mi atuendo ayuda, ¿verdad? Así que es normal que se equivoquen".
La empleada se inclinó levemente de inmediato. "Lo siento mucho, señorita. De verdad que no lo esperaba... Su edad está muy lejos de lo que creía".
Desi se echó a reír de nuevo. "Tranquila, no me lo tomo a pecho. De todos modos, también me suelen confundir con una estudiante de secundaria. Es normal".
Después de recibir su nuevo teléfono móvil, Desi salió de la tienda con confianza. Sin embargo, dentro de la tienda, la conversación sobre ella continuó.
"Qué loca, es una sultana. ¡Tarjeta negra, eh!", dijo el empleado, todavía asombrado.
"¿Y dice que ya está casada? Dios mío, si su marido es rico, no es de extrañar que pueda comprar un teléfono móvil tan caro como si comprara maní frito", añadió la empleada.
"Sí, pero su apariencia es realmente engañosa, ¿verdad? Es muy linda, como una estudiante de secundaria".
Mientras tanto, Desi continuó caminando relajadamente, como si no le importara el alboroto que había dejado atrás.
Desi caminó con confianza hacia la planta baja, concretamente hacia una lujosa tienda de cuidado de la piel y cosméticos. Sus pasos eran ligeros, pero sus ojos afilados se centraban en buscar los productos que necesitaba. La tienda estaba llena de estanterías repletas de productos exclusivos cuyos precios podían hacer llorar a la cartera.
En cuanto Desi entró, todas las miradas se dirigieron hacia ella. Con su diminuto cuerpo envuelto en una sudadera con capucha extragrande y su rostro sin maquillaje, Desi parecía una adolescente de secundaria que solo quería "echar un vistazo".
"Buenas tardes, señorita. ¡Bienvenida! ¿En qué podemos ayudarla?", la saludó una empleada con amabilidad.
Desi asintió levemente. "Quiero ver productos de cuidado de la piel y cosméticos de primera calidad", dijo sin rodeos.
"Oh, por supuesto, señorita. Por favor, venga por aquí, nuestros productos más recientes están en esta sección", respondió la empleada mientras dirigía a Desi a una estantería especial.
Cuando Desi comenzó a elegir productos, comenzaron a oírse susurros de otros clientes que estaban en la tienda.
"Eh, ¿esa es una estudiante de secundaria? ¿Cómo es que entra en una tienda tan cara?", susurró una mujer que estaba cerca de la puerta.
"Sí, mira, su ropa es normal. Tal vez solo quiera echar un vistazo", respondió su amiga, mirando a Desi.
Mientras tanto, Desi siguió concentrada en elegir. Sus manos examinaban hábilmente las etiquetas y los ingredientes de los productos. Con calma, fue metiendo uno por uno los artículos en su cesta de la compra. Había sérum, tónico, crema hidratante, base de maquillaje y diversas herramientas de maquillaje.
Otra empleada se acercó a Desi. "¿Qué tipo de productos está buscando? La piel de los adolescentes normalmente no necesita ser demasiado pesada".
Desi se volvió, frunciendo el ceño ligeramente. "Sé lo que necesito. Quiero este producto para el cuidado de la piel y cosméticos de esa serie premium", dijo señalando otra estantería.
La empleada pareció dudar un momento. "Oh, bien, señorita. Pero... estos precios son bastante altos, ¿sabe? ¿Quiere revisarlos primero?", preguntó con cautela.
Desi sonrió levemente. "Conozco los precios. Tráelos rápido, por favor".
La empleada se movió de inmediato, aunque en su interior se sentía sorprendida. "Esta chica está muy segura de comprar aquí. No vaya a ser que solo esté bromeando", murmuró suavemente.
Los susurros de los clientes se hicieron más fuertes al ver la cesta de Desi, que ahora estaba llena de productos caros.
"Dios mío, mira eso. ¡Todos sus artículos son de primera calidad!"
"Sí, pero ¿de verdad va a comprar? Tal vez solo esté presumiendo".
Desi no hizo caso de los susurros. Después de sentirse satisfecha, caminó hacia el mostrador de la caja. Su cesta de la compra llena hizo que la cajera tragara saliva.
"El total es... 98 millones de rupias, señorita. ¿Cómo va a pagar?", preguntó la cajera con un tono educado pero lleno de dudas.
Desi sacó su tarjeta de crédito negra y la colocó sobre el mostrador. De repente, el ambiente se volvió silencioso. Todos los empleados y clientes se sorprendieron al ver la tarjeta.
"¡¿Tarjeta negra?! ¿En serio, señorita?", preguntó la cajera con los ojos muy abiertos.
Desi solo asintió levemente. "Procesa rápido. Tengo prisa", dijo brevemente.
La empleada detrás de la caja susurró suavemente. "Qué loca, ¡tarjeta negra! ¿Quién es esta chica? Es una sultana".
"Sí, ¿cómo puede una niña tener una tarjeta de esa clase?", añadió su compañero.
Cuando el pago terminó, la cajera entregó la bolsa de la compra de Desi con respeto. "Muchas gracias, señorita. Espero que los productos le sienten bien".
Desi asintió y comenzó a marcharse. Sin embargo, una empleada se atrevió a preguntar.
"Eh, señorita... disculpe, ¿en qué escuela estudia? Tengo muchas sobrinas que también están en la escuela. Tal vez se conozcan. Mi sobrino es guapo y famoso en su escuela".
Desi se detuvo un momento. Se volvió, mirando a la empleada con las cejas levantadas. Luego, como en la tienda de teléfonos móviles anterior, se echó a reír a carcajadas.
"¡Jajaja! ¿Por qué les gusta tanto preguntarme dónde estudio?", preguntó, sujetándose el estómago que le dolía por reírse demasiado.
La empleada sonrió tímidamente. "S-sí, disculpe, señorita. ¿No es estudiante todavía?"
Desi sonrió levemente. "Tengo 25 años y estoy casada".
Los ojos de la empleada se abrieron de inmediato. "En serio, señorita? ¡Dios mío, lo siento mucho! Es que parece muy pequeña y linda. Además, joven. Jejeje".
"Jajaja, me suelen confundir con una estudiante de secundaria. Es normal. Pero gracias. Al menos parezco joven", dijo Desi sonriendo.
Otro empleado se unió. "Vaya, la señorita no solo es eternamente joven, sino que también es muy rica. ¿Pagar compras de decenas de millones con una tarjeta negra? ¡Es genial!"
Desi solo se encogió de hombros. "Es normal, hay que disfrutar de la vida, ¿verdad?", dijo antes de salir de la tienda.
En cuanto Desi se fue, el alboroto continuó dentro de la tienda.
"Qué loca, 25 años pero parece una estudiante de secundaria. Además, es muy linda", dijo una clienta.
"Sí, claro, su cuidado no es una tontería. Solo mira esta compra, ya son casi 100 millones, y mucho menos su cuidado. ¡Y dice que esa cantidad es normal! Es una locura". añadió otra.
Mientras tanto, Desi salió de la tienda con la bolsa de la compra en la mano con el nombre de una marca famosa. No le importaban los susurros que seguían hablando de ella. Para ella, hoy era el momento de divertirse, de mimarse.
