Laura, una mujer de 30 años, lucha contra una enfermedad terminal. Su mayor preocupación es el futuro de su hermana menor, Alma, de 15 años, y su pequeña hija, Sofía. Laura decide que su esposo, Máximo, debe hacerse cargo de Alma y Sofía para garantizar su bienestar. En sus últimos días, le pide a Máximo que se case con Alma cuando ella cumpla la mayoría de edad y que adopte legalmente a Sofía para cuidarla como si fuera su propia hija.
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Capítulo 23: Fotos
Estábamos en la casa de Susan, sentadas en su cama con el portátil abierto frente a nosotras. Las fotos del fin de semana en la playa estaban esparcidas en la pantalla, cada una capturando momentos de alegría y tranquilidad que habíamos compartido. Susan y yo estábamos decidiendo cuáles subir a Instagram.—Mira esta, Alma. Aquí estamos todos riendo en la terraza. ¿Qué te parece? —dijo Susan, señalando una foto en la que Konstantin tenía a Sofía en sus hombros mientras ella y yo reíamos a su lado.—Esa es perfecta, Susan. Me encanta cómo captura la felicidad del momento —respondí, sonriendo al recordar el día.Mientras seguíamos revisando las fotos, no pude evitar notar cuántas de ellas mostraban a Konstantin y Sofía juntos. Había algo especial en la manera en que Konstantin interactuaba con mi pequeña, una ternura y dedicación que no había esperado.—Sabes, Susan, Konstantin es realmente mono —dije, sin poder ocultar una sonrisa. —Me siento muy bien a su lado. Es como si, cuando estamos juntos, todo estuviera en su lugar.Susan me miró con una sonrisa traviesa y exclamó:—¡Cuñada! Sabía que eventualmente te darías cuenta. Konstantin es un hombre increíble, y es evidente que le importas mucho.Justo en ese momento, la puerta se abrió y Máximo entró en la habitación. Nos saludó con un breve "Hola" y siguió de largo hacia el pasillo. Había algo en su semblante que me hizo pensar que había escuchado nuestra conversación.Susan se levantó y fue tras él, dejando el portátil en mi regazo.—Máximo, ¿quieres quedarte un rato con nosotras? —le preguntó Susan con una sonrisa.Máximo se volvió, su rostro impasible, y negó con la cabeza.—No, gracias. Tengo cosas que hacer —respondió, su voz carente de la calidez habitual.Susan y yo nos miramos, un poco confundidas. Decidí que lo mejor era hablar con Máximo para aclarar cualquier malentendido.—Susan, termina de elegir las fotos y súbelas. Voy a ver qué le pasa a Máximo —dije, levantándome y siguiendo a Máximo hacia el salón.Lo encontré sentado en el sofá, mirando su teléfono con expresión seria.—Máximo, ¿podemos hablar un momento? —le pregunté, sentándome a su lado.—Claro, Alma. ¿Qué sucede? —respondió, sin levantar la vista de su teléfono.—Quería saber si estás bien. Pareces... distante —dije, tratando de encontrar las palabras adecuadas.Máximo finalmente levantó la vista, sus ojos azules reflejando una mezcla de emociones.—Es solo que... es complicado. A veces me cuesta ver cómo te acercas a Konstantin y a otros hombres. No debería molestarme, pero lo hace. Sé que nuestro matrimonio es solo de nombre, pero aún así... —su voz se apagó.Suspiré, entendiendo finalmente su inquietud.—Máximo, entiendo que esto es difícil para ambos. No quiero que te sientas incómodo. Pero también necesito recordar que, aunque nuestro matrimonio es de nombre, ambos tenemos derecho a buscar nuestra felicidad. Y Sofía merece vernos felices y rodeados de personas que nos quieren —dije suavemente.Máximo asintió lentamente, sus ojos suavizándose.—Tienes razón, Alma. Solo necesito tiempo para acostumbrarme a todo esto. Lo que más quiero es que Sofía crezca feliz y segura. Si Konstantin te hace feliz y cuida bien de Sofía, entonces no debería preocuparme —dijo, sonriendo débilmente.Me incliné y le di un abrazo. Era un pequeño paso hacia la comprensión y la aceptación.—Gracias, Máximo. Prometo ser honesta contigo y mantener siempre a Sofía en primer lugar —le dije, sintiendo que estábamos en el camino correcto.Volví a la habitación de Susan, sintiéndome más ligera. Susan ya había subido varias fotos a Instagram y me sonrió al verme entrar.—¿Todo bien? —preguntó.Asentí, sintiéndome agradecida por su apoyo.—Sí, todo bien. Vamos a seguir disfrutando de estos momentos y a no preocuparnos demasiado por el futuro —respondí, sentándome a su lado y mirando las fotos que ya estaban obteniendo muchos "me gusta".Mientras miraba las imágenes, no pude evitar pensar en lo afortunada que era de tener personas tan increíbles en mi vida, dispuestas a apoyarme en cada paso del camino. Y aunque las cosas no siempre serían fáciles, sabía que, con amigos y familia a mi lado, todo sería posible.