Si hubiera sabido el impacto que tendrías en mi vida, hubiera corrido en otra dirección que no fuese la tuya
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Verdades a medias
La casa estaba en completo silencio, con solo el suave sonido del viento soplando fuera de las ventanas. La madrugada avanzaba lenta, envolviendo todo en una calma extraña. En el sofá, Alex permanecía sentado, con April dormida sobre sus piernas. Él la observaba, su respiración tranquila, su rostro relajado como si por fin hubiera encontrado un pequeño descanso de todo el caos. La acarició con cuidado, su mente llena de pensamientos.
Desde que la vio nuevamente, no había podido dejar de preguntarse cuándo y cómo todo había comenzado a desmoronarse. ¿Qué había desencadenado esta odisea? ¿Quién estaba detrás de todo esto? No podía sacarse de la cabeza las imágenes de los mensajes que April había recibido, las amenazas veladas. El hecho de que ella no se lo hubiera contado a nadie lo preocupaba, pero entendía que estaba asustada, incluso más de lo que dejaba ver.
Mientras sus pensamientos daban vueltas, escuchó un ruido leve proveniente del pasillo. Levantó la mirada y vio a Jota asomarse, con una expresión que dejaba claro que tampoco había podido dormir.
—¿No puedes dormir? —susurró Alex, para no despertar a April.
Jota negó con la cabeza y se acercó al sofá, sentándose en un sillón cercano. Sus ojos se desviaron hacia April, dormida profundamente, y luego de nuevo hacia Alex.
—Es difícil descansar con todo lo que está pasando —admitió Jota en voz baja.
Alex asintió. Ambos se quedaron en silencio por un momento, hasta que Jota rompió la calma, su tono reflexivo.
—No recuerdo la última vez que la vi tranquila, creo que algo cambió en April cuando estuvo en Richmond. Nunca me contó todo, y no quise presionarla, pero… —Jota miró hacia el suelo, como si las palabras pesaran en su mente—. Había algo raro en la manera en que hablaba de… de ese tipo con el que salió allá.
Alex lo miró con atención, sin entender de quién se refería. El simple hecho de pensar en otra persona hacía que su corazón latiera un poco más rápido, una mezcla de celos y curiosidad.
—¿Qué era lo que te preocupaba de él? —preguntó Alex, manteniendo su voz baja.
Jota se recostó en el sillón, suspirando.
—No lo sé exactamente… no quiero hablar mal de alguien que no conozco bien, pero las pocas veces que April lo mencionó, notaba cosas que no me gustaban. Como si ella estuviera tratando de convencerme, o de convencerse a sí misma, de que estaba bien con él, pero había algo en sus ojos que me decía lo contrario. Algo en su actitud.
Alex se tensó, preguntándose qué clase de comportamiento había tenido ese tipo.
—¿Se lo dijiste alguna vez? —preguntó Alex, curioso.
Jota negó con la cabeza.
—No quise hacerla sentir mal, ni sembrar dudas en su mente cuando ya estaba tan enfocada en esa relación. April siempre ha sido fuerte, pero cuando se trata de sus sentimientos… no siempre se da cuenta cuando algo no está bien. —Hizo una pausa, observando a su amiga dormir—. Me arrepiento de no haberle dicho nada. Pero en su momento, no quería interponerme. Ella se veía feliz, al menos al principio.
Alex bajó la vista hacia April, ahora entendiendo un poco más. La imagen de ella con otra persona se formaba lentamente en su mente, y las piezas del rompecabezas comenzaban a unirse de maneras que le generaban más preguntas. Algo en todo esto no encajaba, y aunque no tenía toda la información, podía sentir que lo que Jota decía tenía peso.
—¿Crees que todo lo que le está pasando ahora pueda tener algo que ver con eso? —preguntó Alex, midiendo sus palabras con cuidado.
Jota frunció el ceño, pensativo.
—No lo sé. Solo sé que después de Richmond, ella cambió. Se volvió más reservada, más tensa. Como si estuviera cargando con algo que no podía compartir. —Jota lo miró con seriedad—. No estoy diciendo que ese tipo sea el culpable de lo que está pasando ahora, pero no me sorprendería que algo de esa relación haya sido más oscuro de lo que nos dejó ver.
Alex asintió, procesando la información. La imagen de ese hombre empezaba a hacerse más nítida en su mente, aunque seguía incompleta. Mientras observaba a April dormir, una duda comenzó a asentarse en su pecho. ¿Había algo más que ella no les había contado? ¿Algo que hubiera pasado en Richmond, o algo que pudiera tener relación con el secuestro de Lucas?
La conversación se apagó, ambos hombres sumidos en sus pensamientos, cada uno reflexionando sobre lo que se avecinaba. Alex no podía sacudirse la sensación de que las respuestas estaban más cerca de lo que pensaban, pero requeriría tiempo y paciencia para encontrarlas. Mientras observaba a April, su respiración tranquila, supo que, pase lo que pase, estaría allí para apoyarla.
Pero mientras tanto, las preguntas sin respuesta seguían acechando.