**Alexa** es una joven soñadora, inquieta y de alma libre, siempre anhelando encontrar el verdadero amor. Para ella, ese amor es como una burbuja que flota en los cielos, un refugio que le brinda seguridad y confianza, un lazo tan fuerte que no permite distancias entre almas gemelas. Sin embargo, su mundo idílico se ve sacudido por la llegada de **Sergio Méndez**, un hombre misterioso y arrogante que desconfía del amor y desafía todas sus creencias. A medida que Alexa se adentra en este torbellino emocional, comenzará a cuestionar la existencia del amor verdadero. ¿Logrará Alexa mantener su fe en los sueños del corazón, o se dejará arrastrar por la dura realidad que Sergio representa? La batalla entre el idealismo y el escepticismo está a punto de comenzar.
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Capitulo XIV Invitación
Al llegar al apartamento Sergio llamo a una tienda y pidió ropa para Alexa, mientras esperaban que llegara el pedido se sentaron en los sillones de la sala a hablar.
"¿Estás molesta conmigo?", pregunto Sergio mirando fijamente a Alexa.
"Es obvio, me traes a tu apartamento sin mi permiso y además me tratas como si fuera de tu propiedad", contesto Alexa furiosa.
"Pensé que estabas molesta por lo que sucedió hoy en la empresa", comento Sergio tratando de descifrar la actitud de ella.
"Me da igual, ya habrá alguien que sepa apreciar mi talento, aunque pensándolo bien, tal vez a Miguel si le gusten mis creaciones", dijo Alexa sonriendo con ironía.
"¿Me estás enviando?", pregunto Sergio alzando una ceja.
"Nos conocemos hace años y sabes que no soy de las que amenazan", respondió Alexa retando a Sergio con la mirada.
"Sabía que eras imposible desde que te conozco, no sé en qué momento se me ocurrió contratarte", contesto Sergio irritado.
"Eso se puede arreglar, mañana mismo presento mi carta de renuncia", dijo Alexa cortando la conversación.
Sergio se levantó enojado y fue a buscar un trago fuerte, esa mujer lo irritaba demasiado, no sabía por qué ella podía lograr algo así, estaba confundido, él realmente no sabía si quería lanzarla por la ventana o lanzarla a su cama y hacerla suya. Ahora entendía que desde siempre le había gustado la hija de la empleada de servicio, solo que antes era muy inmaduro como para aceptarlo. Al poco tiempo de haber ido por su bebida regreso a la sala y encontró a Alexa dormida en el sillón, la pobre debía estar cansada después de una semana difícil. No la quiso despertar, así que la levantó en brazos y la llevo a la habitación de huéspedes, con mucho cuidado la dejo sobre la cama, le puso la sábana encima y salió apagando la luz, termino de tomarse su bebida, recibió el pedido que había encargado y se fue a su habitación a descansar, esa semana también había sido difícil para él y ya no quería pensar más.
La noche transcurrió sin ninguna otra novedad, Alex estaba a gusto en la enorme cama, cuando sintió la luz del sol abrió lentamente los ojos y al no reconocer el lugar en el que estaba se sentó en la cama asustada revisando su cuerpo y viendo que aún llevaba su la misma ropa de la noche anterior. Las imágenes de la noche anterior llegaron a su mente y entonces entendió que seguramente estaba en el apartamento de Sergio. Observó el sitio para descubrir que encima del sillón que había en la habitación; se encontraba una bolsa que parecía de una de las tiendas de ropa de los Méndez. Tapando su rostro con las manos para luego echar su cabello hacia atrás, volvió a observar la bolsa, se puso en pie y camino hasta el sillón, en la bolsa había varios conjuntos: como jeans y camisas, faldas y vestidos, también encontró ropa interior, algo que la sonrojo un poco y ella era de las que no se sonrojaban con nada. «Que hombre tan exagerado», pensó Alexa.
Escogió un conjunto y camino al baño, encontró de todo tipo de productos para el cuidado de la piel. Todo estaba sin usar, parecía que Samuel no llevaba muchos invitados a su apartamento «lo más probable es que yo sea la única mujer que haya dormido en esta habitación, las demás seguramente duermen en la habitación de él». Después de pensar un rato entro en la ducha y aseo su cuerpo, al terminar salió del baño y se dispuso a vestir. Al verse en el espejo y darse cuenta de lo bien que le quedaba esa ropa, sonrió. Había optado por unos jeans anchos que se ajustaban perfectamente a su cintura, una camisa de botones blanca que metió por dentro del jeans, un cinturón negro que hacía juego con sus zapatos de tacón, no tenía más zapatos así que le tocó volver a utilizar los mismos, recogió su cabello en una cola alta, sin una gota de maquillaje salió a la sala, donde el olor a café recién preparado inundó sus sentidos.
"Buenos días, dormilona", saludo Sergio al verla entrar a la sala.
"Buenos días, Sergio", contesto ella caminando hasta el sofá.
"¿Qué tal pásate la noche?", pregunto Sergio viendo lo hermosa que estaba sin nada en su rostro.
"Bien, realmente la cama es muy suave", respondió Alexa sin saber que más decir.
"Y eso que no has probado la mía", comento Sergio con una sonrisa de medio lado.
"Tampoco muero por hacerlo", contesto Alexa con sarcasmo.
"Tampoco muero por qué lo hagas", le devolvió el comentario a Alexa.
"Ok, ya me tengo que ir, te dejo para que puedas atender a tus amiguitas o lo que sea que vayas a hacer hoy", expreso, Alexa poniéndose de pie.
"Tengo el desayuno preparado, ¿te gustaría acompañarme a desayunar antes de irte?", pregunto Sergio.
"Está bien, muero de hambre", dijo Alexa sin pensarlo mucho.
Fueron a la cocina donde Sergio tenía el desayuno que había pedido, él no sabía ni encender una estufa, mucho menos sabía cocinar, por eso en ocasiones iba a la mansión para poder comer comida decente.
"Gracias por la ropa, pero creo que exageraste un poco", comento Alexa mientras llevaba un trozo del desayuno a su boca.
"No sabía que te gustaba, así que pedí varias cosas", respondió Sergio honestamente.
El silencio se volvió a hacer presente entre ellos, hasta que Sergio lo volvió a romper.
"¿Qué planes tienes para hoy?", pregunto Sergio de repente.
"Pasar el día con las muchachas, es lo que siempre hacemos después de una noche de fiesta", contesto Alexa pensativa.
"¿Te gustaría cambiar tus planes?", pregunto Sergio sin muchas explicaciones.
"Depende", respondió Alexa con indiferencia.
"¡Depende!", exclamó Sergio intrigado.
"De lo que vayas a proponer", dijo Alexa mirando a los ojos de Sergio.
"¿No te andas por las ramas, siempre eres tan directa?", pregunto Sergio sorprendido.
"Vamos a estar claros ni tú ni yo somos niños, y creo que ambos sabemos lo que queremos, ahora dime cuáles son tus planes para el día y yo te diré si quiero acompañarte o no", respondió Alexa tajantemente.
"Ok, hay una fiesta en la playa, ¿quieres ser mi pareja?, también puedes invitar a tus amigas, obviamente sin el payaso de anoche", acotó Sergio.
Alexa sonrio y fue por su teléfono para invitar a Lucia e Irene a la playa, ellas aceptaron sin dudarlo, ya que las tres no podían resistir divertirse juntas y bueno la curiosidad de saber lo que pasó la noche anterior entre Sergio y Alexa también las impulso a querés ir. Después de colgar la llamada, Alexa se comunicó con sus papás para decirle que pasaría el resto del día con las chicas.