Una mujer, una traición, un matrimonio sin amor.
¿Realmente valdrá la pena?....
Espero que esta carta te encuentre bien, aunque mi corazón late con dolor al pensar que ya no estaré aquí para verte sonreír. Si la estás leyendo, es porque mi tiempo se ha agotado y mi cuerpo ya no puede luchar más.
Quiero que sepas que te perdono. Te perdono por todo el dolor que me causaste, por todas las noches que pasé llorando por ti, por todas las mañanas que desperté con la esperanza de que regresaras a mí.
Te perdono por no estar allí para mí cuando lo necesité, por no escuchar mis súplicas, por no sentir mi dolor. Te perdono por dejar que el tiempo y la distancia nos separaran.
Aunque decidí rendirme y dejar de luchar por nosotros, nunca dejé de amarte. Siempre te amé, y siempre te amaré. Recuerdo cada momento que pasamos juntos, cada beso, cada abrazo, cada mirada...
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Cap #1
NOTA: Es una historia ficticia, obviamente cambiarán los hechos solo tomaré a algunos personajes.
"¿Qué pasó?", preguntó uno de los médicos, mientras le examinaban las heridas.
Elena intentó hablar, pero las palabras se atascaban en su garganta. "Sergio...", murmuró, antes de que las lágrimas la sobrepasan.
Los médicos intercambiaron una mirada preocupada. "¿Fue un ataque?", preguntó otro médico.
Elena asintió, con la cabeza baja. "Me golpeó... y me..."
No pudo terminar la frase. Los médicos entendieron y se miraron entre sí, con una expresión de consternación.
Mientras los médicos la atendían, la mente de Elena se desplazó hacia sus padres y abuelos. Recordó cómo siempre la habían protegido y amado, y cómo siempre habían creído en ella. Y ahora, estaba aquí, en una camilla de urgencias, con el cuerpo destrozado y el corazón roto.
Reborn
En un rinconcito olvidado de la ciudad, vivía una mujer llamada Elena Huérfana a los 35 años, soltera y sin hijos, su existencia se deslizaba monótona entre días grises y noches solitarias. Una vida triste y aburrida, marcada por la ausencia de sus padres y la sensación de vacío que siempre la acompañaba.
Un día, mientras cruzaba la calle distraída por los pensamientos que invadían su mente, un fuerte estruendo resonó en el aire. El mundo se detuvo por un instante, y el tiempo pareció suspenderse en el aire. Elena sintió como si flotara en el vacío, ajena a todo lo que ocurría a su alrededor. Un repentino destello de luz la envolvió, y cuando volvió en sí, se encontraba en un lugar desconocido, rodeada de una bruma misteriosa.
Confundida y aturdida, Elena se levantó lentamente, observando a su alrededor con incredulidad. Pronto, los recuerdos empezaron a fluir en su mente, recordando aquel fatídico día en que sus padres murieron cuando ella tenía tan solo 12 años. Y entonces, la realidad golpeó con fuerza: había regresado en el tiempo, justo en el día de su velorio.
Entre la confusión y el asombro, Elena se dio cuenta de que esta era su oportunidad para cambiar el curso de su vida.
Después de un tiempo en un pequeño pueblo rodeado de frondosos bosques y misteriosos secretos, Elena, una niña de 12 años, se ve obligada a mudarse con sus abuelos debido a circunstancias familiares. Sin embargo, algo en su interior había cambiado desde la última vez que había estado allí. Una sed de éxito y felicidad ardía en su pecho, alimentada por una triste premonición: según su memoria, su abuelo tenía solo dos meses de vida debido a un inminente ataque al corazón.
Elena encontró consuelo en los brazos amorosos de sus abuelos, quienes le brindaron refugio y apoyo en medio de la incertidumbre. Pero en las noches, cuando el viento susurraba antiguas leyendas, la joven sentía un llamado misterioso que resonaba en lo más profundo de su ser.
Elena, con solo 15 años, se encontraba sola en el mundo. La pérdida de sus padres y abuelos había dejado un vacío en su vida que parecía imposible de llenar. Sin embargo, algo dentro de ella comenzó a cambiar. La soledad y el dolor la empujaron a buscar un nuevo propósito.
Comenzó a explorar la vieja casa de sus abuelos, descubriendo rincones olvidados y recuerdos escondidos. En el ático, encontró una colección de libros polvorientos que habían pertenecido a su abuela. Entre ellos, un viejo texto de filosofía llamó su atención. Las palabras de Platón y Aristóteles resonaron en su mente, despertando una sed de conocimiento que nunca había sentido antes.
Elena se sumergió en el estudio, devorando libros de historia, ciencia, economía y literatura. Su mente comenzó a expandirse, y su perspectiva sobre el mundo cambió. Descubrió que la educación era su clave para escapar de la soledad y encontrar un nuevo sentido en la vida.
Además de estudiar, Elena comenzó a cuidar su cuerpo. Empezó a correr por las mañanas, sintiendo la libertad y el sol en su rostro. Practicó yoga en el jardín, conectando su respiración con la naturaleza. Su salud y bienestar mejoraron, y su autoestima comenzó a crecer.
La pequeña herencia de sus padres le permitió contratar a un tutor particular, que la guió en sus estudios y la ayudó a prepararse para el futuro. Elena se dio cuenta de que su legado no era solo una suma de dinero, sino una oportunidad para crear un nuevo camino.
Utilizando sus conocimientos de economía y finanzas, Elena comenzó a invertir en el mercado de acciones. Su intuición y análisis la llevaron a tomar decisiones acertadas, y pronto empezó a generar una renta significativa. Su éxito financiero creció poco a poco, pero ella nunca olvidó sus raíces.
Los aldeanos del pueblo cercano, sin saber de su creciente fortuna, continuaban ayudándola con pequeños gestos: le llevaban comida, la invitaban a cenar y la incluían en sus celebraciones. Elena se sentía conmovida por su generosidad y gratitud. Aunque no necesitaba su ayuda material, valoraba la conexión humana y la sensación de pertenencia que le brindaban.
Con el tiempo, la casa de sus abuelos se transformó en un santuario de aprendizaje, crecimiento y reflexión. Elena encontró consuelo en la lectura, la escritura y la inversión. Su soledad se convirtió en una fuente de fuerza, y su dolor se transformó en una motivación para seguir adelante.