UN AMANTE MAYOR ADINERADO PARA EL OMEGA

Con sus superiores habilidades de lucha, Lisandro podría derrotar fácilmente a estos Alfas. Sin embargo, considerando la seguridad de Renée, se mostró reacio a correr riesgos porque temía que él saliera herido.

Los matones se miraron unos a otros por un momento y rápidamente se fueron de aquí. Si viniera mucha gente, estarían en desventaja. Es más, su negocio era ilegal, por lo que tenían miedo de ser presenciados por otros.

 Renée se sintió aliviado al verlos irse.

Lisandro inmediatamente lo levantó y lo llevó al auto.

_ Te salvé la vida.

 Renée se lastimó en el brazo y siseó de dolor.

_ No sé cómo pagar tu amabilidad.

_ Puedes entregarte a mí _ El señor Portman dio la última palabra.

Regresaron al hotel. Tan pronto como entraron a la habitación, Lisandro inmovilizó a Renée contra la puerta y lo besó ferozmente. Si él no hubiera ido a buscarlo, esos tipos malos lo habrían secuestrado.

La pura alegría de encontrar su tesoro nuevamente, mezclado con una profunda sensación de inquietud, surgió dentro de él. En ese momento, sólo quería asegurarse de que él estuviera a su lado.

 Renée puso una mano sobre su pecho y la otra comenzó a acariciarlo. Lisandro tenía buenos abdominales y estaba extremadamente bien formado. Él disfrutó el contacto de sus músculos. De repente se detuvo porque tocó algo duro y caliente. Su miembro ya estaba erecto.

 Renée quería retirar su mano, pero Lisandro presionó su mano contra su miembro, respirando con dificultad y le preguntó.

_ ¿Por qué no continúas?.

Su corazón latía rápido.

_ No soy una Omega lascivo _ Renée le guiñó un ojo con picardía.

Lisandro lo miró a los ojos puros, llamas de lujuria brotaron de sus ojos.

Eventos pasados pasaron por su mente. Recordó que él había pronunciado su nombre en voz baja en su infancia. Recordó los dulces días de vivir junto a él.

Él miró fijamente su rostro puro. Su seductora feromonas flotaron a su alrededor y lo arrastró al mar de la lujuria. Después de estar en abstinencia durante más de tres años, no pudo resistir la tentación de ely en absoluto.

El cuerpo de Lisandro estaba excitado e impulsado por la lujuria. Presionó sus labios sobre los de él y le dio un beso apasionado. Caminaron por el suelo y se tumbaron en la cama, luego empezaron a desvestirse y a acariciarse.

Podía sentir el toque ardiente de sus palmas sobre su piel, lo que lo hacía sentir también la sed del ardiente deseo. No pudo evitar aferrarse a él como si sólo así pudiera sentirse mejor.

Mientras se besaban sinceramente, de repente alguien llamó a la puerta.

_ Renée, ¿estás en la habitación? _ La voz de Gerald llegó desde afuera.

Lisandro y Renée se congelaron. Renée abrió la boca y estaba a punto de responder, pero Lisandro instantáneamente golpeó sus labios contra los de él y le impidió emitir sonido.

Gerald, que estaba parado afuera de la puerta, suspiró.

_ Es muy tarde, pero Renée no ha regresado.

_ Tal vez ahora esté tomando un refrigerio de medianoche _Gerald pensó detenidamente por un momento y asintió _ Esa es una posibilidad. Lo que más le gusta es comer a escondidas.

'Come a escondidas...'

Las palabras evocaban imágenes de algunas historias eróticas. El corazón de Renée empezó a latir más rápido.

Con una sonrisa malvada, Lisandro se inclinó hacia adelante y le susurró al oído.

_ ¿Está delicioso?.

Su cálido aliento le rozó el lóbulo de la oreja. Renée se mordió el labio inferior con fuerza para evitar gemir.

Lisandro lo miró, complacido de ver que él se estaba hundiendo lentamente en el pantano de lujuria creado por él. Le besó el lóbulo de la oreja y acarició la delicada y secreta piel de su cintura y bajo hasta sus caderas y lamió su pequeña vara, con su delgado dedo embistió para despertar su instinto más primario.

Lisandro era como un cazador que intenta atrapar a su encantadora presa.

 Renée se aferró a su hombro y movió un gusano. Él apretó los labios, temiendo hacer ruido.

Una sonrisa traviesa apareció en sus labios. Lisandro levantó la cabeza y lo besó en los labios. Sacó la lengua, la metió a la fuerza en su boca y siguió despertando el deseo. Él le rodeó el cuello con los brazos y respondió con entusiasmo a su cariño.