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Capítulo 11
VIDA PASADA
"Ya han pasado más de seis meses"
"Así es, Madre"
"¿Aún no hay buenas noticia?"
"Siento decepcionarte, Madre"
"... Y ¿cómo va su relación?", preguntó la reina Ara.
"Bien, todo está bien, Madre", sonrió el príncipe Yeisan.
A más de seis meses de su matrimonio, la noticia de un heredero no llegó al palacio.
Al ser ambos dominantes, se esperaba el nacimiento de un alfa u omega dominante para el reino.
Si bien Yeisan era el príncipe heredero, no podía tomar el trono después del rey Vanir por su falta de experiencia y actitud egocéntrica, tampoco podía tomar el trono su esposo Emmett debido a que no era de sangre real, por lo que se esperaba la llegada de un nuevo heredero.
Pero ese tan esperado nacimiento estaba lejos de suceder.
El día de la noche de bodas, no hubo besos ni caricias, todo fue un acto frío en medio de la oscuridad en donde la mirada de ambas personas no lograron encontrarse.
Cumplir con mi deber.
Esas eran las palabras de Emmett cada vez que se unían en un solo cuerpo.
Emmett dormía en una habitación separada, y las pocas veces que se quedaba a dormir en la habitación principal, Yeisan aprovechaba ese momento para abrazarlo mientras el alfa dormía.
Esas noches felices se convertían en una pesadilla cuando oía salir de la boca de Emmett el nombre de Lucien.
Toda esa amabilidad que una vez le ofreció cuando se conocieron, se volvió en frialdad, Emmett no volvió a mostrarle esa hermosa sonrisa que tanto le gustaba.
Y con respecto a la mención de un heredero, las palabras de Emmett fueron que no quería tener un hijo con él, fue mencionado de manera indirecta, pero Yeisan lo entendió.
Como omega dominante, le era fácil quedar embarazado y dar a luz a un bebé con buenos genes, pero para no molestar a Emmett, Yeisan tomaba medicamentos anticonceptivos preparados por su médico privado de confianza.
También consumía varias plantas medicinales para suprimir un poco sus feromonas en sus ciclos de calor, porque para Emmett era molesto tener que sentir sus fuertes feromonas y caer por ellas.
Llamas demasiado la atención. Fue lo que una vez dijo Emmett cuando asistieron a un evento del palacio, por lo que Yeisan procuraba no usar demasiadas joyas o vestimentas llamativas.
Fueron así los primeros seis meses de su matrimonio, Yeisan solo esperaba mejores días.
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"Su alteza, la guardia real acaba de llegar", informó un sirviente.
Sin esperar, Yeisan salió corriendo del palacio para encontrar a Emmett a quien no había visto en cinco semanas.
Por la preocupación de Yeisan, a Emmett no se le asignaba ninguna tarea fuera del palacio, más esto terminó cansando al alfa al sentirse este atrapado, al final, Yeisan tuvo que ceder a que su esposo fuera parte de las expediciones de la guardia real.
Añoraba tanto verlo que llegó antes del rey para recibir a la guardia real.
Lo distinguió de inmediato, pero su felicidad se vio opacada al ver a su esposo herido.
De inmediato, Emmett fue llevado hacia el médico real para ser atendido, Yeisan no se apartó de su lado en todo momento.
El filo de una espada había sido la causante de la herida en el brazo de Emmett, herida causada cuando se encontraron con una emboscada en su regreso.
"No es nada, solo fue un pequeño corte", recalcó Emmett.
"Aun así, debió doler", pronunció Yeisan viendo el vendaje en el brazo de su esposo.
El corte en sí no era de profundidad, pero debía limpiarse cada cierto tiempo, algo de lo que Yeisan pidió encargarse personalmente.
Yeisan limpiaba con dedicación y mucho cuidado la herida de Emmett procurando no lastimarlo.
"... Sería mejor que te quedaras en el palacio", mencionó Yeisan mientras limpiaba la herida.
No podía imaginar ver lastimado a Emmett nuevamente, era algo que no soportaría.
"¿Quieres mantenerme encerrado aquí para siempre?", dijo en respuesta Emmett con molestia.
"No, solo estoy preocupado", aclaró Yeisan.
"Como parte de la familia real, no tienes la necesidad de salir y poner tu vida en riesgo", añadió Yeisan.
"Ja, ¿por qué te pertenezco?", soltó Emmett una pequeña risa de desprecio.
"... No quise decir eso...", antes de que Yeisan terminara de hablar, Emmett se levantó del asiento y dejó la habitación.
Fue una vez que Yeisan mencionó que Emmett pertenecía al reino y que debía obedecer, esas palabras se quedaron grabadas en la mente del alfa y siempre se lo recordaba.
Así como fue obligado a casarse, Emmett se veía a sí mismo en la obligación de acatar los mandatos del reino para con él, y de permanecer al lado de Yeisan.
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La entrada al palacio era libre para la familia de Emmett, a pesar de esto, los padres de Emmett no ingresaban al palacio y decidieron vivir fuera de este.
Yeisan casi no los veía aun cuando quería hacerlo, esto por el claro rostro de desprecio que la madre de Emmett le dirigía.
Pero había alguien que no tenía miedo de enfrentarlo aun siendo Yeisan el príncipe, este era el primo de Emmett, Einar.
Einar era un hombre omega recesivo quien estaba casado, pero siempre que podía le pedía a Yeisan dejar en libertad a su primo, le recordaba cada vez que el alfa no llegaría a amarlo y que solo encontraría destrucción y soledad a su lado.
Pero Yeisan tenía la esperanza de poder conquistar el corazón de su esposo, así que no hacía caso a aquellas palabras, porque el tiempo al lado de Emmett era su mejor arma.
Y sus esperanzas se hicieron más grandes cuando encontró sobre la mesa dentro de la habitación, una caja musical.
"Su esposo lo trajo como un presente para su alteza", mencionó el sirviente.
Una hermosa caja musical que tocaba el canto de un pequeño pajarito que aparecía al abrir la caja musical.
Ese fue el primer y único regalo que recibió de Emmett en sus diez años de matrimonio.
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PRESENTE
Ya desgastada, la bonita caja musical había dejado de funcionar hace varios años, sus colores originales ya no podían verse.
Frente a su pequeño jardín de rosas amarillas, Yeisan trataba de hacer funcionar su caja musical, pero ya no servía, estaba rota al igual que sus esperanzas.