Milena es una hermosa joven, buena hija, que sueña con un futuro prometedor en Italia. Las cosas no fueron fáciles al inicio pero salió adelante de la mano de un encantador piloto que la supo enamorar. Luego de cinco años de feliz matrimonio y dos hijos, un día ella descubre que su amado esposo le ha sido infiel desde el noviazgo. Luego de los primeros caóticos días, después de enterarse de las infidelidades, ella planea con mucha frialdad la manera de salir fortalecida de su divorcio. Ella le enseñará a Gabriele su esposo, la importancia de la fidelidad en un matrimonio. Le hará pagar el engaño que sufrió y lo hará vivir en la tristeza, el arrepentimiento y la soledad. No le quedarán más ganas a Gabriele de volver a burlarse de una mujer. Cuando quiera volver a recuperar a su esposa, ya ella no estará ahí más para él. Ella ahora le pertenece a otro que sí la hizo única y especial. ¿Podrá Gabriele recuperar su mujer algún día? ¿Fue domado el infiel? ¿Lo amará aún Milena?
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CAPÍTULO DIECINUEVE. NUESTRO PRIMER HIJO
Los meses empezaron a pasar rápidamente. Gabriele en verdad no me dejaba hacer nada. Llegaba lo más temprano que podía. Se ponía un sexy delantal, preparaba la cena y luego dejaba todo limpio.
No pude volver al gimnasio. Dentro de casa caminaba, subía y bajaba las escaleras y hacia un poco de pesas. Llenaba mi cuerpo de ricas cremas nutritivas para evitar las estrías.
Cuando Gabriele trabajaba venía mi madre, u Omairita para acompañarme. También Andrés y Manuel venían cada vez que podían. No me dejaban sola.
Empecé a buscar mucha información acerca del crecimiento de mi bebé. Fui viendo a través de estas páginas su formación y desarrollo. Gabriele me acompañaba siempre a los controles mensuales y llenaba de preguntas a mi ginecóloga.
Me tomé muchas fotos, especialmente cada vez que entraba en un nuevo mes. Nunca compré ropa materna, siempre usaba las franelas o camisas de Gabriele. Inclusive usé sus bóxers cuando mis pantys me empezaron a apretar. Él reía y era muy feliz viéndome así.
Ahora debíamos empezar a arreglar la habitación del bebé, comprarle ropita, juguetes y tantas otras cosas, por eso cuando ya iba a cumplir seis meses decidimos saber el sexo de mi bebé. ERA UN VARONCITO. Gabriele era el padre más feliz.
Para elegir el nombre del bebé me contó que había visto una película, EL GLADIADOR, en la que el protagonista se llamaba MASSIMO. Massimo era romano, leal al césar y defendió al imperio hasta su muerte. Me dijo que desde entonces ese nombre le gustaba mucho y le gustaría que su primer hijo varón llevara su nombre.
Lo abracé y lo besé para darle mi aprobación. Entonces él besó mi barriga y saludó a mi bebé. “Massimo, hijito mio, tu mami y yo te estamos esperando. Te amaremos con todo nuestro corazón por toda la eternidad” “Hoy empezaremos a comprar todo lo que te haga falta, para que cuando llegues a nuestras vidas, nada te haga falta hijito”
Nos envolvimos en nuestra burbuja de amor llenos de ilusión e hicimos el amor. Desde que supimos que estaba embarazada, Gabriele ha sido muy cuidadoso, su impetuosa forma de amarme ahora era más lenta. No queríamos hacerle daño al bebé.
En los siguientes días me empecé a sentir muy aburrida, siempre estaba encerrada en casa, sin tener casi nada que hacer. Entonces convencí a mi hermoso esposo de salir en nuestro motorhome por unos pocos días. Y él me complació una vez más. Elegí Venecia.
Fuimos a Venecia y allí nos quedamos una semana. Venecia es una ciudad mágica que parece flotar sobre las aguas del extremo norte del Adriático. Está construida sobre 118 islas consolidadas con pilotes de madera, conectadas mediante 400 puentes peatonales y 170 canales navegables, que facilitan los desplazamientos de los turistas y la población local.
Torres inclinadas, características arquitectónicas, barrios antiguos, tradiciones, carnavales y fiestas locales son un aspecto peculiar de esta ciudad.
Las sorpresas que depara Venecia son infinitas y maravillosas y la convierten en una experiencia única y siempre nueva.
Aparte de todo esto, en la Plaza principal de Venecia se encuentra la Basílica de San Marcos, un lugar de reunión popular para los lugareños y los visitantes y donde se encuentran más palomas de las que haya visto antes.
El Palacio Ducal, la comida y los vinos locales y la experiencia fascinante e inolvidable de navegar en góndola y vaporettos como únicos medios de transporte, hacen de Venecia un sitio turístico por excelencia.
Otra curiosidad más que rodea a Venecia, es que allí no hay tráfico de ningún tipo, no auto, no moto, no bicicleta. Es una ciudad totalmente peatonal.
Fueron unos días maravillosos en Venecia con mi hermoso. Él se sentía tan feliz y orgulloso de que iba a ser padre, que en todas partes me quería hacer fotos. Alquilamos una góndola para nosotros dos solos. El gondolero iba de pie mirando hacia la proa mientras remaba con un remo de mango largo.
La gente al pasar se quedaba mirándonos pues todo el tiempo nos íbamos abrazando y besando. Otras góndolas llevaban a un cantante o algún acordionero tocando hermosas melodías. En el momento que nos veían gritaban: “VIVA IL AMORE 💕”. Nosotros sonreíamos y saludábamos felices con la mano.
Ahora debíamos partir, regresar a Milán. Gabriele debía volar. Arrancamos el viaje en nuestro motorhome un poco nostálgicos por dejar la hermosa ciudad, pero felices de haber pasado una semana maravillosa en medio de este fantástico lugar.
Y entonces ya casi iba a cumplir los 9 meses. Todo estaba listo en la clínica. Apenas yo sintiera los primeros dolores todos saldríamos lo más rápido posible. Y así sucedió. Al llegar a la clínica las contracciones se empezaron a hacer más regulares y seguidas.
Lo único malo fue que ese día Gabriele aún no llegaba de su vuelo. Aguanté tanto, todo lo que pude, les gritaba a todos que llamaran a Gabriele, no quería parir sola. Él me había acompañado a algunas lecciones preparto y sabía lo que tenía hacer.
Le habían explicado que a algunas mujeres les gusta que las sostenga en brazos, que nos froten la espalda o que nos ayuden con la respiración. En una palabra, no quería dar a luz sin él. Lo quería a él. Lo necesitaba a él.
Rompí fuente y me llevaron de inmediato al quirófano. Ya no podíamos esperarlo más. Sudaba por el intenso dolor causado por las contracciones, cuando la doctora me dijo que ya se lograba ver la cabecita de mi bebé, entró desesperado Gabriele.
Su presencia fue mi fuerza. Venía con el tapaboca y una bata azul. Me abrazó y consoló a medida que avanzaba el trabajo de parto y las contracciones se hacían más fuertes.
Yo me aferré a sus manos y hasta lo mordí. Él me dijo hazlo mi amor, muérdeme no me duele. Me decía respira principessa, recuerda las técnicas de relajación y respiración, eso te aliviará.
Cuando finalmente la doctora nos mostró nuestro bebé, nos abrazamos Gabriele y yo y comenzamos a llorar. Massimo también empezó a llorar.
Dormí un par de horas y cuando desperté ya estaba en mi habitación. Mi bebé dormía en la sala de bebés y dentro de poco me lo traían para alimentarlo.
Gabriele besaba mi frente y me repetia: “PRINCIPESSA TE AMO. ESTOY MUY ORGULLOSO DE TI. HE VIVIDO UNA EXPERIENCIA QUE JAMÁS OLVIDARÉ. ESTAR PRESENTE EN EL NACIMIENTO DE NUESTRO HIJO FUE ALGO MARAVILLOSO. ERES VALIENTE MI REINA, TE AMO”
—Mi amor, Gabriele, tenía tanto miedo de que no llegaras a tiempo. Te esperé, aguanté todo lo que pude, pero finalmente rompí fuente y no te pude esperar más. Me sentí tan triste y sola pero cuando te vi entrar supe que ahora si era el momento de pujar con todas mis fuerzas para que nuestro pequeño viera la luz del día.
—Hija, no estabas sola. Omaira, Andrés y yo siempre hemos estado acá todo el tiempo contigo. Lo que sucede es que tu por esperar a Gabriele no nos veías. ¿Podemos pasar a abrazarte, o van a continuar ustedes dos con su besadera?
—Jajajajajajaja madre, Omairita, Andrés, vengan acá. No estén celosos. ¿Ya vieron a Massimo?
—Sí mi amor, lo tienen vestidito, perfumadito y en un ratito te lo traen para que lo alimentes.