tendrá que enfrentar su pasado para forjarse un
futuro de felicidad junto a ella sin sentarse frustrado…
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CAP 22
Samantha apareció en ese momento y le entregó a madiso un vaso de
limonada.
—Gracias. Esto está mejor —tenía mucha sed, y la cerveza estaba asquerosa. De modo
que dio
un largo trago—.
¡Oh Dios!
—esta aderezado pregunto Ismael.
—Sí —contestó ella dejando el vaso sobre la mesa—. A esta gente le gustan las
bebidas fuertes, ¿verdad?
Caleb y Eli regresaron, y Caleb tomó a freya en brazos.
—Oh, tiene buen aspecto —dijo Eli al ver la limonada—. ¿Puedo? —agarró el
vaso y dio un trago antes de que madison pudiera decir nada Le brillaron los ojos y comenzó a abanicarse la cara con la mano—. !Oh, Dios mío!
—Eso mismo ha dicho Madison—dijo Ismael riéndose.
—Veyan, ustedes dos —dijo Eli dejando de nuevo el vaso—. a pasarlo bien
Ismael le dio la mano a Madison y regresaron a la pista. Tras bailar varias
canciones rápidas, la música volvió a ser lenta. A Madison le encantaba el modo en
que la mano de Ismael descansaba sobre su cintura, le encantaba el olor de su pelo, de
su ropa, y el calor de su cuerpo.
— no quiero que bailes con nadie que no sea yo —dijo él.
Madison se quedó mirando lo sorprendida
¿Era aquello sobre lo que Alejandro había preguntado?
—ismael.
—¿Sí?
Quería saber cosas sobre la exclusividad y el cortejo, pero no podía pronunciar
las palabras.
Justo cuando la canción terminaba y los bailarines se separaban, la actitud de
Ismael cambió. Su cuerpo se puso tenso y su cara severa.
—¿Qué sucede? —preguntó ella.
—Nada —dijo él conduciéndola hacia las sillas.
Madison observó al resto de gente de la sala, pero no pudo imaginar por qué de
pronto se había puesto tan tenso.
Eliz se acercó entonces a Ismael, y los dos se miraron y luego observaron a la multitud a su alrededor
—Pasa algo? pregunto madison
—No —contestó Eli, y se juntó con un grupo de mujeres que incluía a Ema.
ismael parecía estar observando a alguien, pero Madison no sabía quién o
qué le había producido semejante cambio de actitud.
Con un sentimiento nauseabundo en el estómago, Ismael observó a maximiliano Martinez
acompañar a su esposa desde la pista de baile a un lado del granero, donde varios
jóvenes los saludaron. Dos eran chicas rubias de entre diez y doce años; el otro era un
chico moreno de unos catorce o quince que se parecía a . Alejandra
Obviamente algunos de esos chicos eran hijos de max y Alejandra.
Ismael tenía hermanos de los que no sabía nada.
Una de las chicas le dio un codazo a la otra y ambas se rieron. maximiliano se inclinó
hacia delante y le dijo algo al chico, colocándole la mano en el hombro.
Al ver la complicidad de la familia Martinez, ismael se dio la vuelta. Esos niños
llevaban una vida feliz y normal. Sus padres los trataban bien.
Probablemente tendrían un buen hogar e irían a la escuela.
Ismael no podía soportar la abrumadora envidia y tristeza que se apoderó de él.
Tomó aliento y trató de mantener la compostura.
—¿Quieres marcharte? —le preguntó madison.
—Si note importa.
—No me importa.
Ismael le colocó el chal a Madison sobre los hombros y se giró hacia Caleb.
—Nos vamos.
Su cuñado asintió.
—Ha sido divertido —dijo madison cuando salieron.
—Me alegro de que te lo hayas pasado bien —comentó él mientras la ayudaba a
subir a la calesa.
—¿Adonde vas a pasar la noche? Quiero decir, ¿en qué casa?
—Me gusta pasar la noche del sábado en el pueblo. Así estoy más cerca de la
iglesia por la mañana, pero esta noche tengo que ir a ver a los animales, así que
puede que duerma allí.
—Me encantaría ir contigo si quieres ir a atenderlos ahora y luego regresar al pueblo.
—¿No te importaría?
—En absoluto.
—De acuerdo entonces —condujo al caballo hacia las afueras de Newton—.
Hay una manta aquí detrás —añadió mientras buscaba debajo del asiento—. Hace
frío esta noche.
—Mira todas las estrellas —dijo ella mientras se cubría con la manta.
—Es bonito, ¿verdad?
Ben no podía dejar de pensar en la aparición de maximiliano Martinez en el baile. ¿Habría
ido antes a bailes locales? ¿Se habría mudado a Newton recientemente desde
Florence? Ben había nacido en Florence y no recordaba haber visto antes a ese
hombre.
La cabeza le daba vueltas con tantas preguntas y, por una vez, madison
permanecía callada y contemplativa.
La imagen de aquellos jóvenes estaba grabada en su mente. ¿Serían sus
hermanastros? En ese caso su parentesco sería el mismo que con Eli y con leo.
¿Sabrían ellos algo de él? Claro que no. maximiliano ni siquiera lo sabía, y Ismael estaba seguro
de que el hombre no habría corrido a casa a contarles que tenía un hijo ilegítimo.
¿Cómo iba a seguir viviendo en esa comunidad si ese hombre y toda su familia
iban a continuar apareciendo de pronto a cada paso que daba?
Llegaron a la propiedad de ismael, y detuvo la calesa frente al establo. Debió de
quedarse varios minutos agarrando las riendas y mirando al cielo antes de que
Madison hablase.
—¿Estás bien, Ismael?
—Sí. Supongo que sólo estoy cansado. Ven al establo conmigo. Encenderé la
estufa y allí estarás caliente mientras echó un vistazo a los animales.
—No te molestes —dijo ella—. No tienes que encender un fuego sólo por mí.
La ayudó a bajar y la acompañó hasta el establo.
Delilah baló desde su corral.
—¿Qué es eso? —preguntó Madison.
—Es Delilah —soltó a la cabra y el animal olisqueó a Madison y trató de
morderle el dobladillo de la falda.
—¿Qué está haciendo?
—Ser curiosa. Delilah, deja en paz el vestido de Madison.
Ben examinó las jaulas del interior, asegurándose de que todos los animales
tuvieran comida y agua.
—¿Qué le pasa al perro? —preguntó Madison.
—Ése es Hoover, el perro de caza de Marshal Vidlak. Se le quedó la pata trasera
atrapada en una trampa. Ya casi está curada.
—¿Y qué le pasa a ella? —preguntó refiriéndose a un gato.
—Él. Almira Wheeler lo encontró en el callejón de detrás de su tienda. Estaba
esquelético.
Madison colocó la mano frente a la jaula y el gato se echó hacia atrás.
—¿Tienes miedo, gatito?
—Ni siquiera me deja a mí acariciarlo, y llevo un par de semanas dándole de
comer.
—¿Cómo se llama?
—No tiene nombre. Es un animal extraviado.
—A mí me parece que tienes aspecto de llamarte Mitones. Tus patas son de
diferente color al resto de tu piel.
—No es un nombre muy masculino para un macho —comentó Ben.
—Le gusta.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó él observando al animal.
—Ha levantado las orejas cuando lo he dicho. Mira. ¿Mitones?
Efectivamente, el gato levantó las orejas y le dirigió a Madison una mirada de
ojos verdes.
—¿Qué vas a hacer con él?
—Soltarlo, supongo. Ya hay media docena de gatos de granero por aquí. Otro
más no hará daño. Se ocupan de los ratones.
Estaba lo suficientemente cerca de ella como para captar la esencia floral de su
pelo. En vez de la trenza que llevaba durante la semana, se había arreglado el pelo,
dejándoselo suelto por la espalda. Cada vez que su mano lo había acariciado esa
noche, había experimentado un intenso deseo.
—Tu pelo es suave y brillante —le dijo.
madison se incorporó y giró la cabeza, mirándolo por encima del hombro.
—Me lo he arreglado esta semana. Y Ellie me ha ayudado a hacerme un
tratamiento con huevo.
—¿Huevos? ¿De verdad? ¿Qué hacen los huevos?
—Que brille, supongo.
Se quedaron así durante unos segundos.
—Puedes tocarlo, si quieres.
No necesitó más invitación. Ismael estiró la mano y acarició un mechón de su
melena, apreciando la textura fría y sedosa. Después se lo llevó a la nariz y
finalmente a los labios.
madison se dio la vuelta para ver su expresión
—Bonito —fue todo lo que Ismael pudo decir. Le soltó el pelo y le acarició la
mandíbula con los dedos.
Ella cerró los ojos, luego los abrió y le dirigió una mirada de anhelo. Podría
perderse en las profundidades de aquellos ojos leonados y no querer nunca
encontrar la salida.
Sin dudar, se inclinó hacia y le pasó el purgar por los labios la beso con intensidad. a Ismael le encantaba besarla. Nunca se había dado cuenta de que aquella expresión tan
simple pudiera ser tan tierna y agradable..
FIN.👻