5 familias, un amor inesperado y la traición present, hacen de este amor una tragedia.
ahora Melinda no sabe que hacer, el misterioso hombre con el que estuvo una noche está frente a ella, pidiéndole saber el nombre de sus hijos.
2 familias poderosas tendrán que unirse para mantener el orden la paz de una traición, un amor en la tragedia va surgir, el recuentro de un padre con sus hijos, los secretos salen a la luz y la tragedia se hace present.
te animas a leerla, el destino siempre hace de las suyas y nada lo hace fácil.
te invito a conocer la historia de amor de Melinda, en un mundo alterno.
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CAPITULO 03 te haré olvidar ese mal rato.
Melinda sentía su mano en la de ella con tal suavidad, su mirada tan intensa que no la dejaban pensar.
Cierra sus ojos para tratar de controlar esa extraña sensación que sentía en todo su cuerpo, la sensación extraña sobre su mano con el agarre de él, insegura le dice. – quiero aclarar algo y que tenga en cuenta, yo no soy igual que sus hermosas amiguitas, no hay necesidad que pierda el tiempo conmigo, no terminaré en su cama, téngalo en cuenta.
El hombre la mira con una gran sonrisa y con su voz seductora le dice – creo que me estás malinterpretando, yo sé que no eres como ellas, créame, no estoy perdiendo el tiempo con usted, solo que estoy disfrutando de su compañía y sobre terminar en mi cama, pues sería difícil, yo no tengo mi cama aquí, tendría que llevarte a otro país para que estuvieras en ella y no aguantaría tanto para hacer eso.
Melinda se sentía muy extraña, cada palabra de él era tan seductora y lo más importante, ella no quería regresar a casa, no quería pensar en Didier, ni en lo que había hecho, mirándolo a los ojos, con una seriedad le dice. - dime ¿A dónde me quieres invitar? Y tal vez piense en acompañarte.
El hombre acomoda la mano de ella en su brazo y empieza a caminar hacia la salida, con una tranquilidad le dice– vamos a una discoteca, como que se me antoja bailar y divertirnos ¿Qué te parece?
Melinda se deja llevar por él sin decir nada, salen del bar, pasan por la recepción del hotel para salir de ahí.
Estaban por salir cuando se encuentra frente a una de sus ex-amigas, que fue la primera en darle la espalda y humillarla cuando perdió todo, al verla siente una gran punzada en el pecho, por los recuerdos de vida que había tenido con ella, la falsedad que siempre le demostró.
Melinda quiere pasar de largo e ignorarla, pero la mujer al verla se queda frente a ella impidiéndole seguir su paso.
La mujer con una enorme sonrisa y altanera le dice – ¡Hola Melinda! ¿Cómo estás? Miro que estás bien acompañada, dime ¿Has decidido vender tu cuerpo?, para recuperar lo que tenías, porque si es así yo te puedo apoyar, tengo varios conocidos que les encantaría contratar tus servicios.
Melinda la mira con odio llena de coraje, le dice con una voz dura y fuerte – ¡Hola Carolina! Muchas gracias por tu amabilidad, pero como podrás ver no lo necesito, no hace falta que compartas tus clientes conmigo.
Carolina se llenaba de coraje por la contestación que le dio, las personas que la acompañaban soltaron unas risitas discretas; ella no se pensaba dejar de Melinda, no iba a dejar que la humillara, llena de coraje le dice. – eres una sinvergüenza, a mí me respetas, tú no eres nadie, eres una pobretona que no tiene derecho siquiera a mirarme, nuestros niveles son muy diferentes.
Melinda con ironía y burlesca le dice. – en algo sí tienes razón, tú y yo somos muy diferentes, yo tengo dignidad; he conservado mi moral, valores, pero tú desde que te conozco eres la mujer más fácil, que se acuesta con quien sea, con tal de poder mantener esa vida de lujos que tienes.
Porque si alguien conoce la economía de tu familia soy yo y desde ya varios años están quebrados; Dime Carolina, ¿ya les mencionaste eso a tus amiguitas y a tus amigos? Porque supongo que aquí el caballero tendrá que llegar a un acuerdo millonario, para poder ir a conocer tu cama.
Carolina sentía furia, tenía ganas de agarrarla a golpes, humillarla; sin poder controlar su voz llena de furia le grita. - ¡Melinda! No tienes cara para decirme nada, si te estoy mirando en muy buena compañía.
Tengo una duda, dime ¿Didier por fin consiguió lo que quería? Tu primera vez o ¿Aún sigues virgen?, y decidiste venderla al mejor postor; porque todos sabemos que Didier solo buscaba llevarte a la cama y dejarte, vamos dime, estoy curiosa.
Melinda no puede controlar las expresiones de sorpresa, cómo era posible que todos supieran y ella nunca se dio cuenta, sentía una frustración; ese juego en el que cayó y la falsedad en la que vivía, le contesta con gran desprecio. – eso es algo que a ti no te importa, pero si gustas saber por qué no entras a sus perfiles en la red, jugamos un juego muy divertido.
Yo me voy, no tengo ganas de que esta noche tan buena para mí se arruine más con la basura.
Carolina voltea a ver al hombre que estaba a lado de Melinda y con ironía le dice. - aprovéchela bien y sea generoso, mire que ha conservado su virginidad por años y no se desilusione si no puede complacerlo bien, entiéndala el hambre la orilla a esto.
El hombre mira a Melinda que tenía sus manos en puñadas, miraba su furia, toma su mano con ternura y le dice con una calma. – señorita o señora la verdad no me interesa lo que sea, lo único que me importa es que me está molestando; quiero decirle una sola cosa “No vuelva a molestar a Melinda, no se le acerque, ni le dirija la palabra, que de esa boca tan sucia nunca más vuelva a salir el nombre de ella, lo entiende” tome mis palabras como usted quiera, pero no haga caso omiso a mis palabras.
Su amigo puede explicarle quien soy y que tanto le podría pasar si no me hace caso, ahora hágase a un lado que queremos pasar o ¿Tendré que hacerla a un lado?
El hombre que estaba al lado de Carolina bruscamente la toma del hombro quitándola para dejar el paso libre para ellos, le dice nervioso lleno de miedo. – Señor Astaroth, disculpe el atrevimiento y la molestia de esta mujer; si fue mucho el agravio solo quiero decir que no tengo ninguna relación con ella, yo nunca me atrevería a faltarle el respeto a usted o a su compañera.
Astaroth tomó la mano de Melinda, la colocó suavemente en su brazo y salió con ella sin decir más, Carolina trata de detenerla, pero el hombre a su lado la detuvo y con dureza le dice. – será mejor que no la vuelvas a molestar, ese hombre bien ganado tiene el apodo de Astaroth, que significa “príncipe del infierno” deberías dar gracias a que se haya ido y no tomará represalias por lo que dijiste a su mujer.
Astaroth se dirigió a una hermosa camioneta cerra que en ese país no se miraban, al menos que fuera una persona muy importante de gran riqueza, ayudó a Melinda a subir, dio la vuelta y subió a su lado, le indicó a su conductor que fuera al antro.
Melinda estaba furiosa, sentía ganas de salir de ahí y estar sola, voltea a verlo, molesta le dice. – discúlpame, pero preferiría irme, no me siento con ánimos de estar con nadie.
Astaroth con tranquilidad y seductoramente le dice. – ¿Por qué no me das la oportunidad de sacar de tu cabeza este mal rato? ¿Qué te parece si me acompañas a un mirador?
Melinda decaída le dice. - no creo que sea una buena compañía en este momento, solo déjame aquí.
Astaroth toma su mano la acaricia suavemente, le sonríe, seductoramente le dice. – no te puedo dejar ir así, mírate, estás temblando de coraje, ¿por qué no vienes conmigo? me cuentas qué te pasa, al fin de cuentas yo no pertenezco a tu círculo y no tengo a quien contarle nada de ti, ¡Vamos!, no me dejes solo esta noche, déjame apoyarte solo por esta vez.
Melinda lo mira, escucharlo la hacía sentir confianza, la tranquilizaba; dejándose llevar por esa voz tan seductora y el sentir la suavidad de su mano en la de ella, sin pensar mucho, le responde espontáneamente. – está bien, vamos.
Astaroth le da una gran sonrisa de vencedor y le dice al chófer con su voz animada. - vamos al mirador.
En todo el camino él no dejo de verla, su conversación era sin sentido, nada importante, hablaron de temas de la universidad, de lo bonita que era, de mujeres famosas, del espectáculo, temas que no tenía nada que ver ni con su vida ni con la de ella.
Después de 30 minutos llegaron al lugar, era en un cerro muy alto donde se miraba toda la ciudad, era una vista hermosa, en el lugar había una pequeña casa, en la orilla del cerro estaba una banca donde se podían sentar y observar todo el lugar, una mesa.
El chófer entró a la casa, sacó un vino y dos copas que puso en la mesa, se acercó a Astaroth; él le ordenó que se fuera, que le marcaba cuando quisieran regresar.
Melinda estaba fascinada con el lugar, la vista era hermosa, se sentó en la banca, Astaroth a un lado de ella, sirvió las dos copas de vino y le pasó una, seductoramente le dice – brindemos por ti y por mí.
Melinda toma la copa de vino y le dice con dulzura. – brindemos por nosotros, por habernos conocido y que hoy los dos libramos una mala cama.
Astaroth la mira curioso, inquieto le dice. – espera, aclárame algo ¿Cómo es eso que los dos libramos una mala cama? Más bien sería yo el que se salvó de eso.
Melinda se le quedó mirando, había hablado de más y tampoco le interesaba que supiera mucho de ella, aunque él estaba curioso sobre lo que dijo, quería saber a qué se refería.
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