Ellas eran muy buenas amigas, ambas se conocieron en un set, ellas querían llegar a ser actrices de telenovelas, y ¿por qué no?, actuar en alguna película.
Pero el destino les tenía preparada una jugarreta, que nadie se esperaba. Esta historia es completamente sacada de mi imaginación, de modo que todos los personajes, pasajes y nombres, son totalmente ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
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Sin trabajo.
Itatí se presentó al programa como siempre.
Rómulo la vio y le pidió que pasara a su oficina, tenía que hablar con ella.
Al entrar él le hizo una seña para que se sentara.
Itatí, empezó a hablar, han pasado muchas cosas, y la verdad no estoy dispuesto a permitirlas, Kimberly siempre ha sido muy buena en este programa, bueno, las dos, pero se necesita que las dos lo hagan, tú sola no puedes sacarlo adelante. Así que desde este momento estás despedida, ve a RH por tu liquidación.
¿Pero por qué hace esto?
¿De verdad quieres que te explique?, no se habla de otra cosa en la tele, tú te has portado como un verdugo con tu amiga, le has bajado al marido, ¿se te hace poco? Ella está enferma, y no te importó en absoluto.
¿Y Noé?, ¿acaso él no tuvo culpa alguna?, yo no lo hice sola. Ella lo descuidó bastante con sus quimioterapias, no cuida a sus hijas por lo mismo.
Pero eso no fue voluntario, ella está luchando contra la muerte. Él debió apoyarla, en vez de engañarla contigo, mala amiga. Y ahora vete, aquí no hay cabida para ti, nunca más.
Itatí se fue, en RH le dieron su finiquito, y salió de ahí con mucha vergüenza, todos estaban enterados de lo que había hecho.
Elena la vio y solo pudo mover la cabeza en señal de desaprobación.
¿Tú qué me miras?, imbécil.
Itatí empezó a perder la calma. Tenía tiempo que no se tomaba las pastillas. Deja de verme como si fuera un monstruo.
Yo solo le di consuelo a Noé, se sentía tan solo, Kimberly no lo atendía como debe ser.
Pero Itatí, ella estaba luchando contra el cáncer, ¿qué no eres su mejor amiga?, debiste apoyarla, antes que seducir a su marido. ¿Tienes idea de todo lo que ha sufrido por eso?
Lo siento, yo no tengo la culpa de que ella esté enferma. Noé me ama y yo a él, ¿cuál es el problema?
El problema es que Noé es el esposo de Kimberly.
Era, ahora ya no lo es. Y no me importa lo que digan de mí. Ambos nos amamos, lo demás sale sobrando.
¿Aún a costa de tu "mejor amiga"?
Aún a costa de "mi mejor amiga". Deja de meterte en lo que no te importa.
Itatí salió de ahí echando chispas. Quedó de verse con Noé más tarde. Él se iría a vivir a su casa. Obvio las hijas de ambos se quedarían con Kimberly y su madre, que ya estaba al tanto de lo que había sucedido.
No te preocuoes, hija, yo siempre te apoyaré en cualquier decisión que tomes.
Gracias, mamá. ¿Me puedo quedar aquí contigo?, no quiero estar sola.
¡Claro que sí, hija!, no tienes ni qué preguntar.
Kimberly abrazó a Gudelia, se sentía tan desvalida y dolida.
Tranquila, hija, es mejor que te hayas dado cuenta de la clase de hombre que es Noé. Y, además, de que Itatí no era tu amiga, porque te traicionó, ambos te traicionaron.
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Un mes después, Itatí fue a una entrevista de trabajo a otra televisora. Los que trabajaban ahí le dijeron algo al gerente.
Rato después salió un mensajero... Lo sentimos, ya no hay vacantes.
Itatí salió no sin antes rayarle la "madre" a todos en general.
Vaya, dijo el gerente, sí que se enojó la chica.
Risa general.
Pero aquí no se permiten esa clase de mujeres. Muy bonita, pero traicionera.
Itatí por lo pronto no encontró otro trabajo. En todas partes le decían lo mismo.
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El divorcio de Kimberly llegó a su fin, ambos estaban divorciados ya. Obvio, se repartieron tos los bienes. Ella y sus hijas no quedaron desprotegidas. Pero aun así ella había encontrado trabajo al lado de Elena. Rómulo la había aceptado de nuevo, y ahora ella tenía un programa para ella sola. Ahí ella hablaba de lo mal que se había portado su amiga y su esposo.
Era bien aceptada por el público que la había acogido bastante bien. En cambio, Itatí cada día se hundía más en su depresión. Su carácter pesado saltaba a relucir. Noé siempre trataba de calmarla. Tranquila, ya encontrarás algo para ti, ya lo verás.
Pero debes cuidar tu vocabulario, no puedes ir por la vida insultando a todos porque no te dan trabajo.
¿Tú que sabes, si nunca has batallado para encontrar trabajo, porque tú eres tu propio jefe.
Sí, pero me ha costado, además, la mitad es de ella.
Ella no quiso su mitad de la empresa. No tienes por qué darle nada.
No importa, es de ella como quiera. No quiero que el día de mañana me eche en cara que no le di pensión para mis hijas.
¿Dónde conseguiré un trabajo?
Puedes trabajar en mi empresa como afanadora.
¡¿Qué?!, no limpio ni mi casa, ¿cómo me dices eso?
Es una broma, amor, no te pongas así.
Tú y tus malditas bromas. ¿No te das cuenta de que estoy al borde de la locura? Esa Kimberly me está poniendo mal con todos.
No te preocuoes, amor, mientras yo sepa la verdad, lo demás no importa.
Es que ya estoy harta de que esté siempre entre nosotros. ¿De verdad me amas?
Claro que si, ¿no te lo he demostrado con creces?
Es verdad, ¿pero qué puedo hacer?, ya estoy harta, ¿me entiendes? ¡Harta!
Itatí se fue corriendo a su cuarto. La nana estaba con su hijo en otro cuarto.
Noé se había ido a vivir con ella.
Todo iba bien, pero... El carácter de ella mataba toda relación, Noé se esforzaba por complacerla, pero ella no dejaba su actitud derrotista.
Y quieras o no, todo eso repercutía en su relación. Aunque Noé no lo daba a notar.
Esa noche, Itatí no podía dormir, estaba teniendo una pesadilla. Kimberly la acusaba de haberle robado al marido. Y le decía que se vengaría de ella en lo que más le doliera, sin importarle para nada todo lo que pudiera sufrir. Al fin y al cabo ya no tenía nada.
Tienes a tus hijas y tu madre, le decía Itatí.
Lo sé, pero también quiero a mi esposo, ese que me has robado. Maldita roba maridos. Pero esto no se quedará así, te daré guerra, ya lo verás.
¡Basta!, ¡basta!, ¡déjame en paz, maldita cancerosa!
Y tú, ¡maldita perra roba maridos!
ya ni ganas de seguir leyendo