Yaya, una chica alegre con un sinfín de secretos.
Siempre persigue a Gavin en la escuela, pero Gavin es muy frío con ella.
Todo el mundo en la escuela la conoce como la chica descarada que sigue mendigando amor de Gavin. Pero nadie sabe que, en realidad, esa es solo una máscara para ocultar todo el sufrimiento en su vida.
Cuando el doctor Laska le diagnosticó cáncer cerebral, todo empeoró.
¿Seguirá Yaya luchando por su vida con todos los problemas que enfrenta?
¿Y qué pasaría si Gavin en realidad también la quisiera, pero se le hizo demasiado tarde para decirlo?
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Capítulo 23
Yaya se sentó en un banco del pasillo de la escuela cerca de la cancha. Hoy era el día de educación física, pero no participaba. Todavía estaba en proceso de recuperación y aún no podía hacer ejercicio. El maestro de deportes también le había dado permiso. Así que ahora solo estaba relajándose.
Sus ojos no se apartaron de la figura de Gavin, quien estaba seriamente driblando la pelota de baloncesto. De vez en cuando sonreía. Gavin era muy guapo. Nunca se cansaba de ver ese rostro hermoso que rara vez sonreía todos los días.
"¿Tanto lo amas?"
Esa voz desvió su atención. Volteó la cabeza hacia un lado y vio a Savaro sentado a su lado.
"Hola, hermano", lo saludó con una dulce sonrisa. Savaro le devolvió la sonrisa.
"¿Cómo está tu herida? ¿Ya está sanando?", preguntó mirando la parte superior izquierda de la cabeza de la niña. Yaya asintió. Savaro sonrió de nuevo, una de sus manos se levantó para acariciar suavemente la mejilla de la niña.
"Mira allá, esa es Sava, ¿cómo es que está con ese engreído? Se ven muy cercanos".
"No debe de estar satisfecha solo con acercarse a Gavin. O tal vez quiera romper el récord de salir con todos los chicos populares de la escuela".
Algunos compañeros de clase de Yaya a los que no les agradaba estaban hablando de ella desde la cancha. Sus ojos no se apartaban de la interacción entre Yaya y Savaro.
Discretamente, la mirada de Gavin también se dirigió hacia donde estaban Yaya y Savaro. El chico resopló al ver su interacción. Sin querer seguir viendo su cercanía, volvió a concentrarse en jugar baloncesto. Al diablo con ellos.
La mirada de Yaya volvió a observar a Gavin. Los movimientos de la niña no pasaron desapercibidos para Savaro. El chico sonrió levemente, no esperaba que su presencia fuera tan insignificante para la chica. Por un momento, sintió envidia del chico al que admiraba. Vio claramente cómo Yaya miraba al hombre del otro lado y no era una mirada de admiración común.
Savaro podía sentir que la chica realmente amaba al chico llamado Gavin. Sus ojos lo decían todo. Parecía que el chico que estaba mirando era su mundo.
Por alguna razón, Savaro quería cambiar de lugar con Gavin ahora mismo para poder corresponder al amor de la chica. Él también quería que alguien lo amara sinceramente. No por su belleza, riqueza, inteligencia o todo lo que tenía. Gavin era muy tonto si desperdiciaba a una chica tan valiosa como Yaya.
"Yaya es increíble, no conforme con el capitán de baloncesto, ahora también coquetea con este",
dijo Bintang en voz alta. Sus ojos tampoco se apartaron de la interacción entre Savaro y Yaya. Gavin, que estaba bebiendo, miró hacia el pasillo por un momento antes de apartar la mirada. Su expresión permaneció inexpresiva como de costumbre. Mostrando su indiferencia.
A los ojos de Bintang, Yaya y Savaro parecían cercanos. El trato del capitán del equipo de baloncesto fue muy amable e incluso se rió un par de veces mientras hablaba con la chica. Qué extraño, ¿cuál era su relación?
No solo Bintang, todos en la escuela sabían lo frío que era su superior, Savaro, con casi todos en la escuela. Se rumoreaba que Savaro solo se llevaba bien con unos pocos amigos.
Savaro incluso había sido coronado como el estudiante delincuente más temido de la escuela. Era el rey de la escuela, que también era el capitán del equipo de baloncesto, un chico de aspecto genial respaldado por su hermoso rostro. Había muchas chicas haciendo fila para ser su novia. Desafortunadamente, el tipo era demasiado frío. Había construido un muro tan sólido que ninguna mujer podía atravesarlo. Por eso Bintang y algunos otros estudiantes se sorprendieron al ver a Savaro, el intocable, cerca de una chica. Y esa chica...
¿Yaya?
Una vez más, no era solo Bintang. Sus compañeros de clase todavía no podían creer al ver el milagro de su superior sonriendo y siendo amable con Yaya, la chica desvergonzada que pasaba todos los días mendigando el amor de Gavin.
"Hermano Sava, ¿puedes no acercarte a mí?", susurró Yaya en voz baja al oído de Savaro. Se sentía incómoda siendo observada por tanta gente, especialmente Gavin. Pero su petición fue en vano, la gente veía lo que quería ver.
Mientras tanto, Savaro frunció el ceño, confundido, mirando a la chica.
"¿Por qué?", preguntó mirando a Yaya.
Yaya acercó su rostro al oído del chico y volvió a susurrar.
"Mi futuro novio se pondrá celoso", susurró en voz baja y luego miró de reojo a Gavin, que estaba sentado con Bintang en medio de la cancha. Savaro sonrió levemente. Le susurró a la chica.
"¿Y qué pasa si no quiero?"
Yaya se giró rápidamente para mirar al chico con los ojos muy abiertos.
"¿Cómo que no quieres?", exclamó en desacuerdo. Savaro simplemente sonrió ampliamente y revolvió el cabello de Yaya antes de irse. Yaya inclinó la cabeza y miró con el ceño fruncido a Savaro, que ya se había perdido de vista. Maldito superior molesto, maldijo, sin olvidar arreglarse el cabello desordenado por las acciones del superior.
Yaya volvió a mirar a la cancha buscando la figura de Gavin. La chica sonrió feliz cuando encontró al chico que todavía estaba sentado fielmente acompañado de Bintang. Sin decir palabra, Yaya corrió hacia ellos. No le importaban las miradas de desaprobación de sus compañeras de clase.
