Elise, una joven de la nobleza rica, vive atada a las estrictas reglas de su familia. Para obtener su herencia, debe casarse y tener un hijo lo antes posible.
Pero Elise se niega. Para ella, el matrimonio es una prisión, y quiere tener un hijo sin someterse a un esposo impuesto.
Su decisión audaz la lleva al extranjero, a un laboratorio famoso que ofrece un programa de fecundación in vitro. Todo parecía ir según lo planeado… hasta que ocurre un error fatal.
El embrión implantado no pertenece a un donante anónimo, sino a Diego Frederick, el mafioso más poderoso y despiadado de Italia.
Cuando Diego descubre que su semilla ha sido robada y está creciendo en el cuerpo de una mujer misteriosa, su ira estalla. Para él, nadie puede tocar ni reclamar lo que es suyo.
¿Logrará Elise escapar? ¿Y conseguirá Diego encontrar a la mujer que se llevó su heredero?
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Capítulo 22
Un sudor frío comenzó a empapar la frente de Elise, no por la temperatura de la habitación, sino porque las piezas del pasado de repente se conectaron.
Elise seguía paralizada, su mente giraba rápidamente, regresando a seis años atrás, cuando decidió tener un bebé sin estar casada, a través de un proceso de donación de esperma en el hospital.
"¿Por qué estás callada? ¿Estás enferma?" preguntó Diego con aspecto preocupado. Vio que las gotas de sudor comenzaban a salir de la frente de Elise.
Elise todavía no podía emitir ningún sonido.
"No esperaba estar tan cerca del papá de Alex", murmuró Elise para sus adentros mientras arrugaba el borde de su camisón.
"¿Qué hago ahora? ¿Debería decir la verdad? Pero si soy honesta ahora, ¿me perdonará o me acabará como cuando me amenazó en el hospital ayer?" Sus pensamientos eran un completo caos.
El pulgar de Diego se levantó, limpiando el sudor que goteaba en la mejilla de Elise. Su mirada penetrante cayó sobre los labios de Elise que parecían húmedos y tentadores.
El recuerdo del beso forzado de hace un momento la golpeó de nuevo. Su nuez de Adán subió y bajó, reprimiendo la extraña agitación que siempre aparecía cuando estaba cerca de esta mujer.
Sin darse cuenta, el rostro de Diego se acercó, hasta que no hubo distancia entre ellos. El aliento cálido de Diego golpeó el rostro de Elise.
El toque repentinamente hizo que Elise despertara de su ensoñación. Con un reflejo rápido, Elise empujó suavemente el pecho firme de Diego, luego se bajó rápidamente de la cama.
"Tengo hambre. Quiero comer", dijo Elise, buscando una excusa mientras caminaba rápidamente hacia la puerta, queriendo escapar rápidamente del aura de Diego que era demasiado dominante.
Diego se rio suavemente al ver la reacción de Elise que parecía nerviosa. "¿Qué fue eso? ¿Está nerviosa? Qué adorable", murmuró, mordiéndose el labio inferior.
Esa extraña y agradable sensación seguía girando dentro de él.
Al llegar a la planta baja, Elise buscó inmediatamente el paradero de Alex. Sin embargo, no encontró a su hijo por ninguna parte.
Elise comenzó a entrar en pánico, un mal presentimiento la atormentaba.
Una sirvienta se acercó inmediatamente a Elise, dando un informe. "Señorita, su hijo está afuera con el señor Jimmy. Se fueron hace unos quince minutos."
"¿Por qué nadie me lo dijo?"
"Estaba ocupada con el señor Diego en la habitación."
Elise se puso aún más nerviosa, temiendo que le sucediera algo a su hijo en medio de la noche, especialmente con una situación que involucraba a Diego.
Elise se dirigió inmediatamente hacia la puerta principal, pero los guardias que estaban de guardia allí la detuvieron inmediatamente.
"¡Quítate!" gritó.
"Lo siento, señorita. Esta es una orden del señor Diego. No se le permite salir de la mansión sin su permiso", dijo el guardia con un tono educado pero firme.
A regañadientes, Elise obedeció. Regresó a la sala de estar, tomó su teléfono y llamó a alguien.
"¿Por qué no contesta, doctor? Vamos. Necesito tu explicación", murmuró Elise paseándose por la sala de estar, con el teléfono pegado a la oreja. Tenía que asegurarse de si la semilla perdida de Diego era realmente Alex.
Al poco tiempo, la llamada fue respondida.
"Sí, señorita Elise. ¿Cómo está?" preguntó la voz al otro lado que no era otro que el doctor Morelli, el médico que se encargó del proceso de donación de esperma de Elise hace seis años.
"Quiero reunirme contigo", dijo Elise con un tono urgente.
"Lo siento, señorita. Estoy ocupado, así que no puedo reunirme con usted", respondió el Dr. Morelli mintiendo.
En este momento, estaba bajo la vigilancia invisible de los hombres de Diego. No podía reunirse con Elise a la ligera.
"Vamos, doctor. Quiero saber algo sobre la semilla de hace seis años", dijo Elise con un tono suplicante. "Envíame tu dirección y iré allí en secreto", continuó.
El Dr. Morelli suspiró con resignación. Esta es una situación peligrosa.
"Está bien. Pero sólo por un momento. Tenemos que tener cuidado."
"Gracias, doctor. Nos vemos mañana al mediodía."
Después de que la llamada terminó, Elise todavía no podía respirar aliviada antes de saber la verdad.
Si Alex era realmente la semilla de Diego o no.
"¡Ojalá Alex no sea descendiente de ese hombre molesto, arrogante y lascivo!" maldijo Elise con una voz contenida pero llena de ira.
"¿A quién llamas lascivo, señorita?"
La voz grave y fría de repente sonó desde atrás.
Elise se tensó, todo su cuerpo se congeló.
Lentamente giró su cuerpo, encontrando a Diego de pie detrás de ella, con una expresión facial indescifrable.
"¿Lo escuchó todo?" pensó Elise, el miedo comenzó a arrastrarse.
Elise sabía que acababa de cometer un error fatal.
Su destino ahora está realmente en manos del hombre que la está mirando sin pestañear.
